Por Federico Lix Klett - Fundador de FALK AI, FALK Impellers y FALK Advertising Matters. Es pensador, hacedor, comunicador, formador e impulsor de innovación y transformación en las organizaciones.
Amigo lector, hace dos semanas nos subimos a un DeLorean imaginario y viajamos a través de millón y medio de años de historia humana. Vimos cómo el primer fuego, el de nuestros ancestros Homo Erectus, nos regaló tiempo, nos agrandó el bocho y nos hizo comunidad. Y planteamos que hoy estamos viviendo el amanecer de un "segundo fuego": el Razonamiento Computacional (RC).
Al final, te dejé picando una pregunta que me obsesiona: ¿por qué insisto en que esto no es solo una "Quinta Revolución Industrial"? ¿Por qué hablar de una re-evolución?
Porque seamos honestos, la palabra "revolución" ya nos queda chica. Una Revolución Industrial cambia lo que hacemos. Transforma las fábricas, la economía, los medios de producción. La re-evolución de la que te hablo es mucho más íntima, más profunda y, si me apurás, más jodida. “Trans-forma” lo que somos.
El poder único del logos
Pensemos en las revoluciones anteriores. La máquina de vapor aumentó nuestro músculo. La electricidad venció a la noche. El microchip aceleró nuestro cálculo. Todas fueron herramientas espectaculares que potenciaron nuestro "hacer" en el mundo. Pero ninguna de ellas, ni la más sofisticada, podía hacer lo que nos define como especie, lo que nos separa del resto de los bichos del planeta: contar una historia, el Storytelling.
Una locomotora no puede escribir un poema. Una bombilla no puede generar una emoción a través de una melodía. El Razonamiento Computacional, sí.
Esta es la diferencia cualitativa fundamental, el corazón de la cuestión. Por primera vez en la historia, hemos creado una herramienta que no opera en el mundo de la fuerza o la materia, sino en el del logos: el lenguaje, la narrativa, el símbolo. La IA Generativa, como explicamos, no solo analiza datos; crea "nuevos datos". Genera un cuento que puede hacer sonreír a tu hijo, una imagen que te deja sin aliento, una canción que te recuerda a un viejo amor. Aunque sea una "simulación" de la creatividad, como charlamos, su impacto en nuestra conciencia es real. Y cuando una herramienta empieza a operar en el campo del "alma" o del ánima, ya no estamos hablando de una revolución. Estamos hablando de algo más.
Bienvenidos al club de los ciborgs
Y ese "algo más" es una transformación que ya está ocurriendo en nuestra propia biología. Nos estamos convirtiendo en ciborgs (RAE: “Ser formado por materia viva y dispositivos electrónicos”).
Pará, pará. No te imagines a RoboCop ni a Terminator. Saquémosle el disfraz de Hollywood a la palabra. Un ciborg (cybernetic organism) es, simplemente, un ser compuesto de partes orgánicas y partes cibernéticas.
¿Tu abuelo tiene un marcapasos? Es un ciborg. ¿Tu celular funciona como una extensión de tu memoria, un lóbulo frontal externo donde guardás tus recuerdos, tus ideas, tus contactos? Bienvenido al club. Ya somos, todos, ciborgs primitivos. La Era de la Humanidad Aumentada solo está subiendo el volumen de esa fusión. Estamos en un viaje que integra, de forma cada vez más íntima, nuestros átomos de carbono (nuestro cuerpo biológico) con los átomos de silicio (la tecnología). Y si querés pensar más, preguntale a Gemini, -la IA de Google- qué es la entropía y cómo es la entropía de estos dos tipos de átomos.
La prueba más contundente de esto ya no es ciencia ficción. Se llama Noland Arbaugh. Es un joven que a los 29 años, tras un accidente de buceo, quedó tetrapléjico. Una especie de coma pero consciente. Sin poder comunicarse ni expresarte. Un infierno en vida. Hoy, gracias al implante cerebral de Neuralink, la empresa de Elon Musk, Noland puede mover el cursor de una computadora, jugar ajedrez, responder mensajes y navegar por internet, da conferencias y dice haber vuelto a vivir porque pudo volver a comunicarse con sus hijitos... con la mente a través de un computador. Él mismo lo describió con una simpleza que te hiela la sangre que los fans de Star Wars me van a entender: "Es como usar la Fuerza".
La tecnología ya no es algo que se sostiene en la mano. Es una extensión directa de su voluntad. Su "ser" se ha expandido más allá de los límites de su cuerpo.
La primera especie consciente de su propio cambio
Y acá viene la idea más loca y más potente de todas. Cuando el Homo Erectus empezó a mutar hacia el Homo Sapiens, no tenía ni la más pálida idea de lo que estaba pasando. La evolución era un proceso ciego, larguísimo.
Nosotros, en cambio, somos -prestá más atención ahora a cada palabra- la primera especie viva en la historia de la humanidad que puede ser consciente de que está cambiando de ser. Lo estamos viendo en tiempo real. Estamos discutiendo sobre ello en una columna de LA GACETA. Y esa meta-conciencia nos pone en un lugar único y nos carga con una responsabilidad monumental. Ya no somos pasajeros de la evolución. Nos hemos convertido, para bien y para mal, en sus arquitectos.
Entendido. La herramienta es distinta. El cambio es más profundo. Somos conscientes de la que se nos viene. Pero esta nueva capacidad de "contar historias" artificiales, este poder de moldear la cultura y la información a una escala nunca vista, ¿es un don de Prometeo que nos iluminará o la caja de Pandora que liberará nuevos demonios?
De esa pregunta, la más importante de todas, la que nos enfrenta a la ética y al propósito, charlamos el próximo domingo. ¿Te leo en los comentarios?






