Más allá de haber ganado por puntos el combate ante Anays Gutiérrez en octubre de 2006, la victoria de Alejandra Oliveras quedó marcada por un curioso episodio. Esa fue la primera defensa de su título mundial supergallo de la WBC, el mismo que le había ganado a Jackie Nava en México en mayo de ese mismo año.
La pelea fue contra la colombiana, Oliveras la dominó gran parte del encuentro. Sin embargo, lo más memorable de este combate, y algo que ella misma recordó con humor y vergüenza en varias entrevistas, fue que tuvo que pelear contra las ganas de ir al baño. Según relató, se había olvidado de ir al baño antes de subir al ring, y durante la pelea, especialmente en el segundo round, sufrió un intenso deseo de evacuar. Esto la limitó considerablemente, ya que no podía lanzar sus golpes con la misma fuerza y decisión por miedo a que se le "escapara" algo. Ella misma bromeó diciendo: "si tiraba cuatro piñas seguidas, me cagaba".
A pesar de esa incómoda situación y de haber peleado con una mano quebrada (sufrió fracturas por los golpes a la cabeza de Gutiérrez), Oliveras logró controlar la pelea que quedó en la historia por ese curioso y humano detalle.
La boxeadora de 47 años tras haber sufrido un ACV isquémico el pasado 14 de julio, falleció en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital José María Cullen de Santa Fe. Su estado de salud era delicado, con pronóstico reservado, y había sido sometida a una traqueotomía percutánea. Si bien se había reportado que mostraba signos de respuesta motora y períodos de respiración espontánea, su cuadro se mantuvo muy grave.







