FOTO: DIEGO ARAOZ - LA GACETA
Por esos giros del destino que sólo el deporte y los momentos decisivos pueden ofrecer, Miguel Mukdise encontró el espacio justo, en el momento indicado, y no se detuvo hasta llegar al try. Fue una jugada que selló la final del torneo Anual Tucumano y encaminó el título para Lawn Tennis, un equipo acostumbrado a competir, a sufrir y a definir partidos en el último aliento.
“Vi el hueco y me mandé. Levanté la cabeza y estaba ahí. Si no era ese momento, quizá la historia era otra”, recuerda ahora, con algo más de calma, reviviendo las jugadas en los videos que, durante los festejos no había podido revisar. “El árbitro nunca me dio la ventaja, entonces supe que tenía que ser yo el que se levantara. Fue pura intuición”, explica.
Esa jugada no fue parte de una estrategia ensayada, sino una reacción instintiva y una lectura precisa del juego. “Normalmente el ‘8’ se levanta para el otro lado, pero mis compañeros ya estaban empujando hacia la izquierda y lo vi claro. Era ese momento o nada”, comentó casi reviviendo la jugada para LA GACETA.
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Mukdise forma parte de una camada que lleva años consolidándose. “Venimos laburando juntos con el mismo entrenador hace al menos tres años. Es la quinta final consecutiva que jugamos y la cuarta que ganamos. Ya nos conocemos mucho y sabemos lo que se necesita para estar en estos partidos”. La experiencia acumulada ha sido clave para encarar cada instancia decisiva con naturalidad, aunque la ansiedad no desaparece. “Yo a los partidos los juego muchas veces antes en mi cabeza. Me pone mal los días previos. Pero el día del partido estoy 100% metido, sabiendo que si te distraés un segundo, lo perdés”, remarcó Mukdise.
Esa concentración, según él, se forjó en la adversidad. “En 2023 salimos octavos y la mayoría de los partidos los perdimos en la última jugada, por dos, tres, cinco puntos. Eso nos marcó. Nos enseñó a cerrar los partidos y a no relajarnos hasta el final”, admitió.
Uno de los sellos de identidad de Lawn Tennis es su intensidad física en los tramos finales. “Somos un equipo que en los últimos 20 minutos deja la vida. Te come la cabeza. Nos entrenamos para eso y todos lo tenemos clarísimo: ese es nuestro momento”, advirtió. Lo que parece un atributo físico es también una fortaleza mental. “A lo largo de los partidos, sabés que cuando llega ese minuto 60, si estás a tiro, podés ganarlo. Lo hablamos todo el tiempo en el grupo”.
La mentalidad del equipo, asegura Miguel, fue trabajada de manera consciente. Y no duda en señalar a una figura clave: Nicolás Sánchez, referente histórico del rugby argentino y ex jugador del club. “Nico nos ayudó muchísimo en la parte mental. Nos enseñó a enfocar, a preparar los partidos en la cabeza, a trabajar los detalles. Aunque ahora no esté en la cancha, sigue muy cerca nuestro. Obvio que nos gustaría que siga jugando, pero también entendemos que llegó el momento en que tenía que soltarnos un poco”, explicó.
Aunque Mukdise tuvo un rol decisivo en esta final, no se siente protagonista único. “Pude apoyar el try, sí, pero eso fue posible por todo lo que hizo el equipo para llegar a ese punto. A cualquiera le podía haber tocado”, valoró. A la hora de las dedicatorias, no lo duda: “Se lo dedico a mi viejo, que lo perdí hace tiempo”, se lamentó. El vínculo familiar, como en tantos jugadores de clubes históricos, forma parte del corazón del rugby amateur.
La transición entre los festejos y el próximo objetivo no da respiro. “Ayer todavía estábamos celebrando, y hoy (por ayer) ya tenemos que pensar en lo que viene. Nos ha pasado antes: salimos campeones en Córdoba y la semana siguiente jugamos otra final. El grupo está acostumbrado. Entrenamos, cambiamos el chip y vamos de nuevo”, contó.
Aunque Lawn Tennis quedó fuera del Torneo del Interior, la exigencia no se detiene. “El calendario no perdona, y queda mucho por jugar. Por eso hay que seguir con la cabeza firme. Este partido es para completar el fixture, pero vamos a dejar el 100 por ciento”.
Con apenas 21 años, Miguel ya tiene un recorrido envidiable. “Juego al rugby desde los 13. Nunca me imaginé que a esta edad iba a tener tantos títulos. Me acuerdo de cuando iba al club, miraba a los de Primera bajar por la escalera, con toda la tribuna llena, en semifinales, en finales… Con mis amigos decíamos ‘qué sueño’. Hoy nos pasa a nosotros. Y cada vez que pasa, se siente como la primera vez”, recordó emocionado.
Es parte de la generación 2003, una camada que subió justo cuando comenzaba un nuevo ciclo en el club. “Somos varios compañeros de ese año. Nos tocó entrar en este proceso de renovación, y por suerte lo hicimos en un gran momento del club”, remarcó el forward.
Cuando se le pregunta por el futuro, Mukdise elige la cautela. “Voy paso a paso. Siempre están las ganas, claro, de ir a Europa o al profesionalismo. Pero por ahora quiero seguir creciendo acá, aprovechar este proceso. Que el camino me lleve, ojalá llegue Tarucas... veremos”, desea.
Fuera de la cancha, colabora con la empresa familiar. “Por ahora estoy con eso. Y entrenando, claro, que es lo que más me gusta”, explica el protagonista de una historia que recién empieza. Un jugador que ya se ganó un lugar. Un try que quedará para siempre en la memoria de los “Benjamines”.







