Científicos argentinos desarrollan un test para detectar el maltrato infantil por la saliva

Un equipo de la UBA trabaja junto al Hospital Elizalde para crear un método que puede identificar si se sufre violencia a partir de cambios epigenéticos en el ADN.

INFANCIA AMENAZADA. Científicos argentinos quieren contribuir a la detección temprana del maltrato de niños. / ARCHIVO INFANCIA AMENAZADA. Científicos argentinos quieren contribuir a la detección temprana del maltrato de niños. / ARCHIVO
02 Agosto 2025

¿Se puede detectar el maltrato infantil a través de una muestra de saliva? Un grupo de investigadores argentinos cree que sí. En el Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), un equipo multidisciplinario lleva adelante una investigación que podría cambiar la forma en que se aborda la violencia infantil en el país.

El estudio dirigido por el doctor Eduardo Cánepa en el Laboratorio de Neuroepigenética y Adversidades Tempranas se enfoca en los biomarcadores epigenéticos, es decir, modificaciones químicas en el ADN que no alteran la secuencia genética, pero que influyen en cómo se expresan ciertos genes. Estos cambios pueden generarse a partir de experiencias traumáticas, como la negligencia o el abuso durante la infancia.

La propuesta científica se diferencia por su método: se trata de detectar alteraciones en la metilación del ADN mediante el análisis de saliva, incluso antes de que existan señales físicas o psicológicas visibles. Esto permitiría actuar de manera temprana, intervenir antes de que el daño avance y generar pruebas que también podrían ser útiles en procesos judiciales.

CIENTÍFICOS. Eduardo Cánepa y el equipo de investigadoras del Laboratorio de Neuroepigenética y adversidades tempranas y del Hospital Elizalde. CIENTÍFICOS. Eduardo Cánepa y el equipo de investigadoras del Laboratorio de Neuroepigenética y adversidades tempranas y del Hospital Elizalde. / UBA CIENCIA

Un trabajo conjunto entre ciencia y salud pública

El proyecto, que forma parte del sistema UBA-Conicet se realiza en colaboración con la Unidad de Violencia Familiar del Hospital Elizalde, institución clave para el acceso a las muestras y el seguimiento psicológico de los pacientes. El enfoque es integral: se estudia no sólo la detección del trauma, sino también la evolución del niño o niña durante el tratamiento.

“La idea es ver si a partir de una simple muestra de saliva se puede observar cómo el cuerpo responde a la violencia. Y si eso puede utilizarse como diagnóstico precoz, antes de que se manifieste de otra forma”, explicó Cánepa en una entrevista publicada por la propia UBA.

CIENTÍFICOS. El equipo analiza saliva infantil para detectar marcas epigenéticas de violencia y aportar evidencia científica temprana de abuso. CIENTÍFICOS. El equipo analiza saliva infantil para detectar marcas epigenéticas de violencia y aportar evidencia científica temprana de abuso. / UBA CIENCIA

Según detallaron, este estudio permitiría también evaluar el pronóstico de las víctimas: saber si un caso requiere atención más intensiva, cómo evoluciona con el tiempo y qué efectos biológicos persisten. Las modificaciones epigenéticas, a diferencia de las mutaciones genéticas, son reversibles. Por eso, el diagnóstico temprano puede hacer una diferencia sustancial.

Detectar el daño antes de que se vea

Uno de los objetivos centrales del equipo es lograr una herramienta confiable para identificar situaciones de maltrato infantil cuando todavía no existen pruebas visibles. En muchos casos, la violencia se oculta, se naturaliza o no deja marcas físicas. Pero las consecuencias existen y afectan directamente al desarrollo de los niños.

Diversos estudios internacionales ya demostraron que las experiencias adversas durante la infancia pueden dejar huellas epigenéticas que se asocian con mayor riesgo de depresión, ansiedad, estrés postraumático o incluso suicidio. Sin embargo, Cánepa advirtió que no es posible extrapolar datos de otros países a la realidad argentina porque las condiciones sociales, culturales y económicas modifican las respuestas biológicas.

Por eso contar con una base de datos local es clave. El estudio se desarrolla con niños y niñas de la Argentina, lo que permitirá tener información representativa del ámbito nacional y diseñar estrategias ajustadas a las necesidades del país.

El camino de una ciencia que no se rinde

El equipo ya recolectó las primeras muestras de saliva gracias al trabajo conjunto con el equipo de salud mental infantil del Hospital Elizalde y se espera que los primeros resultados consolidados estén disponibles a comienzos del año próximo. Pero el camino no es sencillo. Los estudios epigenéticos son costosos, requieren enviar las muestras al exterior y contar con tecnología especializada capaz de procesar millones de variables.

CIENTÍFICOS. El equipo analiza saliva infantil para detectar marcas epigenéticas de violencia y aportar evidencia científica temprana de abuso. CIENTÍFICOS. El equipo analiza saliva infantil para detectar marcas epigenéticas de violencia y aportar evidencia científica temprana de abuso. / UBA CIENCIA

A pesar de las dificultades, el grupo de investigadores sigue adelante con un propósito profundamente humano: crear una herramienta científica que ayude a mejorar la vida de quienes sufrieron violencia en su infancia. La ciencia argentina, una vez más, demuestra su capacidad para desarrollar conocimiento de frontera con impacto directo en los derechos humanos.

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