Un viaje entre géneros y modos

Un libro dedicado a las vidas insulares que resisten.

28 Septiembre 2025

NOVELA

CHILCO

DANIELA CATRILEO

(Seix Barral – Chile)

La escritura de Daniela Catrileo, escritora mapuche chilena, nos propone un viaje original. Un viaje entre géneros y modos: imágenes, palabras y sonidos que nos lleva a recorrer un territorio y una memoria, de una tierra azul, kallfu mapu, la de los mapuches. La mirada se detiene en la materia: árboles, piedras, montañas, pero, sobre todo, en las aguas. Una geopoética que explora en libros como Río Herido donde reúne destierro y escritura.” ¿Acaso mi destierro fue justamente convertirme en escritura?”. Piñen, una serie de relatos de aprendizaje nos muestra la vida de una joven mapuche en la ciudad. El territorio del viaje, otro de sus libros, se erige con belleza y violencia. Los mapuches “Somos este secreto / de sur profundo”. Más adelante: “Nunca tuve casa, estoy repartida y fragmentada, en este cuerpo escrito en islas”. Una retórica que se detiene en las piedras: “Caminar y ordenar los huesos las hojas y estelas de nervaduras, sombras infinitas que erosionan rocas”. Son esos dibujos inscriptos por la naturaleza y el tiempo los que separan las hojas de los libros. “No tengo más que un río” dice con Juana Molina en uno de sus libros. “Cómo escribir un nombre/ que nació herido/ antes de ser escrito/ antes del origen/ de la letra”.

Chilco, su primera novela, recoge muchas de las notas anteriores. Se arma entre la isla y el continente. “Abro las ventanas y el manto del Pacífico satura el paisaje. Abro las ventanas para que entre el viento puro, para que la brisa ingrese por el filo de mis costillas y aproveche para limpiarme por dentro”, así comienza. Está dedicada “a las vidas insulares que resisten”.

Un mar que traga todo

La escritora trabaja con los colores del papel y la estructura de un archivo. Apela a diccionarios y libros de viajes, marginales registros de la mítica isla que lleva el nombre del arbusto fucsia. La trama se arma sobre una historia de amor entre un indígena mapuche Pascale proveniente de una isla del Pacífico y una joven santiaguina descendientes de quechuas. Desde el comienzo la relación con el espacio cobra gran importancia, un espacio denso en colores y olores, lleno de mitos. Mari es continental y desconfía de la comunidad de isleños. Ella siente que en la isla “Hay un mar que se traga todo y me está devorando”.

La narradora retrocede hacia la vida en la ciudad donde habitan en departamentos en los que apenas sobrevivían una miscelánea sociedad. La isla es un lugar que visita de vez en cuando, siente que los amenaza. Allí “el modo, el gesto, la mueca que nos separa se transformó en océano”. La historia de Chilco es peculiar, se resistió a la colonización aunque la población vive amenazada por la extinción.

La historia de la joven Mari, cuya familia sobrevive haciendo comidas está dirigida por la abuela peruana, que huyó de su pueblo, se ahonda en el silencio. Vive por unos años en el Centro histórico con Pascale, otro migrante. Trabaja en el Museo de Historia Natural y Social, donde observa los esqueletos de animales extintos.

En la mitad del libro la ciudad explota en una curiosa demolición colectiva en una zona donde la imaginación casi gótica habla de misteriosas fuerzas que demuelen los edificios de la Gran Avenida lo que lleva al estallido de un movimiento popular hasta que los socavones que permiten el retiro de los dueños de la tierra acaban por imposibilitar la habitación. “La naturaleza era el bárbaro, la otredad intraducible del lenguaje”. La separación del hombre y la naturaleza está siendo ferozmente castigada.

Inmensas

Los sueños utópicos sólo traen una desigualdad más profunda y los arroja a la intemperie. Chilco se transforma en posibilidad. Pascale había huido pero ahora siente su llamado irresistible. Mari se conmociona ante “alguien que lleva consigo todo un territorio”. Chilco está lleno de misterios, entre ellos la desaparición de la madre de Pascale. Un olor insoportable persigue desde el primer momento a la narradora. La tragedia se precipita en el mar que se traga al hombre. Sólo la llegada de su awicha salva a Mari. Catrileo deja un final abierto con la danza de las ballenas: “Navegan inmensas, nadan en círculos, sin miedo a la extinción:// Entre las olas, tres corazones gigantes retoman sus latidos”. La escritura es un acto de memoria, una lucha contra el olvido.

© LA GACETA

CARMEN PERILLI.

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