Marruecos ganó la final desde la estrategia y dejó sin respuestas al 3-4-3 de la Selección Argentina Sub-20

El campeón africano presionó alto, fue más rápido y ordenado. El equipo de Diego Placente no logró ajustar el sistema ni encontrar soluciones con los cambios.

HISTÓRICO. Marruecos celebró en Santiago de Chile su primer título Sub-20 tras vencer 2-0 a Argentina en la final. HISTÓRICO. Marruecos celebró en Santiago de Chile su primer título Sub-20 tras vencer 2-0 a Argentina en la final.

Las finales no siempre se definen por talento, sino por inteligencia. En Santiago, Marruecos entendió el juego antes que la Selección Argentina Sub-20 y se quedó con la corona mundial. Fue un 2-0 que reflejó el desarrollo: los africanos golpearon en los momentos clave, se ordenaron atrás y desactivaron el sistema 3-4-3 que Diego Placente intentó imponer desde el inicio. La “albiceleste” quiso dominar desde la posesión, pero el partido le pidió otra cosa: velocidad, precisión y respuestas que nunca llegaron.

Desde el arranque, Placente mantuvo su idea. La línea de tres en el fondo, con Tobías Palacio, Juan Villalba y Tomás Pérez, buscó darle salida limpia y amplitud a un equipo que pretendía controlar el juego con la pelota. Por los costados, Dylan Gorosito y Julio Soler ofrecieron proyección, mientras Milton Delgado y Valentino Acuña intentaban dar equilibrio. Arriba, Maher Carrizo, Gianluca Prestianni y Alejo Sarco formaron el tridente ofensivo. En los papeles, un dibujo ofensivo y ambicioso; en la práctica, una estructura que Marruecos supo neutralizar desde el minuto uno.

El campeón africano fue un reloj táctico. Presionó alto, cortó los circuitos de pase y castigó cada pérdida con ataques directos. A los 12 minutos, Yassir Zabiri abrió el marcador con un tiro libre preciso, y antes de la media hora amplió la ventaja tras una corrida de Othmane Maamma, que aprovechó los espacios a la espalda de los carrileros. En media hora, Marruecos había hecho lo que Argentina no pudo: transformar sus momentos en goles.

A partir de allí, el equipo de Placente se encontró incómodo. Tuvo la pelota, pero no el control del juego. Carrizo y Prestianni quedaron aislados, Sarco perdió peso en el área y el medio campo se partió.

El 3-4-3, pensado para atacar, se volvió un riesgo cada vez que Marruecos recuperaba. La velocidad africana expuso los retrocesos lentos y los desajustes de un equipo obligado a correr hacia atrás.

Los cambios no torcieron la historia

En el complemento, Placente cambió el plan. Pasó a un 4-3-3 más tradicional e hizo ingresar a Ian Subiabre, Santiago Fernández y Tobías Andrada para darle frescura al ataque. Pero Marruecos ya había bajado la persiana. Replegado con una línea de cinco, controló los centros, tapó los remates de media distancia y cerró todos los caminos. La “albiceleste” fue insistente, aunque sin claridad. El arquero Ibrahim Gomis casi no tuvo trabajo, y el tiempo jugó a favor del campeón.

Un cierre con sabor a aprendizaje

El resultado fue justo, pero no debe tapar el recorrido. Argentina volvió a jugar una final mundial después de 18 años y lo hizo con una identidad clara. Eliminó a México y Colombia, fue protagonista en casi todos los partidos y mostró una generación con proyección. Delgado, Ramírez, Soler y Santino Barbi -elegido el mejor arquero del torneo- fueron puntos altos de un plantel joven que se afianzó con carácter.

La derrota deja una enseñanza: en el fútbol actual, los sistemas tácticos necesitan flexibilidad y lectura de contexto. Marruecos lo entendió mejor y ejecutó su plan sin errores. Argentina perdió la final, pero confirmó que su proceso va en la dirección correcta.

Comentarios