

Cada 29 de julio, el calendario litúrgico católico conmemora en su santoral a Santa Marta, una de las figuras más queridas del Nuevo Testamento, reconocida por su hospitalidad, su fe y su servicio. Hermana de María y Lázaro, Santa Marta vivió en Betania, un pequeño pueblo cerca de Jerusalén, donde recibió en su casa a Jesús en más de una ocasión.
El Evangelio de San Lucas la retrata como una mujer activa y preocupada por las tareas domésticas, mientras su hermana María escuchaba con atención las palabras de Cristo. En ese contraste, Jesús pronuncia una frase que marcaría la historia espiritual: “Marta, Marta, te preocupas por muchas cosas, pero solo una es necesaria”. Sin embargo, lejos de ser una reprensión, la figura de Marta se reivindica en el Evangelio de San Juan, cuando profesa su fe en Jesús como el Mesías, antes de que Él resucite a su hermano Lázaro.
Patrona del trabajo silencioso
Santa Marta fue proclamada patrona de las cocineras, las amas de casa, los hoteleros y los trabajadores del hogar. En muchas culturas, es vista como símbolo del esfuerzo cotidiano y del amor expresado en los detalles simples del servicio.
En distintos países de América Latina, incluida Argentina, su figura es celebrada en misas especiales, novenas y procesiones. En algunas regiones rurales, se le pide intercesión en momentos de necesidad económica o dificultades domésticas. También se la invoca como protectora en casos difíciles, ya que la tradición popular le atribuye una fe firme capaz de “mover montañas”.
Más santos del día
Junto a Santa Marta, el santoral del 29 de julio también recuerda a otros mártires y santos menos conocidos pero igualmente venerados por la Iglesia:
San Félix de Roma, presbítero del siglo III, conocido por su testimonio de fe durante las persecuciones del emperador Aureliano.
San Lupo de Troyes, obispo francés del siglo V, que protegió a su ciudad durante la invasión de Atila el Huno.
Beato Urbano II, papa entre 1088 y 1099, promotor de la Primera Cruzada y reformador de la Iglesia.
La memoria de estos santos resalta la riqueza de la tradición cristiana y su diversidad de carismas: desde el servicio doméstico hasta la defensa de los pueblos y la reforma eclesiástica.
Una devoción que perdura
Aunque los tiempos cambian, la figura de Santa Marta sigue vigente. En una época donde el trabajo doméstico muchas veces no es visibilizado ni remunerado justamente, su ejemplo se vuelve aún más necesario. No por casualidad, muchos movimientos feministas cristianos la han recuperado como un símbolo de autonomía, espiritualidad activa y dignidad laboral.
El 29 de julio es, entonces, una oportunidad para recordar que la santidad también se construye en lo cotidiano, en el cuidado del otro, y en la fe que, sin hacer ruido, sostiene los cimientos del hogar.








