La goleada de Arsenal desnudó el problema de Campodónico en San Martín: un equipo sin base ni esquema claro

El DT utilizó cuatro sistemas distintos en seis partidos y nunca pudo consolidar nombres fijos. El plantel luce golpeado y sin identidad justo en el tramo decisivo.

A MEJORAR. Campodónico sabe que el margen de error se achicó considerablemente y sólo sirve comenzar a ganar. A MEJORAR. Campodónico sabe que el margen de error se achicó considerablemente y sólo sirve comenzar a ganar. Prensa CASM

La derrota con Arsenal dejó cicatrices profundas y abrió un horizonte lleno de incógnitas para San Martín. El 0-3 en La Ciudadela no fue un simple traspié: fue una alarma que encendió todas las luces rojas de cara al choque del viernes contra Colegiales. Mariano Campodónico no sólo deberá levantar anímicamente a un plantel golpeado, sino también encontrar un “11” titular que todavía no aparece. Contra un rival que pelea por su supervivencia en la categoría, cada error puede costar demasiado y San Martín llega con más dudas que certezas.

El ciclo de Campodónico había empezado con ilusión. En su debut frente a River por Copa Argentina, eligió un 4-3-3 que mostró orden, pese a la derrota 0-3. Ese “11”, con Darío Sand, Federico Murillo, Mauro Osores, Guillermo Rodríguez, Hernán Zuliani, Jesús Soraire, Matías García, Nicolás Castro, Franco García, Martín Pino y Gabriel Hachen, transmitió señales de carácter. Pero lo que pareció un punto de partida quedó en el olvido rápidamente.

La visita a Puerto Madryn expuso las primeras grietas. El DT pasó a un 4-2-3-1 que por momentos se transformaba en 4-1-4-1. San Martín fue un equipo partido, sin sociedades en el mediocampo y con una defensa endeble. Sand sostuvo la imagen con varias atajadas y un penal tapado, pero ni su esfuerzo evitó el 1-3. Ese día quedó claro que el entrenador no lograba repetir nombres ni funcionamiento.

De regreso en La Ciudadela, contra Alvarado, buscó un 4-2-1-3 con Juan Cuevas de enganche y tres delanteros definidos. Sobre el papel era un plan ofensivo, pero en la cancha resultó un equipo ansioso, largo y desordenado. Campodónico terminó con cuatro atacantes en simultáneo, más por desesperación que por estrategia. El 0-0 dejó dudas crecientes.

Por este motivo, el triunfo frente a Deportivo Maipú (2-1) trajo alivio, aunque sin juego. Volvió al 4-3-3, incluyó a Aníbal Paz como lateral y encontró respuestas. Los goles de Juan Cruz Esquivel y Sand, de penal, alcanzaron para cortar la mala racha, aunque no disiparon las sombras.

En Floresta, frente a All Boys, las bajas lo obligaron a cambiar otra vez: probó con un 4-4-2 que por momentos mutaba a 4-3-3. Paz jugó más adelantado y Zuliani regresó al lateral. El equipo defendió mejor, pero volvió a carecer de peso ofensivo. El 0-0 fue justo y dejó la sensación de que San Martín ya jugaba condicionado por sus limitaciones.

Con ese panorama, todo se terminó de derrumbar contra Arsenal. El rival, hundido en la tabla, parecía la ocasión para despegar. Sin embargo, San Martín se desmoronó. Repitió el 4-4-2 de Floresta, pero esta vez la estructura se vino abajo. El equipo fue mal armado, con futbolistas desconectados y un mediocampo sin respuestas. Arsenal movió la pelota a placer, lastimó de pelota parada y expuso todas las falencias hasta clavar un 3-0 lapidario.

Más allá del resultado, lo más preocupante fue la falta de plan. Cada córner en contra fue un suplicio, cada ataque rival parecía un castigo. La marca en zona no funcionó, la defensa estuvo lenta y la falta de sincronización expuso un equipo sin rumbo. El contraste con Ariel Martos es inevitable: con él, San Martín tenía limitaciones, pero mantenía orden y nunca fue goleado. Con Campodónico, las grietas se convirtieron en abismos.

En seis partidos, el DT usó cuatro esquemas diferentes (4-3-3, 4-2-3-1, 4-2-1-3 y 4-4-2) y jamás repitió dos veces seguidas el mismo “11” titular. Lesiones, bajas y rendimientos irregulares lo obligaron a cambiar, pero la consecuencia fue un equipo sin identidad.

El desafío inmediato para San Martín

Ahora el desafío es doble. Por un lado, levantar a un plantel golpeado, silbado en su propia cancha y cada vez más cuestionado por la hinchada. Por otro, encontrar un “11” confiable que le dé continuidad y memoria a un equipo que juega distinto cada semana. El fútbol no perdona la improvisación, y la Primera Nacional mucho menos.

Colegiales aparece en el horizonte como examen inmediato. San Martín no puede seguir resignando puntos ni repetir actuaciones como la de Arsenal. La tabla aprieta, la confianza se erosiona y el margen de error se achica. Campodónico deberá definir un “11”, sostener un esquema y devolverle al plantel la seguridad perdida. Si no lo logra, el “Santo” corre el riesgo de que una temporada que comenzó soñando con el ascenso termine hundida en la mediocridad.

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