La ilusión de Jazmín Ortenzi en el Tucumán Open WTA 125 se despidió en los octavos de final, tras caer ante la experimentada griega Despina Papamichail por 6-0 y 6-4, en una hora y 33 minutos de juego. Fue un encuentro que se partió en dos: un primer set dominado por la europea y un segundo mucho más parejo, donde la riojana mostró su mejor versión y estuvo cerca de forzar un tercer parcial.
Las estadísticas reflejaron la diferencia en los momentos clave. Papamichail no necesitó sumar aces para imponer su ritmo: ganó el 65% de los puntos con su primer saque y el 50% con el segundo, cifras que le permitieron mantener el control de los intercambios y cerrar los juegos con autoridad. Ortenzi, en cambio, no logró sostener la efectividad de su servicio: solo ganó el 37% de los puntos con su primer saque y el 30% con el segundo, lo que le impidió mantener la presión sobre su rival.
La griega aprovechó siete de las 14 oportunidades de quiebre que generó, mientras que Ortenzi convirtió tres de cuatro. A pesar de esa mejora en el segundo set, la brecha en los puntos totales —61 contra 37— terminó inclinando la balanza.
El partido marcó el cierre de un buen paso de la riojana por Tucumán, donde volvió a competir a gran nivel y a conectar con el público local, que la acompañó con entusiasmo durante toda la semana. A los 23 años, Ortenzi atraviesa uno de los mejores momentos de su carrera: después de superar una compleja lesión en la muñeca, escaló más de 500 puestos en el ranking mundial en un año y se consolidó dentro del top 220.
Más allá del resultado, su participación en el WTA 125 dejó señales de crecimiento y madurez. La jugadora formada en Chilecito reafirmó su estilo combativo, su constancia y su ambición, tres rasgos que la convirtieron en una de las principales esperanzas del tenis argentino femenino.






