El secreto de los jardineros: cómo usar fósforos para que tus plantas crezcan más fuertes y verdes

Uno de los componentes de este producto puede servir al objetivo de cuidar las plantas de la mejor manera.

El secreto de los jardineros: cómo usar fósforos para que tus plantas crezcan más fuertes y verdes
07 Octubre 2025

Las cerillas representan un invento vital para la humanidad, dado que facilitó encender fuego con gran facilidad en cualquier circunstancia. Aunque su principal funcionalidad siempre fue la ignición, estos objetos poseen otros usos, específicamente aquellos relacionados con el cuidado de las plantas. Uno de los componentes de este producto puede servir al objetivo de cuidar las plantas de la mejor manera. Su incorporación adecuada en la tierra de una maceta ofrece una función particular.

En épocas previas, el fósforo formaba parte del proceso de fabricación de las cerillas. Este elemento químico servía antes para fertilizar las plantas. Pese al cambio en los componentes utilizados para crear estos productos, el fósforo verdadero ya no desempeña esa función en las macetas. Sin embargo, la cerilla sí posee otra utilidad de gran ayuda para evitar uno de los grandes problemas al momento de cuidar los ejemplares vegetales.

La defensa de las plantas por medio del azufre

La forma actual de fabricación de estos elementos, con su particular mezcla de componentes, genera un olor a azufre. Este aroma consigue mantener alejadas a las pequeñas moscas que atacan las plantas con frecuencia. La acción disuasiva de las cerillas, de este modo, previene que los ejemplares vegetales se deterioren o arruinen.

El único paso que se debe seguir para obtener este resultado positivo sobre las plagas es simple. Se requiere colocar varios fósforos sin utilizar en la tierra de la maceta. Es importante poner la punta de encendido hacia dentro, dejando el palo de la cerilla sobresaliendo.

Evolución de los componentes del encendido

Los fósforos son utilizados desde hace varios siglos para lograr el encendido del fuego en distintas situaciones. Las primeras cerillas, tal como se conocieron a principios del siglo XIX, mostraban diferencias con las que existen hoy. La principal distinción es que aquellas se elaboraban con fósforo blanco, un componente declarado tóxico, por lo cual se prohibió su uso.

Hoy, los estudios científicos motivaron el reemplazo del componente anterior por el fósforo rojo, el cual no presenta riesgo de toxicidad al utilizarse. Muchas marcas productoras ya no elaboran sus cerillas con fósforo real. Por ejemplo, se incorporó aceite vegetal en el proceso para hacerlo menos tóxico, manteniendo la capacidad principal de generar fuego.

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