

Un grupo de investigadores de Brasil estudia un potencial efecto desconocido de los edulcorantes. Una prueba realizada a más de 12.000 personas arrojó como resultado que los endulzantes artificiales podrían acelerar el deterioro cognitivo en las personas menores de 60 años.
La revista Neurology replicó el Estudio Longitudinal Brasileño de Salud del Adulto, realizado entre 2008 y 2019. De él participaron en total 12.772 personas adultas con un promedio de 52 años. Como primer paso de la encuesta, completaron un cuestionario preciso sobre su alimentación. A partir de allí, el grupo total fue dividido en tres partes según la cantidad de edulcorantes que consumían.
En paralelo, se analizaron las capacidades cognitivas de los encuestados mediante pruebas de memoria, fluidez verbal, evocación de palabras y otras actividades. Se tuvieron en cuenta, entonces, siete compuestos diferentes: aspartamo, sacarina, acesulfamo-K, eritritol, xilitol, sorbitol y tagatosa, presentes –entre otros– en gaseosas, edulcorantes y bebidas azucaradas y con alcohol.
Cómo los edulcorantes pueden acelerar el deterioro cognitivo
El subgrupo de adultos que más edulcorante había consumido tuvo un deterioro cognitivo un 62% más veloz que los que consumieron menos. Según el estudio, este porcentaje se traduce como 1.6 año de envejecimiento del cerebro y, por lo tanto, de sus funciones. Las actividades de memoria fueron resueltas con menor eficiencia que al inicio del estudio.
De los componentes estudiados, solo la tagatosa no produjo alteraciones en el deterioro cognitivo ni en la velocidad del envejecimiento cerebral. “Nuestros hallazgos indican que algunos edulcorantes pueden tener efectos negativos en la salud cerebral con el paso del tiempo”, indicó la autora principal del estudio, doctora Claudia Kimie Suemoto.
El estudio, sin embargo, tiene algunas limitaciones, como que no se incluyeron todos los edulcorantes existentes, por lo tanto es imposible generalizar los resultados de manera certera. Por otra parte, los encuestados hicieron declaraciones sobre sus propias dietas, por lo que podría haber datos erróneos o no declarados. Por último, los investigadores habla de asociaciones entre el consumo y los perjuicios en la salud,en vez de causas y consecuencias.








