

Al momento de cocinar, muchas personas tratan de elegir los ingredientes más saludables y reversionar recetas para evitar el consumo de grasas inadecuadas o excesos que puedan poner en peligro la salud. En esta batalla por el bien del cuerpo y la extensión de la vida o la estética la duda sobre cuál es la mejor grasa para la cocina persiste.
La manteca ha sido un producto básico durante siglos, mucho antes de que la margarina apareciera en escena a principios del siglo XX. Si bien, la primera es alta en grasas saturadas, pero la margarina es un alimento ultraprocesado. Saber cuál de las dos es más saludable no es sencillo.
Según su preparación: ¿es más sana la manteca o la margarina?
Para hacer manteca, se calienta la leche para separar la crema, la cual luego se enfría y se bate hasta que se forma el suero de manteca y la parte sólida. En contraste, la margarina se produce batiendo aceite y agua para crear una sustancia sólida, a la que se le añaden otros ingredientes. Históricamente, se le agregaba hidrógeno para solidificar el aceite, lo que producía las dañinas grasas trans.
Las grasas trans, presentes en algunas margarinas, han demostrado ser más perjudiciales para la salud que las grasas saturadas de la manteca. Se asocian con un aumento del colesterol LDL ("malo") y una disminución del colesterol HDL ("bueno"), lo que incrementa el riesgo de enfermedades cardíacas. Según la OMS, se estima que las grasas trans podrían ser responsables de hasta 540,000 muertes al año a nivel mundial.
A pesar de que las grasas saturadas de la carne y la manteca están vinculadas a un mayor riesgo de enfermedades del corazón, la grasa saturada no es una sustancia homogénea, ya que su origen influye en sus efectos en la salud. Estudios recientes han demostrado los beneficios de dietas ricas en grasas saludables de alimentos como los frutos secos, el aceite de oliva y el pescado. En definitiva, es más importante considerar la fuente de las grasas y no solo la cantidad total.
Cuál es la mejor opción: ¿la manteca o la margarina?
Existen menos pruebas sobre los efectos de la margarina en la salud debido a su composición variable y a que ha evolucionado con el tiempo. Aunque el perfil nutricional de la manteca se mantiene constante a nivel global, las normativas sobre la margarina cambian por país. Por ejemplo, en Estados Unidos no se permite que contenga grasas trans, a diferencia de otras naciones. A pesar de esta falta de datos específicos, los expertos señalan que los productos con menos grasas saturadas y más grasas poliinsaturadas, libres de grasas trans, suelen ser la mejor alternativa.
La decisión entre margarina y manteca depende del consumo personal y del contexto general de la dieta. Si el consumo es moderado y el resto de la alimentación es saludable, la elección no tendrá un impacto significativo. Sin embargo, en dietas ricas en alimentos procesados y bajos en nutrientes, el consumo de grasas saturadas tiende a ser muy elevado. En definitiva, la opción que elijas debe alinearse con tus necesidades de salud, recordando que es solo una pieza en el complejo rompecabezas de una alimentación balanceada.








