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En un mundo saturado de imágenes digitales, donde cada día se generan más de 15 millones de imágenes mediante inteligencia artificial (IA) a nivel global, las pequeñas y medianas empresas (PyMEs) enfrentan un dilema crucial: ¿cómo aprovechar la tecnología sin perder la confianza del consumidor?
Lejos de una lógica de competencia entre IA y creatividad humana, expertos advierten que el verdadero desafío no es “IA versus humanos”, sino cómo trabajar “IA con humanos” para construir campañas visuales más eficaces, éticas y auténticas.
Según una investigación de la firma iStock, solo el 19% de los consumidores confía plenamente en los anuncios que ve. La principal causa de desconfianza es la percepción de que las imágenes están manipuladas o son generadas por IA. Este dato cobra relevancia en un contexto donde las marcas, presionadas por producir más contenido, más rápido y con menor costo, pueden sacrificar efectividad por eficiencia.
¿Confían o no en la IA?
El programa de investigación VisualGPS de iStock revela que seis de cada 10 personas creen no poder distinguir entre una imagen real y una generada por IA, pero en una prueba visual, el 70% sí logró identificar al menos una imagen artificial. Curiosamente, también hubo una alta tasa de confusión con imágenes reales, lo que demuestra cuán difusa se ha vuelto la frontera entre lo real y lo creado.
Esto pone de relieve que la confianza no depende solo de la tecnología utilizada, sino de la transparencia y la ética con que se emplea. De hecho, mientras el 49% de los encuestados afirma que no compraría a marcas que usen publicidad creada con IA, un 70% está dispuesto a aceptarla, siempre que se utilice de forma ética y se informe al público.
Además, el 90% de las personas desea saber si una imagen fue creada con IA, lo que demuestra una demanda clara de autenticidad.
¿Cuándo conviene usar imágenes generadas con IA?
Los expertos de iStock identificaron escenarios en los que el uso de imágenes con IA es percibido positivamente:
- Para ilustrar ideas abstractas o mundos imaginarios.
- En piezas visuales llamativas que no intentan imitar la realidad, como paisajes fantásticos o escenas surrealistas.
- En contenidos breves y dinámicos, como redes sociales o sitios web, donde el impacto visual prima sobre el realismo.
Por el contrario, la IA genera rechazo en campañas que requieren empatía, credibilidad y conexión humana, como:
- Publicidad protagonizada por personas en contextos realistas.
- Anuncios de servicios profesionales, testimonios o productos físicos que deben demostrar cómo lucen o funcionan en la vida real.
- Campañas que apelan a las emociones o buscan construir confianza inmediata.
- No se trata de reemplazar, sino de combinar
Para las PyMEs, la IA puede ser una gran aliada si se integra estratégicamente en sus campañas. “Ahorrar en imágenes puede salir caro si la campaña no logra conectar ni captar atención”, advierten desde iStock. Por eso, la clave no es elegir entre IA o fotografía real, sino combinarlas inteligentemente: usar IA para lo conceptual o ilustrativo, y reservar las imágenes reales para lo testimonial y humano.
En un entorno digital donde todo empieza a parecer igual, diferenciarse no se trata solo de ser más rápidos o baratos, sino de contar una historia visual efectiva, auténtica y coherente. Para las PyMEs latinoamericanas, esto representa una oportunidad: no se trata de competir con las grandes marcas en volumen de contenido, sino en calidad y credibilidad.







