
Locomotora Oliveras sufrió un ACV y está en estado crítico Ciudad Magazine

Mientras Alejandra "Locomotora" Oliveras sigue en estado crítico tras sufrir un ACV, se conocieron nuevos detalles de su conmovedora historia de vida. Alguna vez, la ex boxeadora de 47 años contó que fue mamá a los 15 años y que crio sola a sus dos hijos, Alejandro y Alexis. Además, en una entrevista con Urbana Play reveló que fue víctima de violencia y que sufrió una tremenda traición: su pareja la engañaba con su propia hermana.
En varias oportunidad, Locomotora contó que el boxeo fue su salvación y que se aferró a este deporte para salir adelante junto a sus dos hijos. Al principio no fue fácil: subsistió vendiendo empanadas y alfajores, haciendo trabajos de jardinería y oficiando como locutora en una radio. “Dormía en un colchón en el suelo y trabajaba en cinco gimnasios para darle de comer a mis hijos”, contó alguna vez.
¿Qué dolorosa traición personal impulsó a Locomotora Oliveras a ganar su primer título mundial?
En una reveladora entrevista con Urbana Play en 2022, la excampeona mundial de Peso Supergallo de la WBC compartió los detalles desgarradores que precedieron a su victoria en 2006. Diez días antes de viajar a México para la pelea que la consagraría, encontró a su esposo en la cama con su propia hermana.
Con el corazón destrozado, Oliveras confesó entre risas que se "vengó" con Jackie Nava en el ring por la traición. También reconoció que el boxeo se convirtió en su refugio, una forma de canalizar su dolor. "Para no llorar, entrenaba, porque sentía que no podía suspender el sueño de mi vida". Aunque la traición la hirió "hasta los huesos" y le llevó un año recuperarse, su amor por el deporte la impulsó a seguir adelante y nunca regresó con su ex pareja.
¿Qué oscuro pasado de violencia de género marcó a Alejandra Oliveras antes del boxeo?
Antes de convertirse en la reconocida boxeadora que es hoy, Alejandra Oliveras experimentó de primera mano la violencia de género, según compartió en una entrevista con Aires de Santa Fe. Desde los 14 años, cuando era una adolescente embarazada de su hijo Alejandro, padeció agresiones que continuaron incluso después del nacimiento del niño, hasta que logró separarse.
"Yo entiendo que si nacemos es para ser feliz y para disfrutar", afirmó Oliveras, contrastando su visión con la normalización de la violencia hacia las mujeres en aquella época, donde las denuncias solían ser ignoradas.
Aunque el amor la llevó a unirse a su pareja tan joven, la aparición de los golpes le hizo comprender que "eso no es el amor". Sin acceso a un gimnasio de boxeo, aprendió a defenderse por su cuenta, entrenando en secreto con ejercicios básicos y su propia sombra.
El día de su liberación llegó cuando, al ser atacada nuevamente, respondió: "Lo esperé, cerré el puño y le di con toda la fuerza que tenía". Tras verlo caer, tomó a su bebé y una bolsa, y se fue, sin volver jamás.








