La jugada de Jaldo: del pacto con Manzur a la candidatura en octubre

Con encuestas en la mano y estudiando el cambiante panorama nacional, el tranqueño fue trazando durante estos meses el camino hacia los comicios. Su propio camino hacia las urnas.

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El armado de un frente electoral hace meses. La distancia gradual con la Casa Rosada. La negociación con Juan Manzur y con el peronismo antimileísta. La alianza. Reuniones con dirigentes del territorio e “institucionales”. Recorridas por el interior. La centralidad de su figura en la gestión. Osvaldo Jaldo fue labrando el terreno con tiempo. Como hombre criado en el campo, avizoró temprano una necesidad futura y una jugada posible.

Con encuestas en la mano y estudiando el cambiante panorama nacional, el tranqueño fue trazando durante estos meses el camino hacia octubre. Su propio camino hacia las urnas.

Durante esta semana, el gobernador probablemente anunciará que será el primer candidato de la lista del “Tucumán Primero”.

Romperá el hermetismo con el que viene manejando el asunto y despejará la gran incógnita de propios y ajenos. Hasta ayer inclusive, varios de sus colaboradores de confianza sólo tenían sospechas del rol que el mandatario asumirá.

Si bien viene analizando desde hace tiempo postularse, no blanqueó la intención abiertamente ni a sus más cercanos. Aunque muchos en el oficialismo provincial ya lo intuían: “El uno” habla y se mueve no sólo como un jefe de campaña o el vicepresidente de un partido, lo hace como alguien que pondrá su propio pellejo en juego.

No todo está decidido y vendrán horas clave. Los otros dos nombres que se dibujan en la nómina son los de la segunda y del tercero: Gladys Medina y Javier Noguera. Para definir los tres restantes (la cuarta titular y los dos suplentes), sin embargo, le queda aún una semana, cuando se cumpla el plazo para la inscripción de candidatos a diputado nacional (el próximo domingo).

¿Por qué será candidato?

La idea de la candidatura no es novedosa en su currículum. El gobernador ya fue testimonial en gran parte de las elecciones intermedias en tiempos de sus dos antecesores (Manzur y José Alperovich). La lógica indicaría que si ya lo hizo para apuntalar gestiones de otros, ¿por qué no lo haría por la propia?

En soledad, venía analizando los pros y contras de manera muy remota, desde finales del año pasado. Quienes lo conocen, saben que él no improvisa, que le desvela anticiparse. También aseguran que, si está decidido, va a fondo. Sobre todo en una elección importante. Esta no sería la excepción.

Jaldo fue sembrando por si debía lanzarse a la contienda y lo hizo con bastante sigilo para ser él quien pronuncie el “tarán” final.

Los motivos que lo llevaron a la postulación son varios. Algunos tienen que ver con la coyuntura provincial y nacional y otros, netamente con su personalidad política.

-Necesidad: la falta de figuras “candidateables” derivó en que él sea la mejor posibilidad. En sus alrededores sostienen que no hay dirigente del oficialismo que mida más en las encuestas. Además, los otros dos referentes del espacio que podrían haber tenido proyección no quisieron postularse. Tanto el vicegobernador Miguel Acevedo como la intendenta capitalina Rossana Chahla manifestaron públicamente que no querían ser testimoniales.

-Escenario: los sondeos que circularon entre la dirigencia en los últimos meses daban cuenta de que La Libertad Avanza (LLA) plantaría pelea en Tucumán y en el Ejecutivo pretenden evitar que el distrito “se pinte de violeta”. Un dato relevante es que presumen que la campaña se centrará en la figura de Javier Milei ¿Qué otro referente podría “competir” contra el Presidente? En la Casa de Gobierno hay consenso en que Jaldo es una buena apuesta.

Las encuestas marcaron también que si el peronismo iba dividido, corría cierto riesgo de eventualmente empatar o perder (en número de bancas). Negoció con su némesis Manzur y pudo sellar el acuerdo. Después de tres encuentros con él y otros con Noguera, la alianza se alcanzó.

La pata institucional del pacto tiene que ver con la vuelta de Tafí Viejo al Pacto Social y con un “mejor trato” de la Provincia para con la administración taficeña. La política, con la inclusión del legislador en la nómina. También se habrían hecho otras “concesiones” que tienen que ver con la contención de la dirigencia del ex manzurismo.

Finalmente, tras idas y vueltas, la versión tucumana del frente Fuerza Patria no llegó a inscribirse y parte de los partidos que lo estaban por conformar se sumaron al jaldista “Tucumán Primero”.

Los sectores mayoritarios del peronismo, entonces, irán unidos. Hay algunas ramificaciones del kirchnerismo que optaron por permanecer al margen.

¿Por qué cedió tanto? Eso se preguntan, un poco molestos, en las bases del jaldismo. Más cerca del titular del Ejecutivo consideran que podría perder un diputado en su bloque, pero que el tiempo mostrará que en el balance general la ganancia será superior.

Con respecto a las testimoniales, el panorama en la provincia de Buenos Aires generó un clima propicio para reflotarlas. Gran parte de la dirigencia de distintos partidos empleará esa estrategia.

Por otro lado, de los estudios de opinión con los que cuenta el oficialismo se desprende que sus potenciales votantes no cuestionan la práctica.

Otro de los aspectos que beneficia al justicialismo es la dispersión de los sectores mayoritarios de la oposición. Al menos hasta aquí, hay varios sectores que se disputarán segmentos muy similares de votantes. Entre ellos están la LLA, Unidos por Tucumán (ex Juntos por el Cambio), CREO, Fuerza Republicana y Pueblo Unido.

Las últimas tres encuestas que tienen en los despachos del poder en 25 de Mayo y San Martín generaron entusiasmo en el PJ. Los números hablarían, según el oficialismo, de un repunte de Unidos por Tucumán. Los cálculos que hacen con esas previsiones -con el justicialismo unido- son que podrían alcanzar sin sobresaltos dos bancas (afirman que duplican a los segundos) y que los otros dos espacios podrían quedarse una cada uno.

-Proyección: no hay político en Tucumán que no esté mirando hacia las elecciones provinciales del 2027. Los comicios de octubre sentarán los cimientos de la próxima contienda, que es la “madre de las batallas” para todos. Si el gobernador logra una victoria contundente, su liderazgo quedaría consolidado y podría plantearse la posibilidad de una reelección si así lo quisiera. En el jaldismo mencionan que, además, demostraría que pudo prescindir tanto de Acevedo como de Chahla.

En cuanto al PJ nacional, al alejarse del dialogismo con LLA, podría quedar como un gobernador “ganador” que unificó al peronismo.

Por otro lado, le quedan dos años más por delante con Milei en la Rosada y no es lo mismo negociar con un mandatario que triunfó en sus tierras.

-Perfil político: el tranqueño demostró en estos años que no comulga con la tibieza y en esto coinciden hasta sus adversarios. Sobre todo desde que se lanzó a la interna contra Manzur por la sucesión, viene jugando fuerte. Cuando se acercó a la Nación, cuando rompió el bloque de diputados de Unión por la Patria, cuando tomó medidas de gobierno antipáticas, cuando se sentó con Manzur o cuando decide ser testimonial. En su acotado entorno aseguran que toma riesgos y paga el costo con igual facilidad.

Si tiene las previsiones de que puede llegar a ganar, si el escenario general lo beneficiaría, si debe defender su propia gestión de Gobierno, si puede llegar a catapultarse hacia 2027 y si fue labrando el terreno con tiempo ¿Por qué no pensaría Jaldo en ser candidato?

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