
ACV. La detección temprana puede alvar vidas.

El accidente cerebrovascular (ACV), conocido también como stroke, es una condición médica grave que ocurre cuando se altera el flujo sanguíneo al cerebro. Esto provoca un daño en sus estructuras y lo convierte en la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad a nivel mundial. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año, de los 15 millones de personas que sufren un ACV, cinco millones mueren y otros cinco millones quedan con una discapacidad permanente.
La prevención como prioridad
Según Margarita Guiñazú, jefa del Servicio de Neurología en Clínica Santa Isabel de Buenos Aires, tanto la prevención primaria (antes de que ocurra el primer evento) como la secundaria (después de un ACV) son cruciales. Para reducir los riesgos, se deben tener en cuenta medidas como:
- Controlar la hipertensión arterial.
- Seguir una alimentación saludable y hacer actividad física regularmente.
- Dejar de fumar y moderar el consumo de alcohol.
- Controlar el colesterol y la diabetes, así como tratar enfermedades cardíacas y de la carótida.
- Asegurar un sueño reparador y manejar el estrés.
- "Tiempo es cerebro": la importancia de la atención inmediata
La experta enfatiza que, en los casos de ACV isquémico (que representan más del 80% de los casos), existe una ventana de pocas horas para administrar medicamentos. Por lo tanto, ante la aparición de síntomas como dificultad para hablar, alteraciones visuales, debilidad o adormecimiento en la cara, brazos o piernas, pérdida repentina del equilibrio, vértigo, mareos o un dolor de cabeza intenso, la indicación es acudir de inmediato a una guardia de alta complejidad. No se debe esperar a que los síntomas desaparezcan.
El tratamiento requiere un enfoque multidisciplinario desde el primer momento, con especialistas en emergentología, neurología, terapia, medicina interna y, en algunos casos, neurocirugía. Después de la etapa aguda, la rehabilitación puede incluir fisiatría, kinesiología y fonoaudiología, con el apoyo de la familia, amigos y cuidadores.
La especialista concluye que "lo más importante será siempre el paciente, con su esfuerzo y tesón para atravesar una circunstancia dolorosa e inesperada, pero que tiene múltiples opciones de tratamiento y recuperación". Si bien el ACV es un gran desafío, la mayoría de sus factores de riesgo son controlables, ofreciendo la oportunidad de reducir su impacto y mejorar la recuperación.







