Se deben consumir más frutas y verduras
Un sondeo evidencia problemas cuando se habla del consumo de estos productos: la mayoría de las personas está convencida de que una fruta por día basta para cuidar su salud. Resulta difícil que el productor frutihortícola compita con la publicidad de dulces y de snack. Pero es imperativo que se creen campañas que concienticen a la gente sobre los beneficios de comer estos productos naturales.
Con la primavera a pleno y con el lógico aumento de las temperaturas que se dan en la región a medida de que se acerca el fin de año, la aparición en diferentes lotes de cultivos con producción de frutas y verduras les da un color muy vistoso a las góndolas de las verdulerías y de las fruterías, con productos frescos que llegan desde el campo.
Las frutas y verduras frescas son concebidas dentro de los alimentos que consume el ser humano como buenas, y que hacen bien a la salud. Sobre todo si estos alimentos son alternados de manera correcta en la comida diaria, ya que producen buenos resultados para mantenerse en forma, para cuidar al cuerpo y, por supuesto, para alimentarse.
Seguramente todos nos acordamos de los episodios ocurridos durante la pandemia de la covid-19, un fenómeno sanitario que marcó un punto de inflexión en el consumo de las personas, ya que la población se volcó hacia una mejor alimentación. Sin embargo, esa tendencia no se registró en lo que respecta al consumo de frutas y verduras.
Por el contrario -y esto preocupa tanto al sector productivo como a los distintos Ministerios de Salud-, el consumo de frutas y de verduras muestra una curva decreciente durante la última década. Hace unos años, el consumo por habitante en la Argentina era de una fruta por día; actualmente estamos en la mitad.
De manera permanente en LA GACETA Rural publicamos información de diferentes especialistas que dan a conocer lo que sucede en el mundo, acerca de la producción y del consumo de estos productos y de cuál es la tendencia en la que estamos avanzando.
En una oportunidad se dieron a conocer datos del comportamiento del consumidor mediante una encuesta que reflejaba que la mayoría de las personas consideraban que comían una cantidad suficiente de frutas -una por día-, y que lo hacían para cumplir con el cuidado de su salud.
Si se analiza la situación en general esta afirmación está lejos de la verdad. Numerosos nutricionistas y especialistas en alimentación consideran -y, sobre esa base, así lo recomiendan- que lo óptimo es consumir cinco porciones por día de frutas o de verduras. Por lo tanto, la encuesta desnuda un primer problema: las personas no son conscientes de que su consumo diario resulta insuficiente.
Según la información, los consultados relacionan la alimentación saludable con otros alimentos. Por ejemplo, expresan consumir menos harinas, carnes y dulces, y haber incorporado las legumbres y las frutas secas. Cuando se indaga sobre frutas, resaltan los beneficios de las paltas y de los arándanos.
Años de campañas publicitarias y de promociones en las redes sociales catapultaron a estas frutas al éxito; y hasta los pediatras las recomiendan. Pero no pasa lo mismo con las frutas comunes.
Se sabe que el consumo de las frutas como manzanas, peras naranjas, pomelos, bananas y demás frutas de estación son saludables, pero se perdió el hábito de su consumo.
En desuso
Antes se tenía el concepto de que comer una manzana al día nos mantenía alejados de un médico, pero actualmente tal expresión cayó en desuso.
Algo similar ocurría con los cítricos. Con frecuencia se indica un suplemento de vitamina C, en lugar de un vaso de jugo exprimido de naranjas. Y ahí estamos en el segundo punto conflictivo: la comodidad.
Es más fácil verter una pastilla efervescente en un vaso que exprimir un cítrico. Es más cómodo comer un paquete de galletitas o un yogur, que pelar una manzana o una naranja. A esto se le suma que la gente considera que no queda muy bien comer una banana en un subte, pero no hay ningún problema con un alfajor. Socialmente, no está bien visto el consumo de frutas en la vía pública.
A esto se suma que la tendencia de la industria alimenticia durante los últimos 20 años apuntó hacia alimentos más dulces. El resultado es un problema de obesidad muy serio, y que las personas están acostumbradas a un mayor grado de dulzor que el que usualmente tiene la fruta.
Está claro que resulta muy difícil que un chico que come dulces los cambie por una fruta. Pero hay que trabajar para lograr que el consumo de frutas aumente.
La propaganda es muy poderosa y en este mundo globalizado permite llegar a toda la sociedad para lograr que se consuma lo que muchos fabrican o producen.
Todos saben que las grandes empresas elaboradoras de snacks, de golosinas, de gaseosas, de lácteos, etcétera cuentan con un generoso presupuesto para campañas publicitarias. Esto es imposible para el sector de frutas, compuesto principalmente por empresas medianas y chicas.
Se agrega los costos de producción de frutas, que al ser más altos atentan contra su consumo, por lo que vemos que las frutas no son un alimento económico.
Siempre se creía que consumir diferentes frutas o verduras era barato; y la realidad es muy distinta ya que los costos en todas las cadenas de producción se fueron para arriba.
Lo cierto es que el consumo actual es bajo y que, por ende, se debe trabajar mucho en crear consciencia sobre los grandes beneficios a la salud que genera consumir frutas y verduras frescas.






