El dilema de los pasivos remunerados: cómo impactan en las tasas y en el dólar

Según el economista Bernabé Salas, la transición de las LEFIs a Lecaps expuso fragilidades en la estrategia monetaria del gobierno y forzó una intervención del Banco Central que compromete la credibilidad del sistema.

22 Julio 2025

El Gobierno nacional dio un giro inesperado en su estrategia monetaria al desarmar los pasivos remunerados, cambio que agitó las aguas del mercado financiero y encendió alarmas sobre el rumbo económico. 

Ahora, ¿qué está en juego con este movimiento? ¿Por qué es importante para las tasas de interés, la inflación e incluso el dólar? El economista Bernabé Salas, miembro de la Fundación Federalismo y Libertad, detalló a LA GACETA el funcionamiento y los riesgos detrás de este esquema.

¿Qué son los pasivos remunerados?

“El instrumento clave que se desactivó la semana pasada fueron las LEFIs, títulos emitidos por el Tesoro pero instrumentados por el Banco Central”, explicó Salas. “Su función era absorber pesos excedentes del sistema bancario, ofreciéndoles a los bancos una rentabilidad a cambio de ceder esos pesos”.

Este mecanismo, implementado desde 2024, apuntaba a enfriar la economía y contener la inflación. Pero el giro vino cuando el Gobierno decidió desarmarlo y pasar a otro instrumento: las Lecaps (letras de capitalización), que operan bajo lógica de licitación y definen su tasa en el mercado.

El mercado no respondió como esperaban

El plan oficial era que, una vez pagadas las LEFIs, los bancos se volcaran a comprar Lecaps. Pero no sucedió. “Los bancos, con todos esos pesos disponibles, en lugar de ir a las Lecaps, presionaron sobre el tipo de cambio”, señaló el economista.

Este comportamiento encendió las alarmas: si los bancos optaban por el dólar en vez de financiar al Estado en pesos, podía generarse una nueva corrida cambiaria y mayor presión inflacionaria.

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Tasa exógena: una señal de debilidad

Ante este escenario, el Banco Central tomó una decisión crítica: ofreció una tasa de interés fija más alta, definida por la propia autoridad monetaria, para atraer a los inversores a las Lecaps.

“El problema es que eso rompe con la lógica de tasa endógena que el Gobierno venía promoviendo desde que dejó el tipo de cambio regulado. Si el Estado empieza a fijar las tasas para evitar una fuga al dólar, el mensaje al mercado es claro: no está dispuesto a dejar que los precios se acomoden solos”, analizó Salas.

“Si se hace una vez, puede ser tolerable. Pero si se repite, es una señal de fragilidad y de que el mercado desconfía del tipo de cambio actual”.

El dilema del carry trade y la rentabilidad en pesos

El trasfondo de esta tensión es la pulseada entre la rentabilidad en pesos y en dólares. “El Gobierno necesita que invertir en pesos sea más atractivo que pasarse al dólar. Esa es la base del carry trade, que el año pasado funcionó: vendías dólares caros, hacías tasa en pesos y recomprabas más dólares después. Pero ahora hay más dudas”, explicó.

El problema es que para sostener ese esquema, el Estado necesita pagar tasas altas en pesos, lo que a su vez incrementa el costo de su deuda y puede resultar insostenible en el mediano plazo.

¿Y la economía real?

Más allá de las variables financieras, Salas también advirtió sobre un fenómeno preocupante: la desconexión entre crecimiento y empleo.

“Aunque la actividad económica repuntó en el primer trimestre de 2025 respecto al mismo período del año anterior, el empleo formal cayó: hay 69.000 puestos registrados menos”, alertó.

Mientras tanto, crece el empleo informal y el cuentapropismo: “Lo vemos todos los días. Cada vez más gente ofrece productos o servicios desde su WhatsApp. Esa es la otra cara de la recuperación: una economía dual, donde algunos sectores crecen (minería, energía, finanzas), pero no generan puestos de trabajo masivos”.

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