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El mercado baila al ritmo de las expectativas. Por eso pasa de la incertidumbre a la euforia sin escalas. Y también se comporta a la inversa, con el dólar en un permanente sube y baja y los bonos y las acciones montados en una montaña rusa. La historia de incumplimientos de la Argentina no contribuye para calmar a los inversores. Sí un veloz acuerdo con los Estados Unidos que permita a la gestión del presidente Javier Milei bajar la pelota y mostrar que se cortará la tendencia asegurando la capacidad de pago del país. Eso es lo que busca en Estados Unidos el equipo que conduce el ministro de Economía, Luis Caputo. De todas maneras, advierte el economista Gustavo Neffa, no sólo de esa ayuda dependerá el futuro del plan económico, sino también de un buen desempeño electoral en los comicios del domingo 26. Durante una entrevista telefónica concedida a LA GACETA, el director de Research for Traders admite que el dólar se mantendrá errático hasta las elecciones y que, luego, todo dependerá de un acuerdo de gobernabilidad entre la Nación y las provincias.
-¿Qué expectativas tiene el mercado acerca de la misión que encabeza Caputo en EEUU?
-Sólo conocemos trascendidos hasta ahora. Por ejemplo, que habrá un desembolso inicial del swap, naturalmente inferior a los U$S 20.000 millones que se está mencionando. Será por etapas, pero sujeto a la cuestión electoral. Puede ser que Estados Unidos le exija a la administración del presidente Javier Milei que muestre un buen desempeño electoral para seguir hasta la siguiente etapa. El anuncio de la ayuda, en sí, es muy fuerte, pero se fue diluyendo si se observa el comportamiento que tuvieron los bonos y las acciones. Del impulso inicial de la semana que pasó y hasta el miércoles hubo mejoras. Pero a partir del miércoles se vieron resultados negativos. No convences al mercado con el mero anuncio; necesitás la pata electoral para definir los próximos pasos. Hay consenso entre los analistas que un escenario ideal para alcanzar ese objetivo es que La Libertad Avanza obtenga el 38% del apoyo en los votos y con tres o cuatro puntos de ventajas sobre su adversario más inmediato. Es la diferencia que se plantea, por ejemplo, en el Índice de Confianza de la Universidad Torcuato Di Tella. Si eso no se da, por los últimos acontecimientos con el caso del diputado y economista José Luis Espert, entre otros, se complica el Gobierno. El mercado se puso nervioso y eso presiona el tipo de cambio. Es la presión de la política.
-¿Eso implica más riesgo político?
-Al ciento por ciento. Creo que, en ese sentido, el Gobierno nacional está dando un mal paso al generar un cuco político con el peronismo, el kirchnerismo o el cristinismo, ya que asusta más a los inversores. En este momento, el Gobierno debe abocarse a generar más confianza. De hecho, según los anuncios, los pagos de la deuda del año que viene estarían garantizados vía swap. Tal vez por ese lado contribuya a tranquilidad a aquellos inversores que buscan más certezas. No hay demasiado margen. El paquete prometido, entre swap, recompra de bonos y crédito stand-by por parte del presidente Donald Trump es muy fuerte. No se lo dan a cualquiera de una manera tan sencilla. Es un margen importante de apoyo que le dio Trump que el Gobierno tendrá que aprovechar de alguna manera. Recordemos que son muy pocos los países que tuvieron este tipo de financiamiento por parte de los Estados Unidos. Uno de ellos fue México. La diferencia es que, en principio, a la Argentina no le pidieron garantías. Creo que, después de las elecciones, será otra la cuestión. Todo pasará por la gobernabilidad, cómo puede llegar a gobernar Milei con un escenario dividido.
-Mientras tanto, ¿qué pasará con el tipo de cambio?
-Se mantendrá errático hasta las elecciones, con presión al alza. Después de los comicios otra puede ser la historia en la medida del resultado. Eso ayudará a sacar las dudas de EEUU sobre lo que planteaba antes, la gobernabilidad. Y, así, podría llegar el dinero para calmar al mercado, mientras se espera que algunas de las vías para captar divisas (por ejemplo, la expansión de la minería) vayan fortaleciéndose con más inversiones. En el camino, tal vez se de marcha atrás en algunas acciones. Uno no sabe, con certeza, si se reinstaurará el impuesto del 30% al turismo o direccionar la compra minorista de divisas. Pero, también hay una presión contraria, a liberar el tipo de cambio del todo. Tal vez se lo pida EEUU porque, el que pone la plata, pone las condiciones. Hoy ese es el deseo del FMI y del Tesoro norteamericano que es que el tipo de cambio flote libremente, sin que haya restricciones. La realidad es que las empresas, en la actualidad, no pueden atesorar dólares. Entonces, ¿hacia dónde iría el dólar? El mercado de futuros está marcando que hacia el alza. Y las elecciones dejan al desnudo esa tendencia.
-A la luz de los acontecimientos, ¿la Argentina está reviviendo escenarios pasados?
-Las reacciones del mercado son malas. Después del anuncio histórico vino un retroceso brutal. Galicia había subido en tres días y en la cuarta rueda bajó al mismo nivel. Los bancos están en el ojo de la tormenta. Hay casi U$S 32.000 millones de depósitos privados. La duda es que si continuarán en ese momento si se complica la cosa. Máximo Kirchner dice que quiere que suba el impuesto a los Bienes Personales y sabemos que ese tipo de herramientas es rechazado por el mercado. Se fue erosionando el crédito. Estamos frente a un 2019 a cuenta gotas. Se desaceleró la economía. El Gobierno perdió las elecciones de Buenos Aires y falta otra, la de octubre que, si se repiten los resultados, se tendrá que ir preparando para transitar dos años complicados.
-¿Qué pasará con la microeconomía?
-Es la relegada en esta historia. La micro de los hogares sufrió la actualización de las tarifas. Se observa una caída de los ingresos a partir del estancamiento de la actividad económica. El escenario para la micro es mucho más complicado, mientras se espera la recomposición de la confianza, que se irá dando de a poco. Hay consenso para estimar que el cuarto trimestre de este año habrá una recuperación secuencial. Pero seguimos sentados en una base que es binaria: sobre si el Gobierno hace o no una buena elección. Las encuestas no nos dan absoluta certeza de lo que puede pasar. Y el mercado refleja los miedos que, en algunos casos, son exagerados. Más allá de eso, creo que el balance comercial no puede más que mejorar, incluso con aumento de las importaciones. Tenés, en cierta medida, controlada la inflación y el “pass through” ha sido inferior a una devaluación. El superávit fiscal, asimismo, está siendo acosado por la agenda del Congreso. ¿Lo judicializará el Ejecutivo? Creo que sería peor, pero se tiene que preservar aquel superávit fiscal. El esquema de este gobierno se basó en dos baluartes: el ordenamiento del Banco Central y el de las cuentas públicas. Hay un reordenamiento monetario; falta el cambiario. En el camino, el Ejecutivo no pudo o no supo acumular reservas, que es la pata débil del modelo económico. Esta gestión necesita imperiosamente de dólares.






