LA ÚLTIMA CANCIÓN. Euge Rodríguez junto a Miranda!, quienes fueron sus coach, anoche en “La voz argentina”, antes de anunciarse el resultado.
Tiene la tranquila certeza de que lo mejor está por venir. La experiencia acumulada por Eugenia Rodríguez en “La voz argentina” es un paso más en su carrera en el canto; sin dudas, el más importante y valioso para su proyección y conocimiento general pero, en el fondo, otro que se suma en un sendero extenso al que no se le ve el destino. Quizás eso sea lo mejor de todo: el horizonte siempre se corre un poco más para que se siga andando.
Eugenia terminó su participación televisiva anoche en la pantalla de Telefe en el cuarto lugar, pero esa ubicación -así como el premio obtenido- forman parte de la anécdota. Lo relevante fue su crecimiento como artista; el aprendizaje de haber tenido como coach al dúo pop Miranda! con las expertas enseñanzas de Alex Sergi y Juliana Gattas; el pasar de ser un rostro anónimo a otro reconocido en la calle y la certeza íntima de que sabe qué es lo que quiere.
Antes de que se emitiese el programa final, donde cantó con Miranda! (interpretaron juntos “Valiente”, de Pimpinela, con las dos mujeres enfrentando a Sergi), estuvo al aire en LG Play para hablar de sus emociones y su futuro. “Esto no termina, recién empieza”, le aseguró con una sonrisa serena a los entrevistadores Gabriela Baigorrí y Nicolás Iriarte.
Una frase futbolera se sirvió para describir su tránsito televisivo: “fue todo tan pasito a pasito, que no me imaginaba el después, la locura de que la gente me iba a empezar a reconocer en la calle. Personas que no ví nunca en mi vida se me acerca, me felicita, se emociona”. “Por el momento, seguiremos trabajando y viendo hacia dónde me lleva la música de a poco. El mes que viene habrá un par de shows y así seguiremos”, planteó.
Pese a la distancia (la cantante sigue en Buenos Aires) no perdió contacto con sus amigos tucumanos, y anoche contó con el acompañamiento de su madre Silvia Liliana González Ortega y de otros participantes que quedaron en instancias previas que “me hacen el aguante, porque estando lejos entre nosotros nos volvimos familia, nos dimos contención entre nosotros, que éramos los que mejor entendíamos lo que estaba pasando”.
“Lloré todo el día”
“Ayer -por el programa del domingo, donde tuvo una presentación rutilante- fue un día muy movilizante. Creo que lloré todo el día, estoy muy emocionada y muy feliz con toda la experiencia. Hubo mucho talento en el programa en esta temporada y hablar de que llegamos los cuatro mejores a la final es bastante subjetivo: todo lo que mostramos se va nutriendo de lo que aprendimos de nuestros compañeros”, reconoció, para luego afirmar que el resultado “es un plus, haber llegado hasta acá es una locura, es cartón lleno y completar el juego, y eso también es ganar”.
“Mientras más lejos mejor y la plata no le viene mal a nadie, pero es muy hermoso estar acá y es muy loco saber que hay gente que está dispuesta a pagar para que uno pueda cumplir un sueño, porque los votos que se emiten tienen un costo”, agradeció especialmente.
Entre las anécdotas desconocidas incluso por ella, estuvo el mensaje telefónico a Miranda! de Valeria Lynch, quien la calificó de “ganadora” tras una canción a dúo con el Chaqueño Palavecino. “Valeria también me escribió a mí. Cuando empiezo a dudar de lo que sea o siento que no estoy haciendo bien las cosas, voy a ese mensaje y lo leo de nuevo. Fue muy significativo y me da fuerzas. ¿Qué más podés esperar si te lo dice una de las voces más icónicas del país? Lo debe decir por algo”, destacó.
“Siento que el programa me ayudó a encontrar el estilo musical al que me quiero dedicar, que ya es un montón. Nunca me dediqué a armar una carrera: iba, tomaba clases, aprendía de todo, pero cuando llegué a ‘La voz...’ lo hice con muchas preguntas sin respuesta, y hoy tengo un rumbo para qué hacer hacia adelante y es lo más valioso que me llevo”, contó.
Su evaluación fue luego hacia sus coaches: “lo que Ale y Juli nos dijeron a todos los de su equipo fue que teníamos que pensar no tanto en el programa como en lo que queremos hacer de acá en más; cuestionarnos mucho porque esta experiencia termina aunque haya llegado a lo más lejos que se puede como en mi caso. Nos guiaron con mucho cariño y mucho humor, mucha liviandad de no tomarse las cosas tan en serio, estamos haciendo música no operando gente, y nada es de vida o muerte. Esto es entretenimiento, y mientras mejor la pasamos nosotros, también lo pasa la gente que está viendo”.
Las baladas ocupan desde siempre un espacio central en su elección musical, y mencionó a Whitney Houston, Aretha Franklin y Laura Pausini. “Ese espacio no está cubierto en español y quiero que haya canciones en castellano que sean difíciles y un desafío tremendo. Me gustaría ocupar un lugar ahí”, señaló. Entre las referentes en ese territorio, habló de Cami y de Mon Laferte. “Mis canciones preferidas van fluctuando un montón, pero en este último tiempo estuve con Alejandro Sanz de la vieja etapa; Miranda!, que me acompaña tres de las cuatro horas que dura el viaje desde Añatuya, donde es parte de mi familia; Adele, cuya influencia al cantar se nota; Lali escucho muchísimo y canciones de Disney que me encantan, porque me dan alegría y me recuerda mi infancia”, afirmó.
“Cada vez que estaba con mis coaches me decía por dentro: ‘no grites, no se comportes como una fan, no llorés...’ Es una locura tener enfrente a gente que admirás, que escuchás todo el tiempo. Es inmenso que estén delante tuyo dándote un consejo y un abrazo”, admitió.
Para Eugenia, una etapa concluyó; se despertó de un sueño pero con la certeza de que hay muchos más por venir y que el futuro la espera con ansias. Ya ganó.
Antes alumna, ahora maestra: la mirada de quienes le enseñaron a cantar
Eugenia Rodríguez integró el Coro de Niños de la Provincia, donde se formó bajo la conducción de Ana María Ternavasio. “Tuve la dicha de ser su maestra y directora en los comienzos de su formación musical. Era una niña tímida, pero sus ojitos brillaban cuando cantaba al igual que ahora. Su decir era a través del canto, era tierna y dulce, buena compañera y estuvo siempre acompañada por sus padres, algo fundamental en el proceso formativo de un niño desde lo musical y en lo humano”, afirmó la directora a LA GACETA.
Ternavasio agregó estar “feliz por sus logros. porque posee una voz maravillosa, profunda y cálida que produce mucha emoción en quienes la escuchamos; canta con el alma y le deseo éxitos en el futuro”. “Realmente es un orgullo para mí y para todos los tucumanos”, añadió.
ALUMNOS Y COLEGAS. Hubo una vigilia en la Academia Cecilia Paliza.
Cecilia Paliza también la tuvo como alumna desde los nueve años, y ahora es su colega en la Academia que lleva su nombre y donde anoche se reunieron para esperar el resultado. “Incluso en la pandemia siguió tomando clases on line, porque ella se fue a vivir a Añatuya su madre. Actualmente Euge es profesora de mi Escuela de Música, así que todos la estuvimos apoyando muy nerviosos y ansiosos, así como felices por lo que está viviendo. Actualmente son casi 100 sus alumnos, y entre todos somos como su familia”, sostuvo.
“Me emocionó verla aplicar todo lo que trabajamos juntas, ya que cuando llegó a mi academia demostraba muchísima habilidad vocal y vulnerabilidad artística; una vez que se desbloqueó, ella ya sabía qué hacer y lo hizo muy bien, le encontró la vuelta y eso es lo que más impactó en Buenos Aires”, recordó Melina Imhoff, quién también fue su maestra. “Verla aplicar lo aprendido me emocionó mucho por ella. Tiene todo para ganar en esta carrera como cantante, una voz potente, con mucha calidad, bien preparada y que puede conmover”, concluyó.
Controlar el llanto, pero mantener intacta la emoción
Tiene 27 años y confiesa que es “la única tucumana” de una familia santiagueña de Añatuya, más precisamente del barrio Ciudadela. El corazón de Eugenia Rodríguez está partido entre esas dos identidades, pero nada opaca la potencia de su voz, la amplitud en su registro y en las canciones que elige para interpretar y su carisma humilde y sencillo en escena.
Tras la muerte de su padre hace una década, “no podía cantar sin llorar” según confesó, pero aprendió a controlarlo sin que eso limite la emoción que vuelca en cada tema. Su cumpleaños fue celebrado en medio de una emisión de “La voz argentina”, programa al que postuló varias veces hasta poder pasar el casting.
Alumna de Ana María Ternavasio en el Coro de Niños de la Provincia y de Melina Imhoff y Cecilia Paliza (ver “Antes alumna...”), completó su estudio en teatro musical en la Capital Federal, y se licenció en Diseño Gráfico en la Unsta.
“Gracias a Dios ya María Auxiliadora por guiarme siempre”, escribió en su Instagram. En esa cuenta reconoció que “hay canciones que uno guarda en un altarcito, intocables por miedo a arruinarlas”, al referirse al repertorio que elige, y elogió a sus coaches, Juliana Gattas y Ale Sergi (el dúo Miranda!): “dos personas que supieron guiar un equipo con una mezcla perfecta de realismo, corazón y alegría desde el primer día, con una mirada generosa, enseñándonos que lo más valioso que uno puede llevarse de esta experiencia no es solo lo que pasa en el escenario sino lo que uno se convierte fuera de él y nos recordaron siempre que antes que artistas, tenemos que ser buena gente”. “Hay momentos que marcan un antes y un después. Y este fue uno de ellos”, publicó en su cuenta al ser elegida para quedar en el reality.
PRIMER LUGAR. Nicolás Behringer posa junto a su coach, Luck Ra.
El ganador: los montos de los premios
Nicolás Behringer era el máximo favorito y anoche fue el vencedor de la actual edición de “La voz argentina”, por lo cual se llevará un premio de $70 millones y además un contrato con el sello discográfico Universal, por donde se editará y comercializará su música, según anunció el conductor del programa, Nicolás Occhiato. Además, le dieron un auto modelo Volkswagen Tera 0 km rojo. El segundo lugar fue para Alan Lez, a quien le correspondió un monto de $30 millones; mientras que la tercera del podio, Milagros Gerez Amud, recibirá $15 millones de pesos. En el cuarto y último lugar se ubicó la tucumana Eugenia, con $5 millones de premio. Más allá del reconocimiento en dinero, la presencia en la final le asegura una proyección masiva de su carrera artística.







