Matrimonio igualitario, misas en latín y diaconisas: cuáles son los primeros cambios que impulsa León XIV en la Iglesia
Tras la muerte de Francisco, el papa León XIV asume con el desafío de mantener la apertura de su antecesor sin profundizar la polarización interna. Entre sus primeras decisiones se destacan posturas sobre bendiciones a parejas homosexuales, matrimonio, misa en latín y la ordenación de diaconisas, buscando equilibrar tradición y modernidad en la Iglesia.
Matrimonio igualitario, misas en latín y diaconisas: cuáles son los primeros cambios que impulsa León XIV en la Iglesia
Tras la muerte de Francisco, los cardenales buscaban un sucesor que continuara el espíritu abierto y dialogante del pontificado argentino, pero con mayor prudencia para no profundizar las tensiones internas entre conservadores y progresistas. Robert Prevost, ahora papa León XIV, se convirtió en ese candidato: un pontífice fiel a la esencia de Francisco, pero con la cautela necesaria para mantener la unidad de la Iglesia en un momento de polarización.
Bendiciones a parejas homosexuales
León XIV reafirma que la Iglesia debe acoger “a todos, todos, todos”, siguiendo la línea inclusiva de Francisco. Sin embargo, descarta bendecir formalmente las uniones homosexuales como sacramento, aunque permite la participación de las personas LGBTQ+ en la vida de la Iglesia y en actos litúrgicos. Según sus palabras, el tema es “altamente polarizador” y requiere equilibrio: no se trata de excluir, sino de mantener la doctrina sobre el matrimonio. Esta postura generó elogios moderados por parte de progresistas como el jesuita James Martin, pero también fuertes críticas de sectores conservadores que consideran cualquier apertura como una amenaza a la tradición.
Matrimonio y doctrina sexual
León XIV mantiene que el matrimonio sacramental es exclusivamente entre un hombre y una mujer, y afirma que es improbable que la doctrina cambie en el futuro cercano. Esta posición reafirma la enseñanza tradicional de la Iglesia, pero busca matizarse con la apertura pastoral: aunque no modifica la doctrina, se promueve la inclusión y el acompañamiento de todos los fieles, independientemente de su orientación sexual o situación familiar. La medida busca un equilibrio entre las críticas de los sectores progresistas y las exigencias de los conservadores más estrictos.
Misa preconciliar (misa en latín)
La misa tridentina, o preconciliar, sigue siendo un tema de debate dentro de la Iglesia. León XIV permitió recientemente que el cardenal ultraconservador Raymond Burke la celebre en la basílica de San Pedro, en el marco de la peregrinación tradicionalista Summorum Pontificum. Esta decisión no busca ampliar su práctica general, sino conciliar a los sectores más tradicionales que sienten amenazada su liturgia histórica, mostrando que León XIV está dispuesto a ceder en ciertos temas simbólicos para mantener la unidad. La medida también refleja la intención de evitar que los conflictos litúrgicos se conviertan en focos de división.
Ordenación de diaconisas
Sobre la ordenación de mujeres al diaconado, León XIV ha decidido mantener la situación actual sin avances inmediatos. La propuesta de crear diaconisas, que permitiría a las mujeres ejercer ministerios con funciones como bautizar, casar y predicar, enfrenta una fuerte oposición conservadora y aún carece de consenso interno. Francisco había creado comisiones para estudiar el tema, pero sin voluntad de avanzar por completo; León XIV opta por continuar esa prudente línea de espera, buscando no agitar tensiones que podrían debilitar la unidad eclesiástica.
Unidad interna y diálogo
Más allá de cambios doctrinales o litúrgicos, León XIV ha priorizado la reflexión y planificación en los primeros meses de su pontificado. Su enfoque busca evitar que la polarización ideológica profundice las divisiones entre conservadores y progresistas. Se percibe un pontificado de equilibrio: conservar la apertura de Francisco, pero con prudencia en las decisiones, conciliando a distintos sectores y evitando conflictos internos. Este estilo componedor se ha convertido en su sello personal y será clave para sostener la cohesión de la Iglesia en los próximos años.







