Estudiante de excelencia: el albañil que no duerme por su sueño de ser arquitecto

Esteban Díaz pasa de la obra a la Facultad durante el día y, por la noche, estudia. "No hay otra forma", dice este alumno acostumbrado a hacer un esfuerzo extremo en pos de educarse y obtener un título profesional.

ESTUDIAR Y TRABAJAR. Esteban Díaz trabaja con su padre en la obra y estudia hasta la madrugada para seguir su sueño universitario. / LA GACETA, VICTORIA REINOSO ESTUDIAR Y TRABAJAR. Esteban Díaz trabaja con su padre en la obra y estudia hasta la madrugada para seguir su sueño universitario. / LA GACETA, VICTORIA REINOSO

El sol empieza a asomarse cuando Esteban Díaz ya está en la obra. Entre ladrillos apilados, cemento húmedo y herramientas esparcidas, prepara materiales, alcanza palas y ayuda a su padre con cada detalle de la construcción. Mientras observa el durlock, piensa en que más tarde también estudiará estructuras, pero en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Tucumán (FAU-UNT).

Como la de muchos jóvenes que trabajan y estudian, su jornada no tiene pausas. De 8 a 16 trabaja en la obra; luego viaja casi una hora en colectivo hasta la Facultad. Asiste a clases hasta que se hace de noche y, cuando vuelve a casa, le espera más esfuerzo. Para Esteban es común dormir poco: cuatro horas con suerte. Todo lo hace en pos de alcanzar el sueño de recibirse de arquitecto.

“Estudio a la madrugada, hasta las 6, para preparar las materias que no puedo cursar por los horarios que tengo”, explica Esteban, 25 años, quien vive en San Miguel de Tucumán, cerca de Lomas de Tafí. “Es físicamente desgastante y, también, complicado desde el punto de vista mental, pero no hay otra forma”, dice.

EN LA OBRA. Entre ladrillos, planos y pocas horas de sueño, Esteban Díaz refleja la rutina de muchos que estudian y trabajan a la vez. / CORTESÍA ESTEBAN DIAZ EN LA OBRA. Entre ladrillos, planos y pocas horas de sueño, Esteban Díaz refleja la rutina de muchos que estudian y trabajan a la vez. / CORTESÍA ESTEBAN DIAZ

Trabajar y estudiar

Su rutina refleja la situación de quienes no están dispuestos a dejar la universidad. Esteban llegó a la albañilería por su padre. “Él necesitaba ayuda, entonces, fui yo a trabajar. Antes siempre lo ayudaba, pero ahora es mi trabajo principal”, cuenta. Su tarea consiste en asistir a su progenitor en la ejecución de las obras.

Cursar Arquitectura en paralelo no es sencillo. A pesar de la carga, se organiza para rendir materias, y está actualmente cursando asignaturas de tercero y cuarto. Su familia formada por su padre y sus hermanas lo apoya. “Mi papá está conforme con que estudie y trabaje. Él no pudo hacerlo, así que le parece bien que sus hijos tengamos la oportunidad”, comenta durante un diálogo con LA GACETA en la FAU.

La elección de la carrera no fue casualidad. “Siempre estaba cerca de él, viendo cómo se hacen las cosas. Me interesaba aprender y entender cómo funciona todo. Eso me llevó a estudiar Arquitectura”, apunta. Y aunque reconoce que la carrera es costosa, todo lo que gana en la obra lo destina a la Facultad. “No tengo joda ni nada de esas cosas, todo va para los materiales”, cuenta.

EN LA FACU. La rutina de Esteban Díaz alterna albañilería, traslados, clases y estudio hasta la madrugada. / LA GACETA, VICTORIA REINOSO EN LA FACU. La rutina de Esteban Díaz alterna albañilería, traslados, clases y estudio hasta la madrugada. / LA GACETA, VICTORIA REINOSO

Rompiendo prejuicios

Esteban también reflexiona sobre los prejuicios que puede haber en su entorno. “Al principio me daba vergüenza que en la Facultad supieran que trabajo de albañil. Pensaba que me iban a mirar raro o me iban a discriminar, pero después me di cuenta de que depende de la gente”, dice. Él encontró una comunidad que lo contiene: sus compañeros y profesores suelen brindarle ayuda cuando la necesita con las maquetas o los planos. "La gente es lo que más me gusta de la carrera, son todos muy atentos", suma.

“Me gustaría mejorar profesionalmente. En el futuro, tal vez trabaje en otro país para conocer otras técnicas, o estudie otra carrera como contador, que siempre me gustó. Pero ahora mi objetivo es terminar Arquitectura y seguir trabajando”, afirma Esteban.

Su historia revela que estudiar y trabajar a la vez exige organización, esfuerzo físico y mental, y pocas horas de descanso. El día a día no es fácil, pero es la manera que encontró para cumplir con sus metas. Al especto, Esteban reflexiona: “creo que todos pueden. Si yo puedo... Nada te limita. A la limitación también te la ponés vos mismo”.

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