CRONOLOGÍA DE UNA TRAGEDIA. Las imágenes del Independiente–Universidad de Chile recorren el mundo y reflejan la violencia desatada en Avellaneda. EFE
El duelo entre Independiente y Universidad de Chile por la vuelta de los octavos de final de la Copa Sudamericana estaba llamado a ser una fiesta. Sin embargo, lo que ocurrió en el estadio Libertadores de América se convirtió en una de las páginas mas oscuras del fútbol sudamericano. La noche del miércoles derivó en un escándalo internacional con escenas de extrema violencia, represión policial y un partido cancelado por Conmebol.
Previa marcada por la tensión
Un día antes del encuentro, las barras de ambos equipos ya habían marcado el clima. Hubo enfrentamientos en la calle, denuncias de robos de banderas y un ambiente caldeado que anticipaba problemas.
Pese a esos antecedentes, la seguridad falló de entrada: la barra de la U ingresó sin ser revisada con bombas de estruendo, bengalas, proyectiles e incluso armas blancas. La decisión de ubicarlos en una bandeja superior, justo sobre hinchas locales, fue el primer error fatal.
Primer tiempo: los incidentes se encienden
El partido apenas llevaba minutos cuando alrededor de 30 barras de la U destrozaron un baño y comenzaron a lanzar objetos hacia la parcialidad del Rojo. Entre los proyectiles cayeron butacas, maderas, botellas, materia fecal y hasta un inodoro.
La tensión crecía en cada sector del estadio. El clima era insostenible, pero el partido siguió su curso.
Entretiempo: la situación se desborda
En el descanso, el descontrol fue aún mayor: se arrancaron más asientos, algunos fueron incendiados y un encapuchado arrojó una bomba de estruendo hacia la “Garganta del Diablo”, el sector donde suelen ubicarse familiares de los futbolistas. Ese hecho fue el detonante de la furia de los hinchas locales.
Segundo tiempo: suspensión definitiva
El complemento apenas pudo jugarse un par de minutos. Los jugadores de la U intentaron calmar a su tribuna, pero los proyectiles seguían cayendo y hubo heridos dentro del campo de juego que necesitaron asistencia. El árbitro detuvo el partido y, tras varios intentos por reanudarlo, la Conmebol resolvió la cancelación definitiva.
Afuera: represión y linchamientos
El caos continuó fuera del estadio. Miles de hinchas fueron desalojados en medio de una represión policial que dejó imágenes de corridas, golpes y personas ensangrentadas. El horror no se limitó a la calle, dentro del Libertadores de América, un grupo de barras de la U fue acorralado por hinchas de Independiente y sufrió un violento linchamiento que quedó registrado en videos. Algunos intentaron escapar saltando las rejas, otros quedaron inconscientes en el suelo, mientras camisetas de la U fueron colgadas como “trofeos” en las tribunas.
ð¨ Noche de terror en Avellaneda: varios HINCHAS HERIDOS en las inmediaciones del Libertadores de América. pic.twitter.com/ThSKGKMpZK
— doble amarilla âï¸âï¸âï¸ (@okdobleamarilla) August 21, 2025
El colectivo destrozado y la salida de la U
En el estacionamiento, el micro que debía trasladar a la delegación de Universidad de Chile fue vandalizado. Los futbolistas y el cuerpo técnico quedaron encerrados durante horas en los vestuarios hasta que pudieron salir de madrugada hacia su hotel bajo custodia.
ASà QUEDà EL MICRO DE LA U. DE CHILE, LUEGO DE LOS GRAVES INCIDENTES QUE OCURRIERON EN EL LIBERTADORES DE AMÃRICA ð¨ pic.twitter.com/1LBzr0pyFp
— DSports Radio 103.1 FM (@DSportsRadio) August 21, 2025
El saldo: heridos, detenidos y condenas
Según los primeros reportes oficiales en Buenos Aires, dos hinchas chilenos fueron operados por traumatismos de cráneo y permanecen en estado grave, otros 11 sufrieron heridas leves y se contabilizaron más de 300 detenidos.
La policÃa de la ciudad frenó a los micros con hinchas de la U. De Chile. Realizó una requisa, secuestro pertenecÃas y están momentáneamente detenidos. pic.twitter.com/Tl3aTWQLy3
— Adrián Sánchez (@AdriSanchez32) August 21, 2025
Las imágenes recorrieron el continente y provocaron reacciones inmediatas. El presidente de Chile, Gabriel Boric, habló de “irresponsabilidad en la organización” y remarcó que “nada justifica un linchamiento”. Desde Independiente, Néstor Grindetti culpó a la barra visitante y pidió sanciones contra la U, mientras que desde Chile el repudio también incluyó a la Conmebol y al operativo de seguridad.
La noche que debía ser recordada como un duelo sudamericano quedó marcada como una de las páginas más violentas en la historia reciente del fútbol continental. El “minuto a minuto del horror” en Avellaneda se transformó en una herida difícil de cerrar: el deporte cedió lugar a la barbarie.






