“El mundo de las adicciones se puede englobar dentro del espectro de la salud mental”, planteó Lucas Haurigot Posse, titular de la Secretaría de Estado de Políticas Integrales sobre Adicciones. En diálogo con LG Play, advirtió que el 6% de la población mundial padece algún tipo de problemática de adicciones, según el último informe de la OMS. “Es un tema que creció. Se habla de adicciones y se piensa en el consumo de alcohol, porque es una de las sustancias más consumidas aunque se naturalice. También hay drogas psicoactivas como la marihuana o la cocaína”, explica. A esa lista, señala, deben sumarse lo que ahora se llama ‘adicciones sin sustancias’, como la ludopatía y la dependencia a dispositivos tecnológicos. “Hay chicos que pasan 18 horas del día jugando con consolas. El mundo digital ha posibilitado muchas cosas, pero también tiene riesgos que deben atenderse”.
Ludopatía y tecnología
El funcionario indica que los casos de ludopatía son los más comunes. “Cuando los chicos bajan una billetera electrónica a los 13 años es cuando empiezan a apostar. Los padres detectan faltantes de dinero, compras con tarjetas que no estaban previstas y un apego excesivo a la tecnología”. Desde agosto del año pasado funciona en Villa Luján un centro gratuito de atención a las adicciones. Allí registraron un 20% de incremento en las consultas por ludopatía y adicción a la tecnología. Haurigot remarca que el uso del celular impacta negativamente en la niñez, la adolescencia y la adultez. Propone limitar los horarios de uso, implementar controles parentales y establecer momentos libres de tecnología. “Se recomienda una desintoxicación del celular”, indica.
“La ansiedad significa poner la mirada en el futuro y no disfrutar el presente”, define. Señala que la inmediatez promovida por redes sociales redujo la capacidad de atención. “Las charlas con adolescentes no deben durar más de 20 minutos”, comenta. Según explica, la ansiedad y el apuro permanente agotan emocionalmente. “El cansancio psicológico hace que la cabeza no descanse. Eso desencadena angustias, somatizaciones o intentos de suicidio”.
Para identificar síntomas, Haurigot sugiere observar si ciertas conductas afectan áreas claves de la vida cotidiana. “Si tu pareja reclama atención por el uso del celular o si un niño empieza a tener problemas escolares por un videojuego, se trata de consumos problemáticos”.
Problemática transversal
El psicólogo aclara que las adicciones no son exclusivas de sectores vulnerables. “El alcoholismo es el mismo para quien toma un ‘pritiao’ que para quien toma un whisky caro”. También lamenta que pocos psiquiatras y psicólogos elijan especializarse en adicciones.
En la Secretaría se promueven abordajes familiares. “El 95% de las consultas iniciales son hechas por madres. Los varones tienen menos herramientas para actuar. Una vez que el joven llega, se realiza un tratamiento focalizado”, explica. Los tratamientos ambulatorios duran entre seis meses y un año.
La Secretaría inauguró un espacio específico para mujeres y diversidades. “Hay una diferencia cultural fuerte: el varón que consume es visto como alguien fiestero, mientras que a la mujer que consume se la estigmatiza como la peor madre o hija. Ese estigma es muy fuerte”, concluye.








