Las plazas y calles de Tucumán fueron recientemente el escenario de un clamor colectivo: más de 300 organizaciones comunitarias y familias -víctimas y personas en recuperación de consumos problemáticos- unieron sus objetivos. La “Caminata por la Vida, la Comunidad y la Independencia” fue organizada por la Comisión Mixta, compuesta por diversas entidades de la provincia, con el acompañamiento del Ministerio Público Fiscal (MPF). Levantaron la voz en el marco del Día Internacional contra el Tráfico Ilícito y el Uso Indebido de Drogas.
En estas páginas se han publicado relatos de quienes padecieron el deterioro emocional, físico y social. Son testimonios estremecedores: adolescentes que se pierden en el laberinto de la calle, personas que olvidan quiénes eran, madres con el alma rota y cansadas de pedir ayuda.
Estas historias no son aisladas, sino el reflejo de una realidad cada vez más extendida. Una “epidemia” silenciosa que consume proyectos y amenaza con aplastar la esperanza.
Pero el mensaje es promisorio: es posible salir. Muchos compartieron testimonios de recuperación. La resiliencia también fue noticia en la manifestación. Quienes lo lograron son, muchas veces, quienes mejor entienden y difunden el camino hacia la reconstrucción.
En ese peregrinar, las familias y las personas afectadas encuentran puertas abiertas. La caminata visibilizó el trabajo diario, sacrificado y silencioso de fundaciones, cocinas comunitarias, hogares de Cristo, centros vecinales, clubes, la Iglesia católica y otros credos barriales. Es precisamente allí donde se plantan las semillas del cambio.
Los espacios de contención se multiplican, tejiendo redes donde el Estado muchas veces no llega o no alcanza. Los dispositivos públicos enfrentan una tarea compleja. Con escasos recursos, asisten a una gran cantidad de ciudadanos. Los Cepla y las distintas reparticiones de Salud y Desarrollo Social trabajan desde hace décadas en esta materia.
El padre José María Di Paola, conocido como el “Padre Pepe” y referente de los Hogares de Cristo, participó de la caminata y destacó el lema de “ayudar a los que ayudan”. “En tiempos de crueldad e individualismo, este acto es puro amor”, expresó.
Una novedad del acontecimiento fue la participación de representantes de los tres poderes del Estado. Edmundo Jiménez, ministro público fiscal, sostuvo que la droga es el problema más grave del país. “Hay una responsabilidad indelegable que tenemos desde el Gobierno”, remarcó el gobernador Osvaldo Jaldo, quien además destacó la lucha contra el tráfico. El vicegobernador Miguel Acevedo, por su parte, instó a “renovar el compromiso”.
En un contexto en el que el 6% de la población adulta mundial consume drogas, según el Informe Mundial sobre Drogas 2025 de la ONU, es clave el involucramiento tanto civil como político. Es necesario que más puertas se abran, que los presupuestos se ajusten y que el acompañamiento no dependa solo del esfuerzo individual. La lucha contra los consumos problemáticos exige una respuesta integral, sostenida y comprometida. La caminata fue un recordatorio contundente: donde hay voluntad colectiva, hay posibilidad de transformación.







