Pobreza. ARCHIVO
La volatilidad es el signo de estos tiempos en la economía argentina. Y el dato de pobreza y de indigencia no está al margen de las turbulencias. El informe del primer semestre ha mostrado que Tucumán, en particular, registra un fuerte descenso de los indicadores socioeconómicos. Por caso, el nivel de pobreza en el aglomerado urbano del Gran Tucumán- Tafí Viejo ha bajado 25 puntos respecto de igual período del año pasado. Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) reflejan que el 30,8% de la población no pudo cubrir el costo de la Canasta Básica Total (CBT) para salir de la pobreza, mientras que 4,1% de los habitantes está en situación de indigencia, es decir, no pudo reunir los ingresos para su Canasta Básica Alimentaria (CBA). En términos absolutos, el organismo que dirige el economista Marco Lavagna señala que 286.047 habitantes del principal aglomerado urbano son pobres y poco más de 38.000 personas son indigentes.
En la primera mitad de 2024, la pobreza alcanzó al 55,8% de los tucumanos (515.500 casos), mientras que al cierre de ese año, el flagelo socioeconómico afectó al 40,8% (378.000 personas). ¿Qué pasó para que esta baja fuera tan exponencial? La primera explicación se encuentra en el brusco proceso de actualización de precios al consumidor que, al arrancar la gestión del presidente Javier Milei, trepó a más del 20% mensual entre diciembre de 2023 y enero del año anterior. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) evidenció un salto que, gradualmente, fue cediendo, aunque la población sintió el impacto particularmente en los principales alimentos de la canasta familiar, del combustible y de las tarifas de los servicios públicos privatizados, que venían pisados desde la gestión del anterior presidente, Alberto Fernández.
La normalización de la economía tuvo un alto costo también por efecto del ajuste fiscal. La “motosierra” mileísta comenzó a actuar y, de esa manera, el Estado dejó de emitir pesos para disminuir el peso del impuesto inflacionario. Sin embargo, la volatilidad cambiaria y monetaria golpeó a la actividad económica y, por ende, al consumo.
“La caída de los índices es producto de la desinflación”, indica a LA GACETA Jorge Colina, presidente del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa). Sin embargo, el economista invita a mirar más la situación en retrospectiva. “En 2025 el PBI de Argentina está alcanzando el mismo nivel que en 2017, año antes de que se desencadenara la actual crisis. En 2017 en Tucumán había 24% de pobreza. Hoy, con el mismo PBI, hay 31% de pobreza. Esto mismo se observa a nivel país”, detalla Colina. En consecuencia, la fuerte baja de la pobreza se explica por dos motivos. “Uno que el PBI hoy en el mismo que en 2017 pero hay más bocas que alimentar (cayó el PBI per cápita), por lo tanto, tienen que haber más pobreza. Lo segundo es que la inflación no es gratis. Cuando pasa deja el reguero de desigualdad social que se manifiesta en mayor pobreza aun cuando el PBI sea igual al del 2017. Por eso los países serios no juegan con la inflación”, subraya.
En tanto, Aldo Abram, director ejecutivo en la Fundación Libertad y Progreso, afirma que "algunos se la pasan diciendo que aumentó la pobreza. Ningún indicador ni público ni privado avala esa falsedad. El dato del Indec muestra que, en los 31 conglomerados encuestados, cayó en más de 18 millones de personas desde el inicio esta gestión. Es decir, del casi 53% en el primer semestre de 2024 al 31,6% de este año”. Según el economista, “hay que irse hasta principios de 2019 para encontrar un porcentaje más bajo. Siguiendo el rumbo a un país normal, la pobreza seguirá en descenso".






