BIOGRAFÍA
EL HOMBRE QUE SE INVENTÓ A SÍ MISMO
JORGE FERNÁNDEZ DÍAZ
(Planeta, Buenos Aires)
Nací en 1988, así que cuando era un pequeño, de acuerdo a este libro, Bernardo Neustadt ya empezaba inexorablemente su declive en el mundo periodístico. Cuando tenía veinte años, todavía recuerdo haber leído la noticia de su muerte y una frase que me impactó, que más o menos decía algo así: “Desde ahora, el día del periodista es el día de la muerte de Bernardo Neustadt”. ¿Cómo llegué a esta biografía en 2025 si originariamente Fernández Díaz la publicó en 1991? Pues gracias a la reedición que Planeta hizo en 2018. Personalmente debo decir que me encantó. No, me fascinó. Este verano leí las dos famosas novelas de Fernández Díaz, El puñal (2014) y La herida (2017). No me fascinaron como lo hizo este libro. El jovencísimo Fernández Díaz que escribió la biografía no autorizada de uno de los hombres más poderosos de la Argentina durante mucho tiempo, hizo que realmente disfrutara con la lectura de este libro.
Pasado y devenir
¿Por qué leer la biografía de un periodista, para muchos maldito, que hace 17 años murió en esta Argentina de 2025? Podría dar muchas razones. En primer lugar, si le gusta la historia, el libro es un hermoso viaje al pasado, en especial al siglo XX. En segundo lugar, si le gusta el periodismo, es un libro en el que se ve reflejado el devenir del oficio en la Argentina. En tercer lugar, porque sin duda Neustadt encarna el prototipo de “ascenso social”. Solo piénselo: un inmigrante rumano que trabajaba en el periodismo desde los 14 años, que dormía cuatro horas por día y que llegó a la cima de su profesión. Al menos, en términos de reconocimiento del público y éxito económico.
El libro no evade ninguna cuestión polémica. Es impiadoso. Retrata al Neustadt camaleónico, que pasó de ser el secretario privado (peronista, obvio) del vicepresidente Alberto Teisaire a escribirle un comunicado a pedido al presidente José María Guido, de ser “censurado” por el gobierno de María Estela Martínez de Perón a ser un acérrimo opositor al gobierno de Alfonsín, de ser plantado por el candidato Menem en el recordado debate con la silla vacía y Angeloz, a terminar comiendo pizza con el presidente electo Menem luego de que este lo buscase en un Fiat manejado por él mismo, sin custodia ni acompañante alguno.
Todo hombre tiene sus demonios, sus inseguridades y partes oscuras de su ser. El libro también se hace cargo de esa faceta de Neustadt. Dedica páginas a su infancia traumática, a su pelea con su padre y salida muy temprana de su casa por optar por el periodismo, a sus peleas con colegas, a su obsesión por el reconocimiento de los pares (que nunca llegó), a su imposibilidad de tener descendencia, a su imposibilidad de terminar de leer un libro, a su relación con el dinero y a su particular modo de relacionarse con sus empleados.
¿Personajes que pasan por el libro con vigencia? Aunque no lo crea, casi todo el periodismo argentino tiene un espacio en este libro: Alfredo Leuco, Luis Majul, Daniel Hadad, Mariano Grondona (columnista en Tiempo Nuevo primero, competidor después con Hora Clave), Marcelo Longobardi, Carlos Ulanovsky, Jacobo Timmernan, Julio Ramos, su productora/mano derecha Clara Mariño y seguro me olvido de alguien más.
¿Le gustan las anécdotas? El libro tiene un montón. Es más, es curioso que su publicación, en su momento, Neustadt logró que pasase desapercibida. ¿La razón? Consideraba que una anécdota (según Fernández Díaz, menor) no era cierta. Amenazó con hacer juicio. Se conformó con reducir a la mínima expresión la repercusión de la obra.
Marca propia
Sin duda alguna Neustadt tuvo méritos para permanecer en su ámbito profesional por tantísimo tiempo, más allá de sus cuestionadas formas, procederes, estilo, etc. Sin embargo, si alguna lección se puede extraer de su vida profesional, sería una que hoy es una norma del marketing propio: “vos sos tu marca”. Neustadt, según Fernández Díaz, lo entendió mejor y antes que nadie. Él era su marca. No era “Neustadt de”, era “Neustadt”, a secas. No había ningún apellido de radio o canal de televisión o de cable para ser ubicable. Él era su propio multimedio, en radio, televisión o prensa. Él era el sol de su propio sistema.
¿Por qué se reeditó este libro? El autor lo intenta explicar: se lee como una novela y debo admitir que es así. El paseo que contiene sobre la política, la historia y el periodismo de una gran parte del siglo XX en nuestro país, desde las aventuras y desventuras por las que pasó “el hombre que se inventó a sí mismo” es razón suficiente no solo para su reedición, sino para su lectura.
© LA GACETA
AGUSTÍN EUGENIO ACUÑA






