10 Agosto 2025
Matías Vieito/ LA GACETA.
Después de cinco años de espera, los visitantes regresaron a Tucumán y Rosario Central fue el primero en aprovechar la medida. Fueron 3.250 hinchas “canallas” los que agotaron las localidades asignadas para decir presente en el Monumental “José Fierro” y, por un momento, transformar el pasaje Atlético en un “Caribe Canalla”: sin playa, pero con la misma pasión que despliegan en el “Gigante” de Arroyito. No era para menos: el equipo de Ariel Holan, con Ángel Di María como figura estelar, promete y aspira a ser protagonista del Clausura. La recepción alternó entre momentos de fiesta y otros de tensión.
Los hinchas llegaron a la capital tucumana por distintos medios: colectivos de línea, autos particulares y micros completos. Estos últimos fueron el foco principal del operativo policial. Más de 200 efectivos controlaron los ómnibus que partieron desde la vera del Paraná y que, en algunos casos, fueron demorados en la localidad de Las Cejas. Recién a las 16 comenzaron a arribar a la calle Perú, puerta de ingreso al estadio.
Matías Vieito/ LA GACETA.
El acceso no fue rápido. Con entrada en mano, debían avanzar en fila de uno en uno y pasar por varias requisas. La medida, que buscaba garantizar la seguridad, alargó la espera y generó impaciencia en varios. En los alrededores, una pequeña escaramuza provocada por un hincha de San Martín -integrante de la barra, según la Policía- encendió la alerta. La rápida intervención evitó que pasara a mayores, aunque el clima de desconfianza se mantuvo.
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Entre los que vivieron la jornada, Nicolás Cricucci relató que organizó el viaje como una locura de último momento. “Tenía una entrada de más para mis sobrinos de Catamarca y se las traje. Vine en colectivo de línea; no esperaba tanto movimiento”, contó. Antes de llegar al Monumental, aprovechó para visitar la Casa Histórica y el dique El Cadillal.
Fanático a distancia, Cricucci “evangelizó” a sus familiares y los convirtió en hinchas de Central. Benjamín Sierralta, su sobrino, asegura que en Andalgalá son los únicos “canallas” del pueblo. “La mayoría es de Boca o River. Viajamos una o dos veces al año, pero para entrar al estadio hay que ser socio, así que a veces seguimos los partidos desde un bar”, explicó. Y agregó: “En nuestra localidad el fútbol mueve gente, pero no tenemos un equipo que nos represente. Lo más importante que vivimos fue la final entre Unión Aconquija y San Martín en 2016”.
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Otros dos que no quisieron perderse el regreso de los visitantes fueron Raúl Rafael y Ezequiel Córdoba. Ambos son cordobeses, pero hinchas de Central desde chicos. “Siempre hacemos un gran esfuerzo para seguir al equipo, ya sea por el torneo o por una copa internacional. Nuestra paradoja es que siempre tenemos que viajar, de local o visitante, y por eso manejamos un presupuesto para este tipo de locuras. Ahora que se habilitaron los visitantes, queremos aprovechar y seguir a Di María y al ‘profe’ Holan”, contó Raúl.
Ezequiel, por su parte, habló de la tensión previa: “Tuvimos que llegar mucho antes para entrar tranquilos. Sentimos que los policías buscan que reaccionemos, y hay un clima un poco hostil, pero tenemos que demostrar que somos Central”.
Gabriel y Laura, rosarinos, improvisaron el viaje horas antes del partido. “La Policía nos quiere apurar para entrar, pero venimos de un viaje larguísimo y necesitamos estirar las piernas”, protestó Laura, parada junto a Gabriel mientras compartían un vino. “¿Acaso no se puede?”, lanzó.
Matías Vieito/ LA GACETA.
Su presencia era imposible de pasar por alto: llevaba una peluca celeste que contrastaba con la marea auriazul. “La uso porque pinto a los chicos en el Gigante y, además, para que me identifiquen de lejos. Así no me pierdo entre la multitud”, explicó.
Poco antes del inicio, el pasaje Atlético ya estaba colmado. La marea de camisetas amarillas y azules, banderas, bombos y cánticos le dio a la tarde el clima de una verdadera fiesta visitante. Sin embargo, la tensión de los controles y las escaramuzas aisladas recordaron que la vuelta del público rival aún exige cuidados y coordinación.
Matías Vieito/ LA GACETA.
Dentro de la cancha, los hinchas “canallas” ganaron el duelo de hinchadas. Cantaron, gritaron y protagonizaron un duelo de hinchada constante dentro del Monumental.
La noche en Tucumán se preparaba para ser testigo de un hecho que no se veía desde hacía media década: un sector visitante lleno, cantando con la misma fuerza que en su casa y siguiendo a un Central que, más allá del resultado, volvía a ser acompañado en cualquier cancha del país.
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