Por costumbre, al regresar del supermercado o la feria solemos guardar todos los productos frescos en la heladera. Sin embargo, no todos necesitan conservarse allí, e incluso algunos pueden perder sabor, textura y frescura al estar en frío.
La heladera es, sin dudas, uno de los electrodomésticos más prácticos en la cocina porque facilita la conservación de los alimentos. Pero “no siempre es la solución a todo”, advierte el blog de la marca Whirlpool. Consultar la etiqueta de los productos o investigar la manera adecuada de almacenarlos no solo ayuda a mantener el orden y la limpieza, sino que también facilita la preparación de las comidas.
En la misma línea, el sitio especializado en nutrición EatingWell señala que “aprender a conservar las frutas y verduras reduce el desperdicio”, ya que muchas veces terminan pudriéndose antes de consumirse.
Otra ventaja de mantener la heladera ordenada y limpia, de acuerdo con un artículo de Harvard Health Publishing, es que contribuye a “prevenir enfermedades transmitidas por microbios o toxinas que contaminan los alimentos y bebidas, tales como la Salmonella, norovirus, Listeria o Escherichia coli”.
Por eso, identificar el lugar correcto para almacenar los productos perecederos -entre ellos frutas y verduras- resulta clave para garantizar la seguridad alimentaria en los hogares.
El portal especializado Martha Stewart explica que algunas frutas y verduras continúan su proceso de maduración incluso después de ser cosechadas. Por lo tanto, es recomendable mantenerlas a temperatura ambiente hasta que alcancen su punto justo, consignó un artículo de La Nación.
Además, diversos especialistas destacan que la mayoría de estos productos tienen una maduración climatérica, es decir, que “al separarse de la planta, siguen madurando gracias a la producción de gas etileno”. Este compuesto acelera cambios como el dulzor, el aroma, el color y la textura.
Frutas que no deben ir a la heladera
- Manzanas: se conservan frescas de una a dos semanas en la encimera. Además, liberan etileno, lo que ayuda a madurar a otras frutas si se colocan juntas.
- Paltas: maduran de manera uniforme a temperatura ambiente. Un truco es envolverlas en papel periódico o colocarlas junto a una manzana para acelerar el proceso.
- Plátanos: lo ideal es guardarlos en la despensa o colgados en un gancho. Para retrasar la oxidación, se pueden separar del racimo y envolver el tallo con papel aluminio.
- Frutillas, frambuesas, moras y arándanos: la humedad puede dañarlas. Conviene mantenerlas en un recipiente ventilado y no lavarlas hasta el momento de consumo.
- Melón entero: al madurar fuera de la heladera desarrolla mejor su aroma. Una vez cortado, sí debe refrigerarse.
- Peras: siguen madurando después de cosechadas; se recomienda refrigerarlas solo cuando están listas.
- Guayabas: el frío detiene su aroma característico y puede alterar su textura. Lo ideal es consumirlas frescas.
- Kiwis: si están verdes, maduran mejor a temperatura ambiente. Para acelerar el proceso, se pueden colocar junto a una manzana o plátano.
- Mangos: desarrollan más sabor y jugosidad fuera del frío. Una vez maduros, se pueden refrigerar para prolongar su vida útil.
- Papayas: maduran más rápido a temperatura ambiente. Cuando ya están listas, deben refrigerarse para que no se pasen.
- Duraznos: alcanzan mejor su dulzor y jugosidad en la encimera. En la heladera pueden volverse harinosos.
- Ananás: concentran su dulzor natural fuera del refrigerador. Una vez cortados o pelados, sí deben guardarse en frío.
- Ciruelas: maduran mejor a temperatura ambiente; el frío detiene el proceso y puede dejarlas duras.
- Carambolas: se conservan bien varios días fuera de la heladera, salvo que ya estén muy maduras.
- Guanábanas: deben permanecer fuera hasta madurar. Luego, se pueden refrigerar para alargar su frescura.
Verduras que deben evitar el refrigerador
- Pimientos morrones: en el frío pierden firmeza y dejan de estar crujientes.
- Pepinos: el frío los vuelve acuosos y puede generar huecos en su piel.
- Ajo: los bulbos se tornan gomosos en la heladera. Es mejor guardarlos en un lugar fresco, seco y alejado del calor.
- Cebollas: la humedad del refrigerador las ablanda y favorece el moho. Conviene almacenarlas en un sitio ventilado.
- Papas: el frío convierte su almidón en azúcar, lo que altera su sabor y textura. Es preferible conservarlas en una bolsa de papel a temperatura ambiente.
- Jitomates: el refrigerador modifica su sabor y jugosidad. Lo mejor es dejarlos madurar fuera, sobre la encimera.







