El 15 de octubre de 1996, hace exactamente 29 años, el país amanecía con una noticia devastadora: Leonardo Simons, uno de los animadores más populares de la televisión argentina, se había quitado la vida. Conocido por conducir programas emblemáticos como Sábados de la bondad y Finalísima, Simons se arrojó desde el piso 13 de un edificio de la Avenida Córdoba, dejando tres cartas de despedida que revelaban una profunda vergüenza por un escándalo judicial que involucraba a su hermano, el juez Carlos Wowe.
El escándalo que marcó su destino
El lunes 5 de agosto de 1996, el diario Crónica publicó en tapa: “Juez preso por coimero”. El magistrado acusado de pedir una coima al periodista Bernardo Neustadt era nada menos que el hermano de Leonardo.
Aunque él no había cometido delito alguno, no soportó el peso de la exposición pública ni la mancha sobre su apellido. “Nos convertimos en modelos que pueden ser imitados; nuestras actitudes deben ser dignas y respetables”, había dicho en una entrevista años antes.
El conductor que no pudo con la vergüenza
Según allegados, en los últimos meses Simons se mostraba desganado y abatido. Cuando le preguntaban por el escándalo familiar, solía responder: “En la vida siempre hay que seguir adelante”. Pero su ánimo se deterioraba cada vez más.
El 15 de octubre, con tres cartas en el bolsillo, se sentó sobre el marco de una ventana en su oficina y pidió a sus secretarias que no intentaran detenerlo. Cuando ellas intentaron salvarlo, él se desabrochó el cinturón y cayó al vacío.
Las tres cartas de despedida
A su esposa, Ruth Kisielmnicki, le escribió: “Me diste diez años de felicidad. Cuidá a mis hijas por el resto de sus vidas”.
A sus hijas, Vanesa y Bárbara, les dejó unas líneas escritas a lápiz: “Papá prefirió tomar esta actitud que cree valiente porque se me reventó la cabeza. Las amo como a nadie”.
A sus amigos: “Mi bocho explotó y necesita paz. Adiós y hasta siempre”.
El país que lloró su muerte
La noticia conmovió a toda la Argentina. Colegas como Fernando Bravo y Silvio Soldán lo despidieron públicamente. Bravo dijo: “Murió por vergüenza y de vergüenza. Y lo hizo con una dignidad poco común”.
Soldán recordó que alguna vez su amigo le había confesado: “Si alguna vez me pasa algo parecido a lo tuyo, me mato”. Y cumplió.
De Villa Crespo a la fama
Nacido el 1 de septiembre de 1947 como Leonardo Simón Wowe, comenzó trabajando en la fiambrería de su padre y vendiendo en la calle. Estudió en el Otto Krause y se formó como locutor en el ISER. Su carrera despegó en La campana de cristal y Música en libertad, hasta convertirse en una de las caras más queridas de la televisión argentina.







