OTROS TIEMPOS. Pusineri dialoga con Leito y Golobisky. En los últimos meses la relación se rompió; la dirigencia tenía en claro que el DT debía irse y que en su lugar debía asumir Colace.
La semana en Atlético fue un torbellino. Cada día trajo una versión distinta, una certeza que duraba apenas unas horas, una nueva reunión, un intento de recomponer lo que parecía irreparable. Pero el desenlace terminó siendo el que muchos intuían desde hace tiempo: Lucas Pusineri dejará de ser el entrenador del “Decano”.
Después de una serie de charlas entre el cuerpo técnico y la dirigencia, encabezada por Mario Leito, el DT llegó a un acuerdo económico para ponerle fin a su segundo ciclo en el club. La noticia se oficializó luego de una jornada de silencio interno, en la que las señales eran cada vez más claras.
El cierre de un ciclo turbulento
La salida de Pusineri marca el final de un proceso que nunca terminó de estabilizarse. Su segundo ciclo al frente del equipo, iniciado en febrero de este año, comprendió 28 partidos, de los cuales ganó 10, empató 4 y perdió 14, con una efectividad del 40%. Más allá de los números, el principal problema fue la irregularidad: Atlético nunca logró sostener una identidad de juego sólida ni una racha de resultados que le permitiera afirmarse en la zona de playoffs.
El contexto tampoco ayudó. En las últimas semanas, el “Decano” atravesó conflictos internos que minaron la convivencia: desde la deuda por premios con el plantel hasta la filtración de reclamos públicos que derivaron en un comunicado de los futbolistas, en el que apuntaron a la falta de respuestas de la dirigencia. La relación entre los distintos estamentos del club se tensó al máximo y, en medio de ese fuego cruzado, Pusineri terminó siendo una figura desgastada.
La derrota ante San Lorenzo, la decisión de los jugadores de no concentrar y el enojo de los hinchas fueron el punto de quiebre. Aunque el propio Leito había asegurado hace apenas unos días que el entrenador continuaría, la realidad terminó imponiéndose.
De la confusión al cambio
El fin de semana fue un espejo de todo lo que se vivió durante el ciclo: confusión, idas y vueltas, declaraciones cruzadas. El balance del ciclo de Pusineri deja matices. Por momentos, Atlético mostró la intensidad y el orden que el DT intentó imponer, pero el desgaste fue evidente. En el Clausura 2025, los altibajos fueron moneda corriente: victorias valiosas como local frente a Talleres, River o San Martín de San Juan, y derrotas dolorosas fuera de casa que terminaron socavando la confianza del grupo.
La hora de Colace
Con la salida confirmada, Atlético decidió mirar hacia adentro. El elegido para asumir de manera interina es Hugo Colace, quien hasta ayer se desempeñaba como entrenador de la Reserva. El exmediocampista de trayectoria internacional se ganó el respeto dentro del club por su trabajo formativo y su perfil equilibrado.
Colace llega con un aval fuerte: bajo su conducción, la Reserva logró clasificarse a los playoffs tanto en el Apertura como en el Clausura, un hecho inédito en la historia del club. Según los registros de @DataAtléticoT, el flamante DT dirigió 31 partidos en el año, con 11 victorias, 10 empates y 10 derrotas. Más allá de los números, dejó una buena impresión por su capacidad para potenciar juveniles y sostener un grupo competitivo.
El nuevo cuerpo técnico estará integrado por el italiano Riccardo Pellegrino, quien será su asistente principal; Cristian Mustafá y Claudio Pérez, que se desempeñarán como preparadores físicos. De esta forma, el proyecto de la Reserva quedará a cargo de Andrés Jemio, quien viajará a Buenos Aires con el plantel juvenil para disputar la próxima fecha del torneo frente a Lanús.
Colace asumirá formalmente este lunes por la mañana, cuando dirija su primera práctica al frente del plantel profesional en el complejo “José Salmoiraghi”. Desde el club esperan que el nuevo entrenador logre recomponer el clima interno y devuelva la calma a un vestuario golpeado.
Desafíos inmediatos para el nuevo entrenador
El panorama que encuentra Colace no es sencillo. Atlético se mantiene dentro de los puestos de clasificación a los playoffs, pero con un margen muy estrecho. Tiene 15 unidades y comparte la línea con Sarmiento e Instituto, aunque con mejor diferencia de gol. Restan pocas fechas para el cierre del Clausura y el margen de error es mínimo.
El desafío será doble: por un lado, recuperar el ánimo del grupo luego de semanas convulsionadas; por otro, encontrar respuestas futbolísticas rápidas que le permitan sostener la ilusión de clasificar.
Un club en busca de equilibrio
La salida de Pusineri expone una vez más la necesidad de Atlético de encontrar una línea de trabajo a largo plazo. En las últimas temporadas, el club no logró mantener una continuidad deportiva. Cada cambio de entrenador significó un nuevo intento de reconstrucción.
Ahora, la apuesta es interna. Colace representa un perfil joven, cercano al fútbol moderno y con conocimiento del semillero del club. Su designación puede ser una oportunidad para fortalecer el vínculo entre la base formativa y el primer equipo. Pero también será una prueba: demostrar que, en medio del ruido, Atlético puede encontrar un camino propio.
El “Decano” cerró el domingo con un nuevo conductor y la sensación de estar frente a un punto de inflexión. Pusineri se va dejando su sello de compromiso, pero también el peso de un ciclo que no terminó como esperaba. Colace, en cambio, inicia su desafío más grande: transformar la incertidumbre en oportunidad y, quizás, escribir una nueva historia para Atlético.







