
Así es la mansión del tamaño de siete canchas de fútbol en el centro de Londres: lujo, privacidad y eventos históricos
En el corazón de Londres se encuentra Winfield House, la majestuosa mansión de 35 habitaciones donde se alojan presidentes, líderes políticos y celebridades, con jardines enormes, privacidad total y una historia que combina diplomacia y lujo.

En el corazón de Londres, Winfield House no solo es la residencia oficial del embajador de Estados Unidos, sino también un epicentro de la diplomacia, la moda y el entretenimiento de élite.
Una residencia histórica y majestuosa
Situada en un terreno equivalente a siete campos de fútbol, Winfield House cuenta con 35 habitaciones y se ha destacado a lo largo de los años por sus grandes fiestas, especialmente las del 4 de julio, Día de la Independencia de Estados Unidos.
Celebridades, líderes políticos y figuras del deporte han sido recibidas en la propiedad, que desde su construcción en 1825 tuvo como principal función el entretenimiento y la hospitalidad. Entre sus huéspedes más recientes se encuentran los presidentes Donald Trump, Joe Biden y Barack Obama.
Stephen Crisp, exjardinero jefe de Winfield House, describe la mansión como “no solo la residencia del embajador, sino también un centro de hospitalidad diplomática”.
Privacidad y exclusividad en el centro de Londres
Winfield House no es una atracción turística: está rodeada de bosques y portones altos que garantizan privacidad total. Las visitas guiadas a los jardines se limitan a ciertos eventos organizados por Amigos de Regent’s Park, y la entrada a la casa está estrictamente controlada.
“El lugar es muy, muy difícil de acceder. Lo considero un orgullo haberlo conseguido”, afirma Viv Ward, organizadora de eventos, quien describe la propiedad como “magnífica”.
El primer piso alberga los departamentos personales del embajador, mientras que la planta baja se utiliza para recepciones oficiales. La mansión cuenta con el segundo jardín privado más grande del centro de Londres, con césped, senderos pavimentados, esculturas y espacio para helicópteros.
Una historia ligada a la alta sociedad estadounidense
Winfield House fue comprada por la socialité Barbara Hutton, quien la vendió al gobierno estadounidense en 1946 por solo un dólar, una acción que el presidente Harry S. Truman calificó como “de lo más generosa y patriótica”. La casa fue reconstruida en estilo georgiano de ladrillo rojo y bautizada en honor a Frank Winfield Woolworth, abuelo de Hutton y fundador de la cadena Woolworth.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la propiedad fue requisada por la Real Fuerza Aérea y posteriormente entregada al gobierno estadounidense para convertirse en residencia oficial de embajadores, función que cumple hasta hoy.
Escenarios de eventos históricos y culturales
Winfield House ha sido testigo de eventos históricos, como la conferencia de prensa conjunta entre Mijaíl Gorbachov y George HW Bush durante la cumbre del G7 en 1991, y ha servido como sede de cenas de Estado, cumbres internacionales y recepciones en tiempos de guerra.
Además, ha recibido a artistas como Take That, Duran Duran, Foo Fighters, Ed Sheeran y Bastille, y ha sido escenario de eventos deportivos, como la recepción de los Juegos Invictus, con la participación activa de figuras como Michelle Obama. La élite de la moda también ha desfilado por sus pasillos, desde la exdirectora de Vogue Alexandra Shulman hasta Spice Girls y otras personalidades internacionales.
Seguridad extrema y organización impecable
La seguridad es estricta: para acceder a cualquier evento, los asistentes deben enviar sus datos a la embajada y pasar por guardias armados. Incluso salir antes requiere escolta. Crisp relata que las fiestas del 4 de julio reunían entre 3.000 y 4.000 personas, demostrando la magnitud de las celebraciones en esta residencia única.
A pesar de su tamaño y lujo, la entrada de Winfield House es “bastante modesta”, diseñada para limusinas grandes pero no para una brigada completa de guardias. Sin embargo, una vez dentro, la propiedad ofrece un oasis de exclusividad y tranquilidad en pleno centro de Londres.







