Barras bravas bajo la lupa: los oscuros antecedentes de Independiente y Universidad de Chile

La violencia en Avellaneda reavivó el debate sobre el poder de las hinchadas. Tanto “Los de Abajo” como “Los Dueños de Avellaneda” arrastran un largo historial de amenazas y vínculos con el delito.

VIOLENCIA EN EL FÚTBOL. Las barras de Independiente y la U, apuntadas tras los incidentes en Avellaneda. VIOLENCIA EN EL FÚTBOL. Las barras de Independiente y la U, apuntadas tras los incidentes en Avellaneda.
21 Agosto 2025

La violencia de las barras bravas volvió a quedar expuesta tras los incidentes en el partido entre Independiente y Universidad de Chile por la Copa Sudamericana. Sin embargo, lo sucedido en Avellaneda no es un hecho aislado: tanto “Los de Abajo” como “Los Dueños de Avellaneda” acumulan un historial de episodios que combinan amenazas, destrozos, aprietes y hasta vínculos con el crimen organizado.

Los de Abajo: invasiones y redes ilegales

La hinchada de la Universidad de Chile arrastra un largo prontuario. En 2022, en medio de campañas que dejaron al club al borde del descenso, la violencia se desbordó. El 30 de octubre de ese año, tras la derrota con Curicó Unido, más de un centenar de hinchas invadieron el Estadio El Teniente de Rancagua y encararon a jugadores como Pablo Aránguiz y Thomas Rodríguez. Al día siguiente, Aránguiz denunció haber recibido amenazas de muerte, lo que obligó al club a pedir custodia para él.

La escalada continuó semanas más tarde, cuando barristas destrozaron el memorial en honor a 16 hinchas de O’Higgins fallecidos en 2013 y fueron acusados de agredir y abusar de seguidoras de Curicó Unido. Pese a los desmentidos de la barra, el club rival presentó denuncias a Carabineros.

Los episodios se repitieron en 2023: rayados contra dirigentes y futbolistas en el estadio Santa Laura, retrasos por disturbios en las tribunas y hasta un apedreo al micro del plantel después de perder con Coquimbo Unido. La tensión también se trasladó a los muros del Centro Deportivo Azul, donde aparecieron mensajes de repudio hacia el presidente Michael Clark y el entrenador Santiago Escobar.

Más recientemente, los hinchas azules protagonizaron graves incidentes en el partido con Audax Italiano, con invasiones de tribunas y peleas internas que obligaron a detener el juego. Este año, en Sausalito, destruyeron butacas tras una derrota con Everton.

A la violencia en las tribunas se suma un factor aún más alarmante: investigaciones periodísticas revelaron que facciones de Los de Abajo, como “Ferro Azul” y “Bomba Azul”, funcionan como verdaderas células del crimen organizado. Sus líderes exhiben armas de guerra en redes sociales, participan en tráfico de drogas y fueron implicados en homicidios. Uno de los cabecillas, Michael Muñoz Castro, alias “Herón”, fue acusado de coordinar emboscadas armadas contra hinchas rivales, incluida la que terminó con la muerte de un simpatizante de Colo-Colo.

Los Dueños de Avellaneda: aprietes y guerra interna

En Independiente, la barra también muestra un prontuario de peso. A finales de 2024, 25 integrantes de Los Dueños de Avellaneda, liderados por Mario Nadalich y Juan Ignacio Lencziki, irrumpieron en el predio de Villa Domínico tras un entrenamiento. El motivo: amenazar al plantel luego del escándalo por la fiesta en un yate que protagonizaron algunos jugadores. “Dejen la joda y empiecen a ganar, porque la próxima no venimos a hablar, venimos a actuar”, fue el mensaje intimidante que los futbolistas escucharon bajo la lluvia de Avellaneda.

El apriete se sumó a los conflictos internos que atraviesa la barra desde hace años. En enero de 2025, un episodio en la sede social reflejó la feroz disputa de poder entre facciones: David Caña desafió públicamente a Nadalich, jefe de la barra oficial, en un tenso cara a cara que quedó registrado en video. Esa rivalidad, que ya había quedado expuesta con peleas dentro del estadio en noviembre de 2024, tuvo incluso un nuevo capítulo en Uruguay, cuando las facciones se enfrentaron durante un amistoso con Defensor Sporting.

El historial “rojo” también incluye choques con barras de Racing (en 2021 se enfrentaron a tiros en Avellaneda, con heridos y destrozos), más de 120 detenidos tras disturbios con la policía en 2017 y episodios que involucraron a históricos líderes como Pablo “Bebote” Álvarez y César “Loquillo” Rodríguez, a quienes se les llegó a prohibir el ingreso a estadios por amenazas cruzadas.

En 2012, la violencia también se trasladó a la cancha: un proyectil lanzado desde la tribuna impactó al arquero Juan Carlos Olave, de Belgrano, lo que obligó a suspender el partido. A las pocas horas fueron detenidos miembros de la barra, entre ellos “Gordo Richard”, acusado además de tenencia de armas y drogas.

Patrón repetido

Lo que ocurrió en Avellaneda por la Copa Sudamericana encuentra explicación en estos antecedentes: barras empoderadas, con peso dentro y fuera de los clubes, capaces de condicionar planteles, amedrentar dirigentes y manejar negocios ilegales a la sombra del fútbol. Tanto en Chile como en Argentina, la violencia organizada de las hinchadas dejó de ser un problema deportivo para convertirse en un fenómeno social, con ramificaciones en la política, la seguridad y hasta el crimen organizado.

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