La volatilidad le da paso al veredicto ciudadano. El mercado tendrá un respiro después de varias semanas de tensiones cambiarias. El presidente Javier Milei apeló a la asistencia de los Estados Unidos para tratar de sostener el dólar y pisar las expectativas de tanta volatilidad entre los inversores. El Riesgo País ha dado cuenta de ello. Por estas horas se ubica en los 1.081 puntos básicos, una leve desaceleración respecto del jueves.
La intervención silenciosa del Tesoro norteamericano, que esta semana contuvo al dólar y este solo tocó el techo de la banda el martes (lo que obligó al Banco Central a vender U$S 45,5 millones), fue clave para un tránsito ordenado. Este jueves, la rueda se desenvolvió con inusual calma. Los buenos datos de confianza del consumidor y señales de mayor gobernabilidad enfriaron al mercado cambiario: el oficial retrocedió $ 10 (-0,7%) hasta $ 1.479, quedando 0,9% por debajo del techo de la banda ($1.492,10). No obstante, el verdadero ajuste se dio en los dólares financieros: el Contado con Liquidación (CCL Senebi) se desplomó 3,7% hasta $ 1.555, y el MEP acompañó con la misma caída, cerrando en $1.533,7. Así, la brecha con el oficial comprimió de 8,5% a 5,1%, indica el reporte de Portfolio Personal Inversiones (PPI). La tranquilidad duró poco. Hoy, el dólar oficial cerró con una suba de $ 10 y quedó en $ 1.515 para la venta.
A su vez, el mayorista terminó con alza de $ 13, a $ 1.492 para la venta, contenido por ventas institucionales a solo 55 centavos del límite superior del esquema cambiario, que ayer marcó los $ 1.492,55, según estableció el Banco Central.
El ministro de Economía, Luis Caputo, trató de transmitir mensajes que calmen al mercado en la previa electoral. Por ejemplo, el titular del Palacio de Hacienda insistió con que no habrá modificaciones en el esquema de bandas de flotación y aseguró que está “más que cómodo con un dólar en $ 1.500”, tal como se observa en las pizarras de la City.
¿Por qué entre los operadores hay algún gesto de distención? La primera respuesta la brinda el economista Gustavo Ber. “Se aguarda ansiosamente evaluar la respuesta del Gobierno en busca de que rápidamente se pueda abrir un diálogo constructivo con los gobernadores y aliados del PRO para mejorar la gobernabilidad y la capacidad legislativa a fin de impulsar reformas estructurales”, indicó. Según Ver, esa dinámica es condición necesaria para que la histórica asistencia financiera de EEUU pueda maximizar sus efectos positivos, entre ellos acumular reservas y una decidida contracción del riesgo país que desemboque en recuperar la capacidad de “roll-over” de la deuda.
Claro está que el resultado del domingo será el que, en definitiva, inclinará estas voluntades. De todas maneras, la Casa Rosada está exteriorizando gestos de acercamiento hacia los aliados estratégicos. Por ejemplo, la designación de Pablo Quirno como canciller. El hasta ahora secretario de Finanzas es uno de los escuderos de Caputo. Su nombramiento marca el fin de las fricciones que se habían generado en la relación bilateral con Estados Unidos bajo la gestión anterior y refuerza la idea de que la política exterior quedará plenamente alineada con la agenda económica bajo la conducción del ministro y de Santiago Caputo, a quien se lo sindica como potencial jefe de Gabinete. Además, su designación sugiere que los vínculos diplomáticos y económicos estarán más estrechamente entrelazados, algo previsible, considerando los últimos acontecimientos, subraya PPI.
La confianza
¿Cuál fue otro de los indicadores que cambió circunstancialmente el ánimo del mercado en una semana difícil? Uno de los drivers fue el Índice de Confianza del Consumidor, publicado por la Universidad Torcuato Di Tella, que repuntó 6,3% en octubre y revirtió parte del deterioro de agosto y septiembre. El mismo lunes, Milei desayunará con otro indicador de peso: el de confianza, medido también por la Torcuato Di Tella. Según un reporte del Citi Bank, “los ciclos de confianza en Argentina son cada vez más volátiles, con fases optimistas breves y prolongados períodos de pesimismo”. En su informe, la entidad también expuso uno de los Talones de Aquiles del plan económico. “La falta de reservas fue quizá la mayor debilidad del programa, dejando al Banco Central sin herramientas ante una elección clave”, planteó. Se trata de una de las metas comprometidas ante el FMI y que todavía sigue pendiente de resolución.
La cautela sigue siendo el ritmo de estos tiempos. Tras las elecciones, se supone que la demanda de dólares para cobertura cesará. Sin embargo, todo sigue abierto. El esquema cambiario actual, entre bandas inferior y superior, se sostendrá en la medida que haya más certezas acerca del desembolso de la asistencia adicional extranjera. La ansiedad domina a los operadores que, pese a los dichos de Caputo, creen que debe darse un cambio en la política cambiaria, con mayor libertad, con el fin de frenar el drenaje de divisas y dar paso a la acumulación de reservas en el Banco Central.







