

Existe una idea muy arraigada de que las amistades más duraderas se forjan exclusivamente en la infancia o la adolescencia, en espacios como el recreo o la secundaria. Sin embargo, muchas personas llegan a la adultez sin un grupo consolidado, sintiendo que sus vínculos se diluyeron o que nunca encontraron su lugar.
La adultez presenta desafíos adicionales para la formación de amistades, como la rutina, el trabajo y las responsabilidades familiares. A esto se suma una cuestión de actitud, ya que los adultos suelen sobrepensar y medirse constantemente con los demás, lo que dificulta mostrarse genuinos. A pesar de estos obstáculos, las experiencias demuestran que la edad no es un límite para construir nuevas y significativas redes de apoyo.
Cómo conectar y hacer nuevos amigos después de los 30
Mientras que los niños forjan amistades con mayor facilidad al actuar sin prejuicios, los adultos son más reacios a mostrar su vulnerabilidad, un aspecto fundamental para la conexión profunda. La psicóloga Dana Corbalán explica que esta resistencia a mostrarse tal cual son dificulta la construcción de la confianza, un pilar esencial en toda amistad auténtica.
Eugenia, por ejemplo, logró consolidar un grupo de amigas "real y transparente" a finales de sus 20, al sentir que podía empezar desde cero y abrirse en un nuevo ámbito. Compartir historias, dolencias y anécdotas con sus nuevas amistades creó un vínculo tan fuerte que, aunque no estuvieran desde el principio, es "como si siempre hubieran estado".
El caso de Carla, de 36 años, ilustra cómo una actividad nueva, como una escuelita de fútbol femenino, puede ser el catalizador para encontrar un grupo íntimo que se convirtió en su red y refugio tras una separación. Elena, ya jubilada, también desmiente el mito de que "no te podés hacer amigos de grande", al encontrar una gran amistad y diversión en un grupo de parejas que se reunía seguido.
El valor de la amistad durante toda la vida
La amistad es una pieza fundamental para el bienestar emocional y mental, ya que somos seres sociales que necesitan nexos de vinculación para sentirse parte de una comunidad. Tanto el psicólogo Miguel Espeche como Dana Corbalán coinciden en que las amistades forman una red de sostén crucial que contribuye significativamente a nuestra salud mental.
Es importante entender que los vínculos se transforman a lo largo de la vida, adaptándose a nuestros cambiantes deseos, intereses y perspectivas. Si bien la idea de "verdaderos amigos" puede ser una construcción mítica, las amistades profundas, ya sean para toda la vida o por una etapa, siempre nos marcan y vale la pena celebrarlas.








