Fito Páez, Ca7riel y Paco Amoroso en el Tiny Desk
Otro artista argentino conquista el pequeño escenario que hace años se convirtió en un ícono de la cultura pop y de las redes sociales. Fito Páez debutó en el Tiny Desk y esto es motivo de celebración no solo por chauvinismo, sino porque el rosarino alcanza un nuevo hito en su carrera a sus 62 años. Si bien el autor de "El amor después del amor" suele jugar con la melancolía —y lucra con ella— todavía asume desafíos como el que le planteó la National Public Radio (NPR) de Estados Unidos al pedirle que adapte algunos de sus hits al formato semi-acústico del ciclo de Youtube, al que los latinos bautizaron como "el tiny".
Fito desplegó versiones inéditas de los clásicos que lo consagraron como prócer del rock argentino y adaptó algunas canciones a la coyuntura del escenario: en "Tercer mundo" incluyó a Ca7riel y Paco Amoroso en el listado de artistas que enumera rapeando en esa gran crónica de los años ochenta en Buenos Aires. Maradona, Henry Miller, Almodóvar, Batato Barea, Beatriz Salomón, Billy Bond, Los Pimpinela, Jorge Porcel, Isabel Sarli y La Mona Jiménez, entre otros, ahora brindan con los nuevos reyes de la música urbana.
"El tiny" le sienta bien a Fito porque el formato, desprendido de tantos arreglos y efectos sonoros, encuentra armonía con el género de la canción de Páez. Al fin y al cabo, sus temas son eso, obras de un cantautor que se hizo gigante en su momento.
Cómo nació el Tiny Desk
El origen de este producto estrella de la radio pública de Estados Unidos se remonta a 2008, cuando su curador musical, Bob Boilen, y su colega Stephen Thompson, fueron a un show en Austin, Texas, a ver a la cantante Laura Gibson. Aseguraron en una entrevista que el lugar era tan ruidoso que no la pudieron escuchar. La frustración se convirtió en una idea: invitar a la artista a tocar en la redacción de la radio la próxima vez que estuviera en Washington, lugar donde todavía se emiten sus recitales. Unas semanas después, Gibson aceptó.
El escenario del Tiny Desk
Con ella en el estudio, el equipo de NPR decidió grabar la presentación sin mucha planificación. Para eso, la ubicaron detrás del escritorio de Bob, un lugar improvisado que años más tarde se convertiría en un escenario de culto. La grabación de Gibson se subió al sitio web de la radio y, con el tiempo, lo que empezó como una solución espontánea a un mal concierto se convirtió en un formato íntimo e improvisado que ya es un fenómeno global.
El escenario era realmente pequeño y funcional a tareas periodísticas. Una biblioteca, discos, carpetas, juguetes que adornaban la redacción y un "pequeño escritorio", de ahí su nombre en inglés.
En agosto de 2024, el diario El País reconstruyó cómo se grababa un recital en el Tiny Desk y en esa nota contó que la productora ejecutiva Suraya Mohamed fue una pieza clave desde el primer momento para el ciclo. Después de grabar el primer show, ella impulsó las decisiones que transformaron una actuación improvisada en una serie publicada en la web, una práctica que en ese momento no era común. YouTube había nacido tres años antes y todavía no era la gran plataforma que hoy conocemos. El equipo de productores de la serie, compuesto por once personas, se encargó de buscar bandas y artistas que merecieran un lugar, prestando especial atención a los artistas emergentes y al género indie americano. Al mismo tiempo, también tuvieron una mirada atenta a las manifestaciones latinas y diversas que llegaban al mercado anglosajón. La meta de Bob Boilen siempre fue clara: el descubrimiento.
El formato del Tiny Desk creció entonces como algo acogedor pero también desafiante. Obliga a los artistas a mostrarse casi desnudos, sin autotune ni condimentos que hoy abundan en las producciones musicales. Ahí despliegan su talento en estado puro, y hasta puede salir mal. Pero lejos de resguardarse, por allí pasaron músicos de la talla de Sting, Taylor Swift, Harry Styles o Dua Lipa. De estadios a un escritorio sin escalas, también tocaron bandas como U2 o Coldplay, que marcaron récord de audiencia en los 30 minutos promedio que dura cada recital. Y si bien son artistas de la gran industria, llegan a ese lugar no para exponerse, sino para mostrar una arista diferente y casi pura de su creatividad. Se los ve nerviosos, agradecen por haber sido invitados y algunos se declaran fans de esta especie de mini-Unplugged que recuerda al producto estrella que supo desplegar la cadena MTV en los noventa.
La explosión durante la pandemia
El Tiny Desk ya lleva más de quince años conectando artistas con una audiencia global, que desconoce de géneros e idiomas. Sin embargo, la cuarentena por la pandemia de COVID-19 encendió el crecimiento masivo de su popularidad. Para sus productores fue un enorme desafío pensar cómo iban a continuar los conciertos cuando todos los shows del mundo se habían cancelado. Los viajes, los hoteles, las giras, también.
Ed Sheeran publicó hace pocos días su show en el Tiny Desk
Es por eso que el formato se adaptó para que los artistas grabaran sus propias sesiones desde casa. Ahí nacieron grandes hitos como el show del artista español C. Tangana, quien grabó un concierto alrededor de una mesa de amigos en Madrid. Los latinos también tuvieron sus apariciones estelares con grandes shows como los de Carlos Vives, Trueno, Milton Nascimento, Mon Laferte o Nicki Nicole, entre otros.
Un espacio para el descubrimiento
Aunque el Tiny Desk se hizo famoso por atraer a grandes nombres, la misión principal de Bob Boilen es el descubrimiento de nuevos talentos. A lo largo de los años, el Tiny Desk Contest se convirtió en una iniciativa para impulsar las carreras de artistas emergentes y músicos destacados del mundo indie. Por la calidad de su sonido, por su propuesta estética y por la marca registrada de su escenario, la plataforma es un punto de encuentro que permite que las fronteras musicales se desvanezcan gracias al algoritmo de YouTube.
En tiempos donde las plataformas muestran solo lo que ya le interesa al usuario, el Tiny Desk es el reflejo de un trabajo en el que la curaduría todavía está a cargo de personas, cuyo principal capital es el prestigio que alcanzaron gracias a la exquisitez y la delicadeza de sus elecciones. Algunas décadas atrás, hubiese sido el lugar del género llamado, con mucha polémica, world music. Pero es más que eso. La mixtura o la referencia de su origen por suerte ya no definen a un estilo, sino más bien a una época en la que un pequeño escritorio puede condensar, al menos por unos minutos, el ritmo de un arte que todavía respira y sorprende.






