En cada carrera o entrenamiento siempre hay historias que se roban el corazón, y en la jornada de entrenamiento, organizada por Somos Rush, rumbo a los 21K LA GACETA una de las imágenes más tiernas fue la de la familia compuesta por Rodrigo Solórzano, Flavia Navarro y la pequeña Rufina. Mientras Rodrigo se animaba a los 10 kilómetros, su pareja y su hija lo alentaban desde la vereda y luego compartieron juntos un desayuno distendido, celebrando el esfuerzo convertido en una fiesta familiar.
Rodrigo conoció a Somos Rush casi por casualidad. “Lo vi por Instagram, me lo pasó mi cuñada. Me puse a buscar en sus historias destacadas, vi quiénes eran, qué hacían, y me interesó mucho. Hoy fue la primera vez que participo en un evento de ellos y, de hecho, en un evento así también”, contó con entusiasmo.
La experiencia lo dejó con una sonrisa. “Hice los 10K y estuvo muy lindo, porque además del esfuerzo físico, hay un ambiente diferente. En las paradas que fuimos haciendo para reagruparnos, se genera un poco de charla, de risas, de socializar, y eso lo hace especial”, manifestó.
Su vínculo con el running viene de algunos años atrás, aunque no de manera continua. “Corría antes, pero dejé durante tres años. Recién hace cuatro meses volví y ahora estoy retomando con muchas ganas. La idea es seguir en los 10K, sumar experiencias y, en algún momento, quién sabe, ganar alguna”, señaló entre risas.
En esta vuelta al deporte, Rodrigo reconoce que no corre solo por salud o desafío personal, sino también por un sentido más amplio: “Uno corre también para la familia. Rufina viene siempre a acompañar, y es un orgullo ver que están ahí, alentando, quiero estar bien para ellas”, agregó el deportista amateur.
Flavia, su compañera, también se entusiasma con el ambiente que rodea al running, aunque por ahora no participa en la pista. “Fui mamá hace poco, por eso no puedo correr todavía. Pero siempre lo acompaño a él. Me gusta mucho lo que genera este deporte, es muy social, se conoce gente muy linda. Quizás algún día me anime a participar en una competencia, cuando ya esté mejor físicamente”, contó mientras sostenía a Rufina, que dormía en sus brazos.
A pesar de no calzarse aún las zapatillas, Flavia valora lo que el running aporta en la vida cotidiana: “Es un hábito que te cambia. Te da placer hacer deporte y te rodea de gente con buena energía. Es como una competencia contra uno mismo”.
Rodrigo coincide. Recuerda que durante años miraba a otros corredores desde el coche y pensaba que había que tener muchas ganas para salir un domingo temprano. “Ahora me pasa al revés: soy yo el que está corriendo y me siento feliz. Es lindo cambiar de lugar, dejar de ser espectador para estar dentro de la experiencia”, aseguró.
La escena se completa con Rufina, que todavía no entiende de marcas ni de kilómetros, pero ya forma parte de este ritual que mezcla deporte, familia y comunidad. Al final, las carreras no se miden solo por cronómetros, sino también por esos pequeños momentos compartidos que dejan recuerdos imborrables.
Los Solórzano-Navarro encontraron en los 10K de Somos Rush un entrenamiento y una excusa perfecta para vivir un domingo distinto, con deporte, risas y unión familiar. Una postal que anticipa lo que será la gran cita del 5 de octubre, cuando los 21K tiñan de emoción las calles tucumanas.







