Los mensajes ocultos de Daiana Mendieta: qué revelan sus escritos sobre la relación con el principal sospechoso
En su cuenta secundaria de Instagram, dejó textos que hoy cobran otro sentido: escritos que hablan de amor, decepción y advertencias veladas sobre una relación marcada por el poder y el silencio.
Los mensajes ocultos de Daiana Mendieta: qué revelan sus escritos sobre la relación con el principal sospechoso
El hallazgo del cuerpo de Daiana Mendieta, de 22 años, dentro de un aljibe en un campo de Gobernador Mansilla (Entre Ríos), no solo sacudió a un pueblo de menos de tres mil habitantes: también abrió una ventana inquietante sobre su vida privada. Detrás de su perfil alegre y reservado, la joven mantenía una cuenta secundaria en Instagram donde escribía textos que hoy, leídos en retrospectiva, parecen haber dejado señales de una historia marcada por el control y el dolor.
Daiana desapareció un viernes por la tarde. Cuatro días después, su cuerpo fue hallado a pocos metros de la ruta 12, tapado con ramas. El principal sospechoso es Norberto Gustavo Brondino, un productor rural de 55 años con quien, según los investigadores, la víctima mantenía una relación secreta.
Un vínculo que crecía en las sombras
Brondino está detenido y con prisión preventiva por “resistencia a la autoridad” y “desobediencia”, tras haber disparado contra efectivos policiales cuando se realizaba un allanamiento en su propiedad. Paralelamente, la fiscalía avanza en la investigación por femicidio, apoyada en evidencia que lo ubica cerca de la casa de la joven la noche en que desapareció.
Amigas de Daiana contaron que la relación entre ambos era “a escondidas y conflictiva”. Él tenía pareja e hijo. Ella, en cambio, estaba comenzando un nuevo vínculo con un joven de su edad. “Eso lo descolocó. No podía aceptar que ella siguiera con su vida”, relató una de ellas.
La otra cuenta: un espejo de lo que no se decía
Su perfil secundario, identificado como @escritosdmm, estaba configurado como privado. Allí, Daiana compartía textos que combinaban poesía, astrología y reflexiones personales. En varios de ellos hablaba de despedidas, de vínculos que se rompían y de relaciones donde “el poder y el orgullo” aparecían como temas recurrentes.
En uno de esos escritos, fechado en junio, decía: “Supongo que el hecho de que la luna llena cierre ciclos habla por sí solo. Tal vez eso quería decir más que todo lo que nos decíamos en cada despedida.”
Otro texto, publicado semanas después, resultó más directo: “No eras quien decías ser. Aún no sé si de verdad me llegaste a querer o solo amabas mi forma de elegirte por encima de todos.”
Para los investigadores, estas frases podrían describir un vínculo de manipulación y dependencia emocional. “Ella era muy joven y escribía desde lo que vivía. Su escritura refleja esa mezcla de amor, confusión y sometimiento”, explicó una fuente cercana al caso.
Las pruebas y la conmoción en el pueblo
Las cámaras de seguridad registraron la camioneta de Brondino circulando cerca de la vivienda de Daiana la noche en que desapareció. Los peritos encontraron rastros en el galpón donde él trabajaba, ubicado a pocos metros de la casa de la familia Mendieta.
El pueblo, acostumbrado a su ritmo rural y al silencio de las siestas, se convirtió en escenario de patrulleros, pericias y rumores. “Era un hombre respetado, sociable. Nadie imaginaba esto”, dijo un vecino.
Una joven sensible, una realidad incómoda
Daiana era conocida por su carácter amable y por su amor a la escritura. Había publicado textos propios y soñaba con editar un libro. En su cuenta escribió: “Escucho Adele cuando estoy triste, Justin Bieber cuando estoy en la nostalgia y Tini cuando necesito expresarme.”
Su familia y sus amigos describen a una joven sensible, creativa y apasionada. “Tenía todo por delante. Solo quería escribir y vivir tranquila”, contó una compañera.
Pero detrás del crimen, en Mansilla, muchos comenzaron a hablar de un tema del que pocos se atrevían a hacerlo: las relaciones desiguales entre hombres mayores y chicas jóvenes del campo. “Acá siempre fue algo normalizado —admitió una vecina—. Lo de Daiana nos obligó a mirarlo de otra manera.”
Hoy, los textos de Daiana circulan por redes y medios locales como un testimonio involuntario. En su última publicación, escrita semanas antes del crimen, había dejado una frase que ahora duele leer: “A veces solo necesitamos sentarnos a tomar unos mates con alguien que adore escucharnos, entendernos, protegernos.”







