Habló el hermano del joven hallado junto a la casa de Cerati: “Tenía 16 años, ¿qué hizo?"

Después de 41 años de búsqueda, Javier Fernández, hermano del joven Diego hallado junto a la casa de Gustavo Cerati, pide justicia y respuestas para cerrar el dolor de una familia que nunca dejó de esperar.

Habló el hermano del joven hallado junto a la casa de Cerati: “Tenía 16 años, ¿qué hizo? Habló el hermano del joven hallado junto a la casa de Cerati: “Tenía 16 años, ¿qué hizo?"
08 Agosto 2025

A 41 años de la desaparición de Diego Fernández Lima, su familia finalmente obtuvo una respuesta que les trajo algo de alivio, pero también nuevas preguntas. El pasado 20 de mayo, obreros que trabajaban en una obra sobre la avenida Congreso al 3700, en el barrio porteño de Coghlan, hallaron restos humanos en una fosa ubicada junto a la casa donde vivió Gustavo Cerati. Tras meses de peritajes, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) confirmó, a través de una prueba de ADN, que se trataba de Diego, un adolescente de 16 años que había sido visto por última vez en julio de 1984.

Este miércoles, Javier Fernández, hermano menor de Diego, rompió el silencio en una entrevista televisiva y reconstruyó, con dolor y emoción, cómo se gestó el reconocimiento del cuerpo y qué significó para su familia poner fin a una espera de más de cuatro décadas.

La sospecha familiar y la certeza científica

“Primero fue Felipe, mi cuñado, y Pedro, que es su hijo y mi sobrino, quienes empezaron con esto. Después yo me puse al tanto de todo”, relató Javier en diálogo con América TV. “Sabía de la noticia, pero en ningún momento se me cruzó que podía ser el cuerpo de Diego. Cuando me contó Pedro, no lo podía creer. Desde ese día duermo poco, lloro mucho, me río”, confesó entre lágrimas.

Tenía apenas 10 años cuando su hermano mayor desapareció. “Se fue comiendo una mandarina. Dijo: ‘Me voy a la casa de tal, después al colegio’. Nunca volvió”, recordó con crudeza.

La casa donde se hallaron los restos de Diego está ubicada a tan solo cinco cuadras de Monroe y Naón, el último lugar donde fue visto con vida, según un testigo que lo conocía del club Excursionistas y lo llamó por su apodo, "Gaita". A solo 15 cuadras de la vivienda familiar, el lugar donde estuvo enterrado todo este tiempo fue, paradójicamente, siempre parte del vecindario.

41 años de búsqueda y silencio

En los primeros días tras la desaparición, sus padres iniciaron una búsqueda desesperada. La familia interrogó a amigos del colegio y del club, pero nunca obtuvieron respuestas claras. "Quizás sí se supo a qué casa iba, pero pasaron 41 años. Mi madre está fuerte, pero a veces no recuerda”, comentó Javier.

Durante décadas, se manejaron muchas hipótesis. “Como era una época recién salida de la dictadura, pensé que lo habían chupado. Que estaba en alguna lista, que era amigo de alguien. Pensé cualquier cosa”, expresó.

Su padre, cuenta, murió atropellado por una camioneta mientras seguía buscando a Diego. “Mi viejo hizo todo con mi vieja, con mi hermana, con mi primo. Con ayuda de los vecinos y amigos del barrio. Nos conocen todos. Estamos acá todavía”, dijo, en referencia a la comunidad que los acompañó todos estos años.

“Necesito justicia por mi hermano”

El hallazgo de los restos de Diego trajo algo de paz, pero también reactivó el reclamo de justicia. “Estamos mal, no entendemos nada. Necesitamos justicia. Saber por qué. A mi papá lo atropelló una camioneta, mala suerte. Pero esto fueron 41 años de nada”, sostuvo.

“Tenía 16 años, ¿qué hizo? No me entra en la cabeza. Necesito justicia por él, por mi papá que se murió buscándolo, por mi mamá, por mi hermana”, repitió, conmovido.

Javier también agradeció el trabajo de los medios y el poder de difusión de las redes sociales: “Gracias a ustedes, los periodistas, si no fuera por eso yo me muero, mi mamá se muere, y es sin encontrar a mi hermano”.

El rol clave del EAAF

El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) fue esencial en la identificación de los restos. El proceso comenzó con la recuperación arqueológica de los fragmentos óseos y los objetos hallados en la fosa, entre ellos un reloj Casio, un dije con inscripciones orientales, y restos de ropa.

Luego, se realizó un perfil biológico a partir de los huesos, se analizaron posibles lesiones y se tomaron muestras de ADN que fueron comparadas con las de la madre de Diego, de 87 años. El resultado fue concluyente.

Ahora, la causa está a cargo de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Nº61, que deberá determinar si se puede avanzar en la imputación del principal sospechoso, pese al paso del tiempo. La familia no baja los brazos: su objetivo ya no es encontrar a Diego, sino saber qué pasó y por qué.

“Necesitamos respuestas. No alcanza con saber que está muerto. Queremos justicia”, cerró Javier.

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