24 Julio 2025
"Duele en el alma": los adoquines de Barrio Sur dejarán de ser parte del paisaje urbano
Una transformación que pretende mejorar la transitabilidad está a punto de borrar un pedazo de historia de Barrio Sur. En el marco de una obra de pavimentación encarada por la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, los característicos adoquines de calle Entre Ríos -en el tramo comprendido entre avenida Roca y Lamadrid- están siendo retirados. Esto, obviamente, generó nostalgia, interrogantes y opiniones encontradas entre los vecinos y transeúntes de la zona.
Desde la Municipalidad capitalina explicaron que la intervención responde a "fallas importantes" detectadas en la zona. Según se detalló, las calles presentaban pérdidas, desniveles pronunciados y problemas de escurrimiento de agua que complicaban la circulación tanto vehicular como peatonal.
“Uno ya naturalizaba el desnivel hacia el este de la calle, pero era un riesgo. Lo que buscamos es nivelar, construir badenes y colocar hormigón para garantizar un tránsito más seguro y eficiente”, comunicó Luis Lobo Chaklian, secretario de Obras Públicas. Agregó, que la obra también contempla la colocación de semáforos y cordón cuneta, y se estima que el cambio de fisonomía tomará entre 30 y 40 días.
¿A dónde van los adoquines?
Una de las preguntas más frecuentes entre los vecinos -y también una de las más cargadas de ironía y tristeza- fue: “¿A dónde van los adoquines?”. Desde la Municipalidad respondieron que serán trasladados a un depósito de la Dirección de Obras Públicas, con la intención de reutilizarlos eventualmente. Sin embargo, esta respuesta no disipa del todo la preocupación ciudadana.
El ingeniero Hugo Núñez, vecino y conocedor de la historia del barrio, expresó su escepticismo: “Se han retirado toneladas y toneladas de adoquines a lo largo de los años, pero no se los ha vuelto a ver en plazas, paseos públicos ni veredas. Sería un crimen que se pierda ese patrimonio”.
El peso de la nostalgia
El adoquinado de Barrio Sur no es solo una cuestión estética o técnica. Es un símbolo. Son calles que, como dijo un vecino, “vieron a nuestros padres, vieron a nuestras familias”. Los adoquines eran una conquista en épocas donde pocas zonas urbanas estaban pavimentadas.
“No se puede tapar la luz del sol. Los adoquines son inseguros cuando llueve, pero duele en el alma que se vayan. Están ligados a la infancia, a la identidad barrial. Esta zona parecía sacada de un videoclip nostálgico”, dijeron los vecinos.
El retiro de adoquines ocurre en un contexto de transformación más amplia en Barrio Sur. Mientras sectores como los alrededores de las plazas Belgrano y San Martín experimentan un proceso de comercialización creciente, esta parte del barrio conserva todavía su carácter residencial. “Lo que preocupa es que en nombre del progreso se termine por borrar la identidad”, advierten desde algunos sectores culturales.
A pesar de los planes que existen -tanto legislativos como municipales- para revalorizar la identidad barrial y generar circuitos turísticos y culturales en zonas históricas como La Ciudadela o Barrio Norte, los vecinos temen que se avance más rápido con el cemento que con la memoria.
Lo que queda ahora es ver el resultado. El hormigón, sin duda, aportará funcionalidad, pero no podrá reemplazar la textura de los recuerdos. La transformación de Barrio Sur está en marcha y será inevitable que quienes pasen por allí sientan que falta algo.
Lo más popular
