DESAHOGO. Auzqui anotó el 2-2 sobre el final del partido. Prensa CAT.
¿Cómo se debe evaluar el empate 2-2 entre Sarmiento y Atlético? El resultado abre un cruce de sensaciones: la primera mirada apunta a los errores del “Decano”, que otra vez quedaron expuestos y permitieron que el “Verde” se pusiera en ventaja en el primer tiempo. Joaquín Ardaiz remató dos veces y ambas terminaron en gol. La segunda es más optimista: el equipo de Lucas Pusineri empujó, resistió sus propias dudas y, sobre el final, Carlos Auzqui firmó la igualdad. “Perro” olfateó, se ubicó en el lugar justo y cabeceó tras una gran atajada de Lucas Acosta. Pero la pregunta inevitable es: ¿qué lecciones deja esta igualdad frente al conjunto de Junín?
1- Despertar a tiempo: como alguien que pospone el despertador, Atlético suele demorarse en entrar en juego. Ya es el segundo partido consecutivo en el que comienza dormido, lento y desconectado. Lo pagó ante Newell’s y volvió a tropezar contra Sarmiento. Los locales, en cambio, entendieron que era una final: Iván Morales encaró desde tres cuartos, dejó rivales en el camino y picó la pelota sobre Matías Mansilla. Cuando el balón estaba por entrar, Ardaiz apareció para empujar el primero.
2- La precisión como deuda: Atlético ganó terreno a partir de la desesperación, con sus volantes pidiendo la pelota, pero las jugadas se desarmaban a metros del área. Hubo demasiados pases imprecisos, y el equipo mostró que todavía no sabe sentirse cómodo con la posesión. La ansiedad también alcanzó a los defensores, que arriesgaron entregas cortas que casi terminan en pérdidas peligrosas. El “Decano” mantiene la intención de atacar, pero carece de volumen y claridad para generar daño sostenido.
3- Un esquema cambiante: el dibujo nunca se estabilizó. Por momentos se veía un 5-3-2, con Franco Nicola como carrilero, y en otros un 4-4-2 improvisado. El problema es que Franco Nicola, de perfil ofensivo, no ofrece retroceso defensivo y eso dejó expuesto a Miguel Brizuela cada vez que Sarmiento aceleró por ese sector. La indefinición táctica sigue siendo una cuenta pendiente.
4- La suerte también pesa: aunque el primer tiempo mostró falencias, Atlético buscó con insistencia. Un cabezazo de Marcelo Ortiz dio en el palo derecho de Acosta y un remate lejano de Maximiliano Villa se fue apenas desviado. Esa falta de fortuna se repite: el “Decano” genera, pero no siempre consigue la recompensa. Y cuando las cosas no salen, los rivales suelen aprovecharlo al máximo.
5- El premio al esfuerzo: pese a todo, Atlético encontró aire sobre el final. Mateo Coronel, ingresado en el complemento, puso el 2-1 de cabeza, y Auzqui, con su olfato de goleador, marcó el empate en tiempo cumplido. Fue el reflejo de un equipo con carácter, que no se rinde, aunque todavía le falta consolidar un estilo de juego que lo haga menos dependiente de la reacción tardía.
La igualdad en Junín deja sensaciones mezcladas. Atlético mostró rebeldía y poder de respuesta, pero también volvió a revelar fallas de arranque, imprecisiones y dudas tácticas. El 2-2 vale por el punto, pero sobre todo funciona como un espejo: refleja a un equipo que lucha con corazón, aunque todavía no logra encontrarse a sí mismo.







