En el Trasmontaña, pedalear en familia se vuelve una experiencia que va más allá de lo deportivo. Padres e hijos se eligen como compañeros para transitar los senderos y también para compartir silencios, aprendizajes y emociones. Desde quienes buscan revancha hasta quienes recién empiezan, todos coinciden en algo: no hay estrategia que supere al valor de estar juntos.
Se van los temores
Adentrarse en una zona riesgosa junto a un hijo no parece una buena idea. Sin embargo, esa posibilidad la ofrece el Trasmontaña, y cada vez más familias la eligen. “Una vez que largamos, nos concentramos en la carrera y no hay lugar para miedos”, explicó Omar Balverde. En esta edición, su compañera será Andrea. “Hace todo con pasión y ama este deporte como yo”, dijo el biker de 58 años.
Eso le genera su hija, que no hace mucho probó el sabor de competir y le gustó. “Mi primera carrera fue el año pasado en el Desafío Las Nubes. Fui a correr con amigas, me fue muy bien y desde ahí me enfoqué mucho más en entrenar”, contó la corredora de 31 años.
Junto a su papá, que lleva casi dos décadas arriba de la bici, Andrea irá tranquila, pero con ambición. “Nuestro objetivo es disfrutar la carrera, dar lo mejor de cada uno y, si se puede, llegar al podio”, explicó. Si su padre consideró que está a la altura de una prueba tan exigente, es porque él mismo forjó ese espíritu. “Siempre admiré mucho las ganas que le ponía a todos sus entrenamientos. Por eso, desde chiquita, me propuse correr un Trasmontaña con él. Es una experiencia única y no cualquiera tiene la oportunidad de vivirla con su papá”, agradeció la contadora pública.
A diferencia de su profesión, que requiere planificación y esquemas, en el deporte se deja llevar. Y en especial en esta carrera, el camino junto a su padre la predispone de otro modo. “No tenemos una estrategia muy armada, pero la idea es disfrutar y dar lo mejor. Venimos entrenando hace mucho y creo que estamos bastante preparados”, cerró Andrea.
Los hijos marcan el camino
En el Trasmontaña, la lógica se altera. “Ella va adelante, marcando el camino, y yo confío en su elección”, confesó Federico Javier Paz. En la senda de la competencia, su hija Eugenia lo guía, un rol que durante años fue exclusivamente suyo. Eugenia, con 30 años, familia y trabajo, ya sabe guiarse en la vida. Y en la montaña, tiene la experiencia para hacerlo también. “Siempre que corremos o entrenamos, voy primera marcando el ritmo”, explicó.
Aunque los consejos no faltan. “Él me dicta cuándo apretar, soltar los frenos, comer, cuándo pasar. Obvio, en donde necesite, me empujará. Para eso se corre en pareja”, resumió Eugenia.
Federico, de 56 años, reconoce que a los 36, cuando empezó con el mountain bike, ya era grande. Pero fue el momento justo para descubrir un deporte que marcó su vida. “Siempre nos gustó con mi esposa hacer actividades al aire libre y desde muy chicos integramos a nuestros hijos. Luego, por casualidad, encontré la posibilidad de compartir con ellos su niñez y adolescencia a través del deporte. Se transformó en una filosofía de vida, donde la sana competencia forjó el compromiso y la dedicación en pos de un objetivo. Les servirá toda la vida para alcanzar logros profesionales, laborales y familiares”, afirmó.
No tiene del todo clara la cuenta. Titubea al decir si correrá su 14° Trasmontaña, pero está seguro de que será la segunda vez junto a “Euge”, que en 2025 volvió a subirse a la bici después de dos años. “Mi objetivo personal es esta carrera. Con terminar y llegar sanos, estaríamos felices”, deseó la corredora.
En la dupla hay también una cuenta pendiente. “Salimos 11°, por un puesto no hicimos podio. Estábamos bien entrenados, pero justo unos días antes me golpeé. Eso me condicionó toda la carrera. Corrí vendada, feliz de haberla terminado. Pensé que no iba a poder largar. Nuestro objetivo siempre es terminar y superarnos. Si logramos un podio, sería tremendo”, reconoció.
Algo difícil de conseguir
Para Cecilia Espeche el trasmontaña le brinda algo dificil de lograr en tiempos de rutinas familiares demandantes. El deporte, más allá del bienestar físico, le permite compartir con su hijo Francisco Rubén Suárez. “Esta categoría es muy linda porque, hoy por hoy, es difícil compartir con los hijos, y esto nos une. Nunca imaginé lo que se siente correr con un hijo. Es una experiencia única y muy emocionante. Cada vez que cruzamos la meta, nos abrazamos y es inevitable llorar”, afirmó.
En total, lleva 14 competencias en dupla. “Siempre corrí con alguien de mi familia: mis hermanas o mi esposo”, contó. Para Francisco será la undécima participación. “Lo corro con mi mamá porque hacemos un buen equipo. Nos entendemos bien y conocemos las fortalezas y debilidades del otro. Hablamos poco durante la carrera porque ya sabemos cómo va el otro”, explicó el estudiante de Biotecnología.
“Este Trasmontaña es distinto. El objetivo era ganar la categoría y lograr nuestra tercera victoria, pero hace un mes y medio tuve una caída que me lesionó el hombro. Pude volver a entrenar recién hace tres semanas. Así que ahora cambiamos la meta: vamos a dar lo mejor”, explicó el hijo de la odontóloga de 44 años que corre desde los 15.
La fortuna en la senda
Los Azubel también aprovechan la categoría Padre e Hija. A diferencia de otros deportes como fútbol, vóley o rugby, el mountain bike permite formar equipos familiares. Y esa oportunidad la tomaron Victoria y Sergio, que correrán su primer Trasmontaña juntos.
“Siempre lo digo: somos afortunados porque no todos tienen la oportunidad de compartir el deporte con papá”, destacó Victoria. “Soy runner, pero volví a la bici para correr el Trasmontaña con mi hija. Siempre vuelvo a la bici”, dijo Sergio, contador público de 54 años, a punto de cumplir un sueño.
“Es el segundo Trasmontaña para mí y el primero con mi hija. Siempre soñé con disfrutar el entrenamiento y la carrera con ella”, expresó.
Victoria tiene en claro la estrategia que aplicarán. “La idea es que yo tire en la subida y él me marque el camino en la bajada, porque soy bastante miedosa. Además de eso, queremos ir tranquilos, regulando para no quemarnos al principio. Lo más duro viene al final”, explicó.







