El mundo de la lucha libre y el espectáculo deportivo está de luto: este jueves se confirmó el fallecimiento de Hulk Hogan, a los 71 años, una de las figuras más icónicas en la historia de la WWE. Su nombre, sinónimo de carisma, fuerza y espectáculo, marcó un antes y un después en la historia del ring, convirtiéndose en una leyenda viva del entretenimiento deportivo.
La noticia conmocionó a millones de fanáticos en todo el mundo, que crecieron con sus míticos combates, sus frases memorables y su inconfundible imagen: el pañuelo, el bigote rubio y la musculatura descomunal.
En las últimas semanas, su estado de salud había sido motivo de especulación. A principios de junio, algunos medios reportaron que el exluchador se encontraba en estado crítico tras una cirugía de cuello, pero su esposa, Sky Hogan, salió rápidamente a desmentir que estuviera en coma, asegurando que se encontraba en proceso de recuperación y que “tenía un corazón fuerte”.
Finalmente, este 24 de julio se confirmó su deceso, aunque por el momento no se informaron detalles oficiales sobre la causa de su muerte.
El legado de una leyenda
Hulk Hogan, cuyo nombre real era Terry Gene Bollea, revolucionó la lucha libre en los años 80 y 90 con su estilo explosivo, su conexión con el público y su rivalidad con figuras como André the Giant, Randy Savage y The Undertaker. Fue cinco veces campeón de la WWF (actual WWE) y encabezó algunos de los eventos más importantes de la historia, como WrestleMania III, con su recordado combate frente a André.
Más allá del ring, Hogan se convirtió en una celebridad global. Participó en películas como Suburban Commando y Mr. Nanny, protagonizó su propio reality show (Hogan Knows Best) y fue una figura central en la expansión internacional de la WWE. Su influencia fue tal que llegó a ser considerado uno de los atletas más reconocidos del planeta.







