DESDE ARRIBA. La 24 de Septiembre en una toma cenital ayer por la tarde, una calle que quiso ser avenida y no pudo. LA GACETA / FOTO DE MATÍAS VIEITO
El 28 de julio de 1967, hace casi 60 años, el entonces intendente Roberto Avellaneda promulgó una ordenanza que disponía el ensanche de la calle 24 de Septiembre, para convertirla en avenida, a lo largo de siete cuadras, entre Marco Avellaneda/Bernabé Aróz y 25 de Mayo/9 de Julio. Otras cuadras de esa calle ya funcionaban como avenida: entre avenida Mitre y Marco Avellaneda (dos cuadras) y entre 25 de Mayo y Rivadavia (dos cuadras). El resto de 24 de Septiembre, ya en el corazón de El Bajo, son tres cuadras muy angostas, desde Rivadavia hasta avenida Avellaneda, y este sector aún no formaba parte del proyecto de ensanchamiento, ya que cohabitaba la idea de conservar y revalorizar ese barrio histórico y emblemático de la ciudad.
VEREDA ANCHA. La gente puede caminar tranquila, pero las dificultades se pueden ver en el asfalto.
Hace unos años, a propósito de los festejos por el Bicentenario de la Independencia, el historiador Ventura Murga sostenía: “Han pasado 50 años de esta disposición y asombrosamente puede apreciarse su vigencia”. Con el agravante, destacaba Murga, que al centro actual se le han sumado miles de motos, el triple de autos y el cuádruple de población.
Modificaciones
El proyecto original sufrió varias modificaciones, pero básicamente ordenaba un retranqueo en 24 de Septiembre de 10 metros hacia el norte, que en muchos casos se hizo y por eso hoy esa calle parece un serrucho, y de cuatro metros hacia el sur, por lo que la fachada del teatro Parravicini ya hace años no debería haber existido, lo que finalmente terminó ocurriendo con su trágico derrumbe, en 2018. Pero en 1983 ya se había montado una verdadera industria del juicio contra el municipio. “Las ordenanzas del retranqueo hacen “retroceder” a la comuna. Los costos de indemnización son imposibles de afrontar”, titulaba LA GACETA el 9 de junio de 1983. Al borde de la quiebra, el municipio debió frenar todo.
En 1991 se dictó una medida de excepción para que el retranqueo sólo sea obligatorio para obras nuevas, lo que tampoco se cumplió, ya que se erigieron edificaciones nuevas sin cumplir con el retranqueo. Las presiones del sector privado continuaron siendo fuertes. Una de las más enérgicas fue la del Colegio Santa Rosa, que se negó a retroceder 10 metros en 24 de Septiembre y Muñecas. Luego se sumaron la escuela Rivadavia y el Museo Folclórico, entre otros. Fue el comienzo del horrible serrucho que hoy muestran las veredas de la 24 de Septiembre.








