Es un caso que movilizó a los habitantes de Concepción. Primero se investigó como un posible parricidio, pero terminó abriéndose un expediente por estafa al Estado. Un hombre enterró a su madre en el fondo de su casa durante ocho meses para poder seguir cobrando su jubilación.
El 8 de agosto de 2007, Gustavo Corbalán, de 31 años, después de tres horas de estar aprehendido por una contravención policial, confesó que había enterrado en el fondo de su casa del barrio Obrero a su madre adoptiva, Amanda Fernández de Corbalán, de 92 años, para continuar cobrando la pensión de $ 1.300 (menos de U$S100 en esa época) que ella percibía.
Una amiga de Fernández de Corbalán había denunciado que a la mujer no la veía desde hace varios meses. Dijo que le parecía llamativa la versión que le había dado su hijo de que había viajado a Buenos Aires a buscar un pariente. El fiscal Edgardo Sánchez ordenó a la Policía investigar el caso. Los pesquisas descubrieron que la mujer había dejado de comprar los medicamentos que desde hace años tenía recetados y que siempre compraba en la misma farmacia.
Después de la confesión, el representante del Ministerio Público, que actualmente se desempeña como juez de Impugnación, ordenó una búsqueda en el domicilio donde residían madre e hijo.
Decenas de uniformados, después de varias horas de excavación, encontraron el cuerpo de la anciana. Corbalán dijo que se había muerto de causas naturales. Las pericias e informes médicos confirmaron esa versión y el hombre fue procesado por haber cobrado la pensión de su madre.









