El planeamiento urbano y la Solano Vera

24 Octubre 2025

Nunca organizar el desarrollo de una ciudad es fácil. Ni siquiera cuando se trata de una urbe pequeña, como le pasó a José Padilla cuando en su intendencia de 1887 a 1890 delineó la forma de San Miguel de Tucumán, que había ido creciendo desordenadamente desde su fundación. A pocos cientos de metros de la plaza Independencia las calles se habían ido desviando a causa de la invasión de las quintas, y Padilla, con mano firme, las ordenó y dejó trazadas, abiertas y habilitadas las 68 cuadras de los “bulevares”, que hoy conocemos como “las cuatro avenidas”.

Otro ejemplo, ya con la ciudad consolidada, es el del intendente Roberto Avellaneda, quien  a fines de los años 60 promulgó una ordenanza que disponía el ensanche de la calle 24 de Septiembre, para convertirla en avenida, a lo largo de siete cuadras. A comienzos de los 80 el retranqueo, que se había llevado a cabo en algunas partes, se desechó porque los costos de indemnización eran imposibles de afrontar.

Hoy nos toda observar los problemas del crecimiento urbano de Yerba Buena, considerada hace tres años como una de las 10 mejores ciudades de la Argentina para vivir, según un ranking del Conicet. La avenida Solano Vera, conexión hacia el sur de la “Ciudad Jardín”, es hoy el eje de discusión. Está colapsada y su transformación exige sacrificios y medidas difíciles de tomar sin que se generen debates. Uno de ellos ha estallado a raíz de la idea de prohibir el estacionamiento a lo largo de la vía, que tiene 147 comercios instalados.

Una urbanista ha señalado que esta avenida, que en un principio fue un camino rural que nunca se diseñó para ser una arteria principal, se ha visto sobresaturada a causa de un crecimiento desmedido y sin planificación. Ha señalado el fenómeno de los barrios privados, instalados en los primeros años de este siglo, que se cerraron a la ciudad y que no permitieron la apertura de nuevas vías de circulación. Eso ha derivado en un modelo urbano fragmentado, con barrios que no tienen comunicación entre ellos y que obligan a que se desvíe constantemente la el tránsito vehicular hacia unas pocas avenidas. Por ello, advirtuó, el ensanchamiento que se está por realizar no puede ser la única obra, sino que habría que diseñar otras vías de circulación que ayuden a descentralizar el tránsito. “Estos son planes que se deberían pensar a 50 años. Nadie tiene una bola de cristal, pero sí se puede pensar hacia dónde tiende a crecer la ciudad y hacer las conexiones. Bastaría con establecer, al momento de aprobar un loteo, que el desarrollador ceda una franja para una futura calle de doble sentido. Eso resuelve mucho”, dijo.

El debate de hoy es una oportunidad para pensar en el desarrollo urbano futuro, recordando, por un lado, la exitosa gestión de José Padilla de hace más de un siglo en la San Miguel de Tucumán y teniendo en cuenta también las frustraciones derivadas del proyecto de Avellaneda, también en la Capital. Como se dijo al comienzo, no es fácil organizar el desarrollo de una ciudad y ante los hechos consumados hacen falta respuestas profundas.

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