LA FIGURA. Franco Armani atajó dos penales y fue clave para que el “Millonario” avance en la Copa Argentina.
River Plate volvió a experimentar una de esas noches de Copa Argentina en las que el guión queda escrito al filo de la angustia. Tras un empate sin goles en los 90 minutos frente a Unión en Mendoza, el equipo de Marcelo Gallardo se impuso 4 a 3 en los penales y avanzó a los cuartos de final, donde enfrentará a Racing. La gran figura fue Franco Armani, héroe absoluto con dos atajadas en la definición.
Desde el arranque, el partido mostró lo que sería su tónica: lucha, fricción y situaciones repartidas. El “Millo” asumió el protagonismo, pero el “Tatengue” no se achicó y respondió con ataques punzantes. A los 8’, Giuliano Galoppo probó de volea desde la puerta del área, aunque su disparo fue controlado por Matías Tagliamonte. Diez minutos después, Mauricio Martínez intentó sorprender con un remate desde lejos al notar adelantado a Armani, y la pelota pasó muy cerca.
River volvió a tener una chance clara a los 26’, cuando “Maxi” Salas llegó a posición de gol pero el arquero del “Tatengue” se anticipó en el mano a mano. Unión respondió a los 42’ con otro intento de “Caramelo” Martínez que se fue rozando el palo izquierdo.
En el complemento, ambos equipos tuvieron ocasiones claras. Tarragona probó a los 5’ con un zurdazo que salió apenas al lado del palo derecho. River replicó con un cabezazo de Salas que se fue por poco y un potente remate de Marcos Acuña desde afuera del área. El propio Armani tuvo que lucirse a los 20’ con una gran tapada ante Mauro Pittón.
La polémica llegó a los 23’, cuando Montiel fue derribado en el área tras un desborde de Acuña y todo River reclamó penal, pero el árbitro dejó seguir. En el tramo final, el “Millonario” sufrió: primero Armani y luego Montiel despejaron en el área chica, y más tarde Tagliamonte le ahogó el grito a Lencina. En tiempo de descuento, el arquero de Unión volvió a salvar a su equipo ante un remate a quemarropa, y en la réplica Nicolás Palavecino definió mal ante Armani. La igualdad sin goles forzó la tanda de penales.
Allí se agrandó la figura de Armani. El campeón del mundo le contuvo los remates a Lucas Gamba y a Valentín Fascendini, mientras que River mostró frialdad y precisión: convirtieron “Juanfer” Quintero, Miguel Borja, Facundo Colidio y Gonzalo Montiel. El 4 a 3 sentenció la clasificación y desató la euforia riverplatense.
El festejo del plantel en el centro de la cancha reflejó el valor de este triunfo. No fue una exhibición futbolística, pero sí una demostración de carácter en una Copa Argentina que históricamente se define por detalles. River mantiene vivo el sueño de conquistar nuevamente el torneo, que ya supo ganar tres veces bajo el ciclo del “Muñeco” Gallardo.
“Quiero destacar la ejecución de mis compañeros, que fueron a patear con decisión y firmeza. Seguimos en carrera en todas las competencias. Yo nunca me doy por vencido, siempre fui un luchador en la vida. Nunca me relajo, siempre quiero más y obviamente estamos en un club que exige mucho. Tuvimos opciones de gol para convertir y no se dio, pero estoy muy contento”, dijo Armani.
River, otra vez, comprobó que la Copa Argentina no admite concesiones y que la diferencia entre planteles se achica cuando la pelota quema. El pase de ronda se celebra, pero también deja enseñanzas: la necesidad de mayor contundencia y la certeza de que, cuando todo se complica, aparece Armani para sostener el sueño.
La sonrisa final tuvo mucho de alivio y bastante de épica. Porque River sufrió, transpiró y al final festejó. No brilló, pero avanzó. La clasificación lo obliga a corregir errores y a recuperar contundencia, pero también lo sostiene en carrera y con la ilusión intacta. Y mientras Armani siga bajo los tres palos, el equipo de Gallardo siempre tendrá la esperanza de que, aun en las noches más difíciles, el destino se incline a su favor.






