El misterio del “63”: el número que Miguel Borja escribió en su mano antes de jugar con River

Durante la derrota ante Sarmiento, las cámaras captaron un detalle curioso: el colombiano Miguel Borja tenía el número “63” escrito en la palma de su mano. El gesto se transformó en una historia de fe, superstición y un gol que no fue.

Miguel Borja se escribió en la mano el número 63. Miguel Borja se escribió en la mano el número 63.
13 Octubre 2025

En una noche difícil para River, donde el equipo cayó 1-0 ante Sarmiento y profundizó su crisis, un detalle extrafutbolístico llamó la atención de todos: Miguel Borja ingresó al campo con el número “63” escrito en la palma de su mano izquierda.

El enigmático número se hizo visible justo cuando el colombiano entraba al campo en reemplazo de Facundo Colidio. Como es habitual, Borja realizó su ritual previo: se detuvo al borde de la línea, juntó las manos en oración y miró al cielo. En ese instante, las cámaras enfocaron sus palmas… y ahí estaba el 63, trazado con marcador negro.

Un número con intención

La cifra no era casual. Desde su llegada al club en 2022, Borja había marcado 62 goles con la camiseta de River. Todo indica que el “63” fue una manifestación personal, una forma simbólica de proyectar el siguiente tanto, de atraer su próximo gol.

El colombiano, conocido por su espiritualidad y sus costumbres religiosas, habría recurrido a esa práctica como una manera de romper su sequía goleadora. El gesto parecía un intento por motivarse, por “llamar al gol” después de varios partidos sin convertir.

El gol que no fue

La historia casi termina como él la había imaginado. En la última jugada del partido, Borja empujó la pelota dentro del arco y desató el festejo, señalando y besando su propia mano, la misma donde estaba escrito el número. Pero segundos después, el VAR intervino: offside milimétrico. El tanto fue anulado y el “63” quedó postergado.

La escena, sin embargo, reveló el significado detrás del número. El beso fue un gesto de convicción, una confirmación de que esa cifra representaba un objetivo personal, casi un pacto consigo mismo.

Una noche amarga

El detalle del número fue uno de los pocos temas que generó curiosidad en una jornada para el olvido. River perdió nuevamente, jugó sin claridad y se fue de Junín con más preguntas que respuestas. Mientras Marcelo Gallardo hacía autocrítica por la falta de eficacia, Borja se marchaba masticando frustración: había tenido el empate en sus pies, pero el destino -y el VAR- le dijeron que todavía no era el momento de su “gol 63”.

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