Son de Delfín Gallo y construyeron una máquina que alerta sobre la polución del aire

El proyecto desarrollado por dos alumnas obtuvo el segundo premio nacional de Industria Inspira y les aseguró una beca completa de la USP-T para seguir estudiando.

PREMIADAS. Las adolescentes Jazmín González y Mayra Chávez de la Escuela Técnica “Ing. Antonio M. Correa” de Delfín Gallo. / USP-T PREMIADAS. Las adolescentes Jazmín González y Mayra Chávez de la Escuela Técnica “Ing. Antonio M. Correa” de Delfín Gallo. / USP-T

En Delfín Gallo, un paisaje tucumano caracterizado por los cañaverales y sus humaredas, dos adolescentes transformaron la preocupación ambiental en una oportunidad para innovar. Jazmín González y Mayra Chávez, alumnas de la Escuela Técnica “Ing. Antonio M. Correa”, desarrollaron un dispositivo que mide la calidad del aire y envía alertas para cuidar la salud de los vecinos.

El proyecto bautizado Electroambiental no sólo llevó a estas estudiantes a ganar el segundo premio nacional del programa Industria Inspira, impulsado por la Unión Industrial Argentina, sino que también les abrió las puertas de los estudios superiores mediante una beca completa en la Universidad San Pablo‑T (USP-T).

Origen de un proyecto con propósito

En un aula de Delfín Gallo, una localidad atravesada por la actividad cañera, surgió la chispa de una idea. Guiadas por el profesor Víctor Zanotta, Jazmín y Mayra se propusieron participar del certamen Industria Inspira, que desafía a estudiantes de escuelas técnicas de todo el país a diseñar soluciones innovadoras para problemas reales.

Al principio dudaron. “Nunca habíamos hecho algo así y menos a nivel nacional. Estábamos perdidas, sin saber por dónde empezar”, recuerda Mayra. Sin embargo, la problemática se presentó sola: cada zafra, el humo de la quema de caña invade el aire, afecta la salud de la población y se vuelve parte inevitable de la vida en el pueblo. “Hablamos con vecinos, escuchamos sus historias y entendimos que no podíamos hacer un proyecto cualquiera. Tenía que servirles a ellos”, agrega Jazmín.

Así nació Electroambiental, un dispositivo armado con materiales reciclados de computadoras en desuso. Utiliza un sensor GP2Y1010 y una placa ESP32 para medir partículas contaminantes, y envía alertas por medio del wifi. En su pantalla LCD aparece un mensaje simple pero clave: “Alerta: aire contaminado. Usar barbijo y antiparras antes de salir”. Además, incorpora un sistema doméstico de purificación con ventilador cooler y un filtro fabricado por ellas mismas.

INNOVACIÓN. Electroambiental, el dispositivo creado por Jazmín y Mayra INNOVACIÓN. Electroambiental, el dispositivo creado por Jazmín y Mayra / GENTILEZA DE JAZMÍN GONZÁLEZ

Tecnología, comunidad y adolescencia consciente

Para las creadoras de este proyecto, el objetivo no era sólo innovar, sino hacer un producto accesible. “Queríamos que cualquier vecino pudiera tenerlo en su casa, por eso usamos materiales reciclables. Es económico y fácil de reproducir”, explica Mayra. Ese criterio de diseño convirtió su propuesta en algo replicable y alineado con el concepto de tecnología social.

Los desafíos técnicos no faltaron. Uno de los más complejos fue lograr que el ventilador del purificador se activara automáticamente. “Fue frustrante porque no salía como esperábamos, pero, con el apoyo del profesor, logramos resolverlo. Cada error nos enseñó algo nuevo”, cuentan. Esa perseverancia les permitió dar forma a un prototipo funcional, eficiente y con potencial de expansión.

También hubo un factor emocional que las impulsó. “Cuando contamos el proyecto en el barrio, la gente se emocionaba. Decían que podía ser una solución real para su salud, sobre todo para los más grandes, que son quienes más sufren el humo”, recuerda Mayra. Esa reacción confirmó que su iniciativa tenía un impacto que trascendía el aula.

INNOVACIÓN. El dispositivo mide la calidad del aire y envía alertas para proteger la salud de la comunidad de Delfín Gallo. INNOVACIÓN. El dispositivo mide la calidad del aire y envía alertas para proteger la salud de la comunidad de Delfín Gallo. / GENTILEZA DE JAZMÍN GONZÁLEZ

El rol docente fue decisivo. “El profe Zanotta estuvo a la par en todo momento. Nos aconsejaba qué materiales usar y nos daba confianza cuando dudábamos. Que él creyera en nosotras hizo toda la diferencia”, asegura Jazmín.

Un reconocimiento nacional y una puerta abierta al futuro

El esfuerzo dio frutos. En un acto encabezado por autoridades de la Unión Industrial de Tucumán y del Ministerio de Educación, Jazmín y Mayra recibieron el segundo premio nacional de Industria Inspira, un logro que destacó la creatividad y el compromiso ambiental de su escuela técnica.

Pero la sorpresa más grande llegó después: la UIT anunció una beca del 100 % para estudiar en la USP‑T. Para ellas, esa noticia representó mucho más que un beneficio académico: fue la confirmación de que su trabajo podía abrir caminos concretos hacia el futuro.

RECONOCIMIENTO. El equipo tucumano distinguido en el concurso Industria Inspira. / USP-T RECONOCIMIENTO. El equipo tucumano distinguido en el concurso Industria Inspira. / USP-T

“Nos dio más entusiasmo para este último año. Queremos dar lo mejor en cada materia para aprovechar esa oportunidad”, dice Jazmín, que sueña con seguir en el área tecnológica. Mayra aún define su rumbo, aunque no descarta profundizar su vínculo con proyectos ambientales.

Industria Inspira como puente entre escuela y producción

El programa Industria Inspira nació en 2021 impulsado por el sector joven de la Unión Industrial Argentina. Su meta es conectar el mundo productivo con las escuelas técnicas del país a partir de la promoción de proyectos que combinen innovación tecnológica, impacto social y compromiso ambiental.

Desde su lanzamiento, más de 450 iniciativas participaron del certamen. La edición 2024 destacó los proyectos más innovadores en la Conferencia Industrial de la UIA, donde los equipos finalistas accedieron a capacitaciones, dispositivos electrónicos y visitas a empresas industriales.

En Tucumán, casos como el de Jazmín y Mayra demuestran el potencial transformador de la educación técnica. Porque más allá del premio y la beca, las estudiantes sienten que el mayor aprendizaje fue personal. “Nos dimos cuenta de que nada es imposible si una se lo propone. Que los sueños se cumplen cuando hay esfuerzo y trabajo en equipo”, reflexiona Mayra.

Jazmín también comparte un mensaje dirigido a otras chicas interesadas en el mundo técnico: “muchos dicen que electromecánica es para varones, pero no es así. Podemos con todo. Hay que animarse y demostrarlo”.

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