“La fe no consiste en creer. Es lo que perdura cuando todas tus creencias se han desmoronado”. Esta frase de Ram Dass sirve de disparadora del nuevo estreno de la Compañía de Danza Contemporánea del Ente Cultural de la Provincia, que se verá hoy y mañana a las 21 en la sala Orestes Caviglia (San Martín 251), dentro del Septiembre Musical, por lo cual los socios de Club LA GACETA tienen 2x1 en entradas.
Precisamente, la obra fue bautizada “Fe”, con la particularidad de que la coreografía es del estadounidense Elia Mrak, quien está en Tucumán trabajando con el elenco estable. La dirección es de Martín Piliponsky, asistido por Silvina Koss.
Sobre el escenario estarán Carlos Acevedo, Melisa Bellagamba, Daniel Corres, Antonela Guerriero, Alejandra Martínez, Dolores Martínez, Melina F. Martínez, Alejandro Ocampos, Abril Ordóñez, Ana C. Represas, Natividad Saavedra, Alfredo Salomón y Rafael Segovia.
“‘Fe’ no habla de dogmas ni de esperanzas, sino de la fuerza de estar aquí y ahora. Una danza de la presencia, del colapso y de lo que resiste; un ritual escénico en el borde del presente; un espacio donde los cuerpos se enfrentan al derrumbe de las certezas y descubren, en la fragilidad, una nueva forma de resistencia”, adelanta el director.
En ese contexto conceptual “no promete respuestas ni esperanza, sino que es un acto de confianza en lo único que queda: el presente mismo; un presente que arde, se desmorona y, aun así, sostiene”, agrega en diálogo con LA GACETA.
- ¿Su mirada sobre la fe va por aparte de lo religioso?
- Para Elia, y también para mí, la fe no tiene que ver con lo religioso ni con un dogma, sino con la experiencia misma de estar vivos. Él lo plantea como una apuesta: no es creer en algo externo, sino animarse a sostener lo que sentimos y a permanecer. Es un estado más que una creencia. Desde su mirada, está en cómo nos conectamos con lo que nos pasa íntimamente, cómo reaccionamos ante lo que nos sucede de manera externa, y cómo nos dejamos desbordar. No se trata de esperar respuestas ni salvaciones, sino de habitar lo que hay, incluso lo frágil, lo inestable, lo incierto.
- ¿Cómo definirías a Mrak?
- Con Elia compartimos más de 15 años de trabajo juntos en diferentes países, atravesando escenarios, viajes y procesos muy diversos. Hemos vivido momentos de alegría enorme y también de dificultad y dolor. Es un privilegio enorme que comparta su trabajo con bailarines y bailarinas de Tucumán. Es una persona que disfruta mucho de los rituales, y esta obra justamente lo es: un espacio donde los cuerpos se enfrentan al colapso de las certezas y, en vez de resistirse, encuentran otra forma de sostenerse. Tiene algo de ensoñamiento, de acumulación de un sentir profundo, como si se tratara de un rezo físico sin palabras. Elia lucha permanentemente contra la tentación de individualizarse, de cerrarse para protegerse. Abrirse, mostrarse vulnerable, es un acto de enorme fe en la vida y en el devenir de las cosas. La potencia de su trabajo, y de esta obra en particular, es que se apoya en ese deseo de unión.
- En este momento, ¿confiar en uno mismo es esencial?
- Sin lugar a dudas, pero no en el sentido de una confianza individualista o aislada. El tema es cómo hoy construimos esa confianza, de dónde proviene. Vivimos en un mundo saturado de información, de imágenes, de promesas de éxito, de positivismo y de tecnología que muchas veces nos alejan de nuestro sentir más íntimo. Entonces, “Fe” es una forma de enfrentar la vida, pero no desde la esperanza en un futuro, sino desde la entrega radical al presente. Cuando todo se desmorona, hay algo que sigue sosteniendo: el aquí y el ahora. La confianza no puede nacer solamente de la mente, de una idea racional de seguridad, sino de un encuentro real con el otro que nos devuelve a nosotros mismos. Es fragilidad compartida.
¿Cómo se reacciona cuando ya no queda nada bueno por esperar?
- Aparece lo más humano. Hay algo muy revelador en ese momento: cuando todo parece perdido y nos encontramos vacíos, surge la posibilidad del renacimiento. Es un espacio fértil, donde algo nuevo puede brotar. La creatividad, en gran medida, nace de ahí, de ese lugar de desconocimiento donde la intuición tiene espacio para abrir puertas. Cuando nos permitimos movernos desde el ser y no desde el saber, descubrimos territorios inesperados y la vida se amplía.
Perfil: una trayectoria
Elia Mrak (Seattle, Estados Unidos) es coreógrafo, artista, performer, bailarín, economista, deportista y terapeuta somático con trayectoria internacional. Su propuesta integra danza contemporánea, prácticas somáticas, Qigong y pedagogía del movimiento y se distingue por el cruce entre arte, sanación y conciencia corporal. Junto con Martín Piliponsky creó “A Talk With Myself” y en 2019 presentó en Tucumán “The Void”. Lidera proyectos sociales y educativos como The 40/40 y la ONG Amoventmovement.








